“Son uno de los mayores misterios de nuestro planeta. En todo el mundo se han observado objetos en nuestros cielos que no pueden identificarse como globos, aviones o fenómenos naturales conocidos…”. Ayer, con toda la pompa y fanfarria que fue posible, la NASA hizo público el informe independiente que había encargado sobre los fenómenos anómalos no identificados (UAPs), lo que antes solíamos denominar OVNIS. Las conclusiones fueron algo decepcionantes: no hay conclusiones.
Nada que concluir. «A pesar de la cantidad de testimonios e imágenes, la ausencia de observaciones consistentes, detalladas y contrastadas implica que actualmente no tenemos los datos necesarios para llegar a ningún tipo de conclusión científica» sobre este tipo de fenómenos, dice el informe.
Lo interesante, no obstante, es que hace algo más: la comisión independiente la pelota en el tejado de la agencia.
¿En el de la NASA? Pues sí, porque en el fondo lo que viene a decir el informe es que, teniendo en cuenta la enorme cantidad de dispositivos que revisan constantemente la superficie de la Tierra y el espacio cercano, no tenemos mejores datos porque no queremos. Y si la agencia quiere resolver de una vez por todas el tema UAP, tiene que tomárselo en serio.
Y eso, según nos dijeron ayer, es lo que piensan hacer. Para empezar, la NASA anunció que iba a nombrar a un nuevo director de investigación de UAPs. La idea es tener a alguien que desarrolle, implemente y supervise ese acercamiento de la NASA al estudio de estos fenómenos.
El plan aún es algo difuso, pero los principales obstáculos están claros: otras agencias del Gobierno. El nuevo director tendrá que poner especial énfasis en la cooperación intragubernamental (especialmente, con el Pentágono). Y lo cierto es parecen buenos tiempos para ello: la reciente All-domain Anomaly Resolution Office (AARO) es un departamento de defensa encargado de aportar luz a todo esto.
También están claras las herramientas. Al fin y al cabo, en la «era de oro» de los algoritmos de inteligencia artificial y aprendizaje automático, la comisión cree que merece la pena usarlas de manera intensiva para ordenar y dar sentido a los millones de datos satelitales, de sensores y de imágenes que hay mirando el mundo.
Es lógico y es razonable. Mientras reconoce que los UAPs son «uno de los mayores misterios de nuestro planeta» también señala que las cosas «raras» solo aparecen frente a instrumentos mal calibrados, diseñados para otra cosa o sin nadie que revise, «cure» y conserve adecuadamente los datos que generan. Es hora de empezar a mirar con atención. Aunque, para ello, como reconoce la propia NASA, hay un problema mayor.
¿Podemos tomarnos en serio el fenómeno OVNI? Y no hablo de «tomarnos en serio» los UAPs a nivel técnico, hablo de algo más básico: hablo de la sociedad. Durante la rueda de prensa, el Administrador de la NASA y otros ponentes hicieron mucho hincapié en que quería retirar el estigma de todos estos fenómenos.
Ante una pregunta directa, dijeron que esa rueda de prensa era una invitación directa a pilotos y otros «avistadores» para que no se avergonzaran y dijeran lo que han visto y oído. «Si queremos desenmarañar los UAPs, necesitamos toda la información posible», explicaron.
Es decir, que la NASA tiene claro que el principal problema al que se van a enfrentar es que una sociedad en la que OVNI se ha convertido en un concepto ridículo y ‘freak’; en un terreno lleno de manipulaciones, mentiras y pseudociencia. ¿Cómo va a pedir dinero para estudiar «muñecos de papel» que se hacen pasar por pruebas de vida inteligente?
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OK, digamos que EEUU no tiene OVNI escondidos… pero sin duda tiene escondida tecnología que parece…