Crónica del Real Sociedad-Sevilla 2-1

2-1: Hombre triste, equipo deprimente

La periodista Rebeca Argudo, referente de la guerra cultural contra el pensamiento woke y la cancelación, acaba de publicar una novela titulada “Todos los hombres tristes llevan abrigo largo”. Pues con un chaquetón de tres cuartos, como para asistir a su propio funeral, se presentó en San Sebastián Diego Alonso, uno de esos señores transparentes e insípidos que, más que rechazo, generan melancolía y un apabullante aburrimiento. Cuatro puntos sobre quince en liza lleva sumados el montevideano tras perder contra la Real Sociedad un partido en que dos de sus capitanes fueron expulsados en claro síntoma de desquiciamiento colectivo. Bajo la implacable ley de los resultados usada para fulminar a Mendilibar, la próxima decisión vendría cantada. Pero pocas cosas unen más en el fútbol que un bife de chorizo con chimichurri. Ya saben: profesionales-que-no-dejan-nada-al-azar.

Dodi Lukebakio deslumbró en sus primeras apariciones, que coincidieron con los únicos triunfos del Sevilla en la Liga. Desde entonces, se ha convertido en una sombra o, peor, es uno de esos futbolistas irritantes que se empeñan en dilapidar su talento mediante la recurrente elección de la peor las opciones. Salpicado el guiso, encima, con unas gotitas de desidia. Al minuto, comprometió un balón en zona sensible con un taconazo fallido. Poco después, perdió una pelota al borde de área propia y cometió lo que en baloncesto se conoce como personal de la frustración. 1-0 abajo nada más empezar.

El tiro de Barrenetxea llevaba mala uva, sí, y Dmitrovic lo detuvo a duras penas con tal infortunio, que el rebote fue a su bota y de ahí a la red. La típica jugada de mala suerte que rara vez le ocurre a los porteros buenos, ésos que pegan puñetazos contundentes. Tampoco es frecuente encajar un gol desde treinta metros, como el que le marcaron al serbio poco después. El derechazo de Sadiq fue meritorio, sin duda, tanto como lenta la reacción del guardameta. ¿Imparable? Según para quién. Parecía imposible que uno fuera a escribir que el Sevilla añora a Orjan Nyland, el OVNI que se sacó de la manga Orta en pleno agosto. Pero sí que lo echa de menos.

Encajar dos goles, uno de ellos evitables, en el primer cuarto de partido no es impedimento seguro de triunfo excepto si se deja transcurrir el tiempo hasta el descanso sin asustar siquiera al rival. Tiró la primera parte Diego Alonso, que reaccionó en el intermedio con un movimiento interesante (el saltarín Óliver por el marmolillo Soumaré para que su centro del campo dejase de parecer un futbolín) y el equipo lo agradeció enseguida. Marcó En-Nesyri de rebote porque esas cosas pasan cuando se llega al área rival y no marcó el empate poco después por un pelo, ya que su zambombazo astilló la cruceta.

Se anunciaba un final interesante con la Cuqui-Real invocando a sus viejos fantasmas. Sin embargo, el Sevilla atraviesa uno de esos periodos en los que se cumple inexorablemente el primer mandamiento de Murphy: “Si ves la luz al final del túnel, es que viene un tren de frente”. Sergio Ramos, recién ascendido a capitán y el hombre sobre el que reposan las esperanzas de recuperación, generó una cadena de catástrofes (tarjeta estúpida, pérdida más tonta aún que casi propicia el 3-1 y entrada de karateka) que terminaron con su expulsión y, de propina, con la de Jesús Navas… que quiso celebrar el vigésimo aniversario de su debut con la primera protesta de su vida. Nueve contra once, el largo descuento careció por completo de emoción.

Ficha técnica:

Real Sociedad (2): Remiro, Traoré (Elustondo, minuto 84), Zubeldia, Le Normand, Ahien, Zubimendi, Mikel Merino (Turrientes, minuto 74), Brais Méndez, Barrenetxea (Arsen Zakharyan, minuto 67), Sadiq (Oyarzabal, minuto 74) y Kubo (Cho, minuto 84).

Sevilla FC (1): Dmitrovic, Jesús Navas, Sergio Ramos, Badé (Nianzou, minuto 73), Pedrosa, Fernando (Gattoni, minuto 90), Soumaré (Óliver Torres, minuto 46), Rakitic, Ocampos (Rafa Mir, minuto 90), Lukebakio (Januzaj, minuto 73) y En-Nesyri.

Goles: 1-0, minuto 3: Dmitrovic en propia meta. 2-0, minuto 21: Sadiq. 2-1, minuto 69: En-Nesyri.

Árbitro: Ortiz Arias, madrileño. Roja directa para Sergio Ramos y Jesús Navas. Amarillas para Mikel Merino y Traoré.