17 de diciembre de 2024

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Así es el ‘sombrero’ contra el sol de un colegio de Alhama: arquitectura para unos recreos a la sombra

Así es el ‘sombrero’ contra el sol de un colegio de Alhama: arquitectura para unos recreos a la sombra

MURCIA. Cuando el sol aprieta en la Región de Murcia, que son bastantes días al año, los patios de los colegios se convierten en lugares poco propicios para el juego y para que los alumnos puedan desfogarse entre clase y clase. La arquitectura le ha dado una solución -práctica, sostenible y con un presupuesto limitado-

MURCIA. Cuando el sol aprieta en la Región de Murcia, que son bastantes días al año, los patios de los colegios se convierten en lugares poco propicios para el juego y para que los alumnos puedan desfogarse entre clase y clase. La arquitectura le ha dado una solución -práctica, sostenible y con un presupuesto limitado- a un colegio de Alhama de Murcia.

Todo empezó cuando el CEIP Ginés Díaz-San Cristóbal ganó unos presupuestos participativos impulsados por el propio Consistorio y la comunidad educativa animó a los padres para que se destinasen a la tan ansiada cubierta de una de las pista del patio, con el fin de crear un espacio donde hacer deporte protegidos del sol. Tras ganar el colegio la convocatoria, el Ayuntamiento puso en marcha la contratación de la redacción del proyecto que recayó en el estudio murciano HA_HA Arquitectura, donde fue abordado con una especial ilusión «porque nuestro compañero Jaime estudió allí».

Enseguida estos profesionales empezaron a barajar diferentes ideas para cubrir la pista del patio de recreo. «Comenzamos planteando cubiertas con diferentes inclinaciones para responder al edificio del aulario y evitar arrojar mucha sombra a las aulas, pudiendo estas seguir disfrutando de una iluminación natural. También queríamos impedir que los alumnos tuvieran la sensación que hubiese aterrizado un ovni sobre ellos en su amado patio».

Así, primero se pensó primero en una estructura de madera, tomando como referencia La Cubierta Espacio Pere Grau de arqbag, pero una construcción de ese tipo no se podía llevar a cabo con el presupuesto que se tenía. Continuaron pensando, aunque los números seguían sin cuadrar… «hasta que un día, nuestro compañero Pablo Carbonell, de Ecoproyecta -estudio con el que mantenemos una estrecha colaboración-, nos sugirió que pensáramos en una cubierta que fuera autoportante, que no fuera necesario el uso de tantas correas y por ende uso de tantos kilos de material, que en este caso sería el acero».

Chapa de acero curvada y nervada

En esta solución, se propone el uso de chapa de acero curvada nervada, es decir una cubierta metálica autoportante. A partir de aquí lo que faltaba por solucionar era el sistema estructural que sustentaría la cubierta: ¿estructura metálica u hormigón? «Analizando pros y contras de cada sistema, en cuanto a mantenimiento principalmente, la necesidad casi obligatoria de acolchar los pilares metálicas y precio, se optó por el hormigón prefabricado», señalan. Asimismo, se optó por la prefabricación para intentar reducir, en la manera de lo posible, la huella de carbono de la construcción.

Una vez que los arquitectos tuvieron claro el sistema estructural, esbozaron diferentes soluciones de cubierta y de módulos constructivos. La división en tres de la pista pequeña fue la consensuada porque nos permitía un juego de bóvedas interesantes, un intereje entre pilares razonable y una luz de bóveda, a un coste permisivo. La estructura portante del proyecto la conforman 8 pilares de 50x50cm, entre 7,00-7,20 metros de altura y 4 vigas de 2,5 metros de envergadura y 1,10 de alto. Estos pilares prefabricados se empotran en las zapatas por medio de un cáliz permitiéndonos obtener un encuentro entre zapata y pilar limpio.

La cubierta se inclina ligeramente hacia el aulario, concretamente un 1% de pendiente, para facilitar la recogida de agua pluvial en el extremo de la viga a través de un nido y una bajante de acero galvanizado a modo de elemento escultórico final de esta cubierta, explican.

La nueva pista polideportiva se diseñó aprovechando la existente como base firme para reducir la generación de residuos. La accesibilidad a la pista, que ya en su estado actual no estaba a nivel con el resto del patio, se resolvió con una amplia rampa que recoge las dos zapatas centrales y que mejora la conexión con la pista grande.

«Se consigue por tanto una solución de cubrición diferente, fuera de lo estándar, evitando esa figura de cubierta a dos aguas de chapa metálica que se asemeja a ‘una granja’, a través de dos elementos constructivos de uso común como es el hormigón y el acero, pero trabajados de forma diferente», apuntan los arquitectos, que creen que «la creación arquitectónica, la calidad de las construcciones, su inserción armoniosa en el entorno, el respeto de los paisajes naturales y urbanos, así como del patrimonio colectivo y privado, revisten un interés público».