Con tanta historia, investigaciones y la nueva tecnología, ¿por qué todavía no hemos tenido ningún encuentro real con extraterrestres? Es una pregunta que muchas personas se pueden hacer, y es que a estas alturas, nos gustaría saber mucho más de la vida fuera de la Tierra.
Por ello, Brian Cox, académico de Física de Partículas en la Universidad de Manchester y miembro de la Sociedad Científica, explicó cinco teorías, a partir de la paradoja de Enrico Fermi, uno de los más grandes físicos de la historia, que sentó muchas de las bases de esta ciencia en el siglo XX.
Conocemos que existen 400 mil millones de soles que cuentan con sus respectivos planetas, pero, ¿dónde están los alienígenas? ¿Por qué no los hemos visto? ¿Existen realmente? Estas son las teorías que plantean algunas posibles respuestas.
Una posible respuesta, en base a la paradoja de Fermi, es que el universo es un lugar violento y hostil, con explosiones de supernovas por todas partes. No obstante, aún así, no hubo un impacto igual al que acabó con los dinosaurios en la Tierra y que dio paso a que existiera vida humana.
“Tal vez sea el caso de que, si bien hay miles de millones de planetas que pueden tener agua en la superficie, océanos que albergan vida, puede ser que ninguno de estos planetas sea lo suficientemente estable en el tiempo para producir civilizaciones”, explicó Cox. Es decir, la teoría apunta a que la Tierra es un lugar único e irrepetible, al menos en la Vía Láctea.
Otra explicación, según el físico, es que las civilizaciones viven y mueren, pero nunca se superponen. Para explicarlo mejor, contó que una vez llegó a la casa de Frank Drake, una leyenda en el mundo de la física, y se dio cuenta que cultivaba orquídeas.
“Las orquídeas son raras y florecen durante uno o dos días, luego desaparecen nuevamente durante el año y vuelven a florecer el año siguiente. Él la usó como analogía y dijo: ‘Bueno, tal vez las civilizaciones sean así, como orquídeas raras que florecen y mueren, florecen y mueren’”.
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La tercera posibilidad, según el físico, es que sí existen civilizaciones inteligentes en nuestro sistema solar y que quizás hayan enviado “nanomáquinas a nuestro sistema. Podría haber sondas por todas partes, pero si son del tamaño de un iPhone, no tendríamos forma de detectarlas”.
“Entonces podría ser que la tecnología de una especie alienígena sea suficientemente avanzada y esté más allá de cualquier cosa que podamos comprender o detectar”, aseguró.
El físico también explicó que podría ser el caso de que la galaxia es extremadamente grande y que sí podría haber otra civilización al otro lado, pero que ningún transmisor de radio —ni siquiera el más potente— podría detectarla.
“Tal vez se pueda construir una nave espacial que pueda saltar a unos años luz de distancia hacia el sistema solar cercano, pero no se puede construir una nave que pueda atravesar toda una galaxia”.
Se le denomina ‘hipótesis del bosque oscuro’ o ‘hipótesis de la cuarentena’, y es que las posibles civilizaciones, pensando que son mucho más avanzadas que nosotros, también tienen más desarrollo moral.
Esto haría que tuvieran una buena razón para elegir permanecer ocultos y no llamar nuestra atención.
“Carl Sagan argumentó que una civilización suficientemente avanzada, una civilización que puede construir naves espaciales interestelares y comunicarse a través de distancias interestelares, tal vez sea lo suficientemente sabia como para haber superado esos instintos primitivos: el instinto de causar problemas, pelear guerras, colonizar, caminar sobre otros. civilizaciones”, aseguró el experto.
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