Una noche, cuando tenía 4 años, Jorge Enrique Bueno se quedó mirando la Luna y le preguntó a su mamá cómo eran los perros que vivían allá. Ella le dio una respuesta tan sencilla como para recordarla toda la vida y tan inconclusa como para que la duda no lo dejara en paz en los siguientes 40 años. “No sé. No se sabe si hay, pero si hay, son diferentes”, le dijo su mamá.
La sola posibilidad de que existieran seres vivos fuera de la Tierra lo siguió emocionando en su juventud, tanto así que escogió su carrera pensando en eso. “Cuando me preguntaron en la Universidad Nacional por qué quería estudiar biología, yo dije que quería buscar vida extraterrestre. De inmediato, todos soltaron la risa y los profesores también. Yo fui señalado como el raro por hablar de este tipo de temas”, recuerda.
Pero la curiosidad era como una tentación irresistible. En 2004 creó un grupo de estudiantes que se reunían a ver películas y a leer libros de ciencia ficción y de astrobiología, una rama de la ciencia que estudia el origen de la vida y la posibilidad de que esta esté en algún rincón del espacio exterior.
Poco a poco, ese grupo se consolidó como un espacio de divulgación científica. En 2007, Bueno le escribió un correo a la Nasa diciendo que estaba interesado por la astrobiología. No esperaba que le contestaran, pero tres meses después lo hicieron. Carl Pilcher, director del centro de astrobiología de la agencia espacial de Estados Unidos, lo invitó a Seattle a un curso en la Universidad de Washington. Bueno no sabía inglés, nunca había viajado en avión y no tenía ni pasaporte, pero sorteó los trámites y acabó viajando en 2009.
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Desde entonces, lo invitaron a participar en cursos y a exponer sus investigaciones. La relación se hizo tan estrecha que fundó el Instituto de Astrobiología Colombiano (IAC) y consiguió afiliarlo a la Nasa. Hoy ya no recibe apoyo de esa agencia gubernamental, pero su trabajo de divulgación e investigación científica sigue en marcha. De hecho, colabora estrechamente con universidades y colegios.
El año pasado, a los 43 años, se convirtió en doctor en investigación espacial y astrobiología de la Universidad de Alcalá de Henares, de España. Poco después asumió una nueva empresa: hacer que Michio Kaku, uno de los físicos teóricos más importantes del mundo, hiciera una nueva visita a Colombia. Aunque no obtuvo el apoyo estatal que esperaba, logró que Kaku programara una parada en el país: visitará Neiva y Bogotá entre el 12 y el 15 de octubre.
Bueno habló con EL TIEMPO sobre los últimos hallazgos de la astrobiología en el mundo, su trabajo en Colombia y, además, contó detalles de la visita de Kaku al país.
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¿Cómo fue su acercamiento con la Nasa?
Desde el 2007 yo me contacté con el programa de astrobiología de la Nasa. Fue por un correo electrónico. Tres meses después me contestaron pensando que yo era un profesor. Yo les respondí que no, que no era profesor. El director del programa de astrobiología, Carl Pilcher, me dijo: “Te invito, ¿quieres venir aquí a un seminario?”. Yo le dije que nunca había tomado un vuelo, que no tenía visa, que no tenía ni pasaporte. Él me dijo que no me preocupara por eso, que sacara el pasaporte y le pidiera una cita a la embajada de Estados Unidos.
¿Cómo fue conocer la Nasa?
Fue espectacular. Subirme a un avión fue como sentir que salía del planeta. Estaba en la universidad y no había tenido esa experiencia. No hablaba inglés, pero tenía la emoción de que la Nasa nos estaba invitando a un curso en la Universidad de Washington en Seattle con estudiantes de otras partes del mundo. Y, después de ese curso, que era de dos semanas, fuimos a Puerto Rico a un curso de bioastronomy a presentar un trabajo que habíamos hecho en el desierto de la Tatacoa sobre cianobacterias que producían oxígeno. Era una idea, más que una investigación.
¿Cuál fue la relación del Instituto de Astrobiología de Colombia (IAC) con la Nasa?
El IAC es una entidad independiente y empezó ese camino durante nueve años con la Nasa, del 2010 al 2019. Se termina cuando se crearon nuevas entidades. De hecho, (el expresidente) Donald Trump acabó todo eso y ahí se acaban las filiaciones. Pero para nosotros la Nasa fue en nueve años como las ruedas auxiliares de la bicicleta.
Jorge Enrique Bueno en el Observatorio Astronómico de la Universidad Sergio Arboleda.
Foto:
Fernando Ariza. EL TIEMPO
En la práctica, ¿qué tipo de apoyo les brindaban?
Nosotros éramos una entidad afiliada. Dinero no nos daban. Nos daban apoyo científico, uso de imagen institucional y éramos reconocidos por ellos como entidad afiliada, la única en el país que tuvo ese título.
¿Cómo es la vida de un astrobiólogo?
De esa rutina siempre hace parte ser escéptico. Es curioso, pero la astrobiología yo la resumo como el resultado científico de la imaginación. Siempre estás dudando, específicamente cuando te preguntas si hay vida en otros planetas. Sí queremos que haya, pero tenemos que fundamentarla en el método científico. Yo no puedo ya darle crédito a la imaginación infantil. Si hay un Superman, ¿dónde está Krypton? Si existe nuestra misma anatomía en otros planetas, ¿hubo un mismo proceso evolutivo para llegar al mismo punto? Hay un cuestionamiento y debe haber una evidencia.
¿Cuál es el avance más importante de la astrobiología hasta ahora?
Hay varios pilares. El primero es el del origen de la vida. Por eso fue por lo que yo busqué hacer un doctorado en astrobiología. En estos cinco años del doctorado me he dado cuenta de que esta rama de la ciencia ha empezado a aclarar y a socializar unos temas que son tabú, el origen de la vida y el origen del universo. ¿Por qué son tabú? Los mantenemos escondidos por una sencilla razón, porque dan miedo. Ofenden la fe.
¿En el colegio les contaban eso a los estudiantes? ¿Los profesores se atrevían? No lo hacían. La explicación a cómo se creó el universo era Dios. ¿Y la vida? Dios. Pero la ciencia no ataca a la fe. La astrobiología ha empezado a poner el tema del origen de la vida y a estructurarlo en un paso a paso. Habla de las primeras estructuras prebióticas y les ha dado un orden.
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Otro tema son los exoplanetas (los que están fuera del sistema solar). Si bien parten de la astronomía, ahora no nos basta con buscar planetas, sino que buscamos algunos que puedan albergar la vida como la conocemos. Y ya podemos pensar: oiga, ¿será que nos va a tocar irnos de la Tierra? Como en Interestelar, la película.
Hasta ahora no hemos logrado encontrar vida en otros planetas, aunque son muchos…
Nuestra tecnología está en la infancia. Pero aun así es lo más grande que tenemos. Contamos con telescopios que ya nos han permitido ver el origen del Big Bang. Podemos saber cómo funciona el átomo. Estamos analizando muchas cosas, pero todavía nos falta muchísimo más. No hemos salido del sistema solar. Lo máximo como humanos exploradores ha sido la Luna. No hemos ido a Marte. No podemos viajar a la velocidad de la luz, si es que se puede.
Sabemos que están ahí los planetas extrasolares. Van más de 5.000 y contando. Un 10 o 15 por ciento podría ser habitable y parecido a la Tierra. Pero si pudiéramos viajar a la velocidad de la luz, para llegar al más cercano tardaríamos como 20, 30 o 40 años. Es la paradoja de Fermi: si el universo es tan grande, ¿dónde están los otros? Puede ser que estemos solos, y ahí nuestra responsabilidad sería replicar la vida en otras partes del universo.
La vida en la Tierra depende del agua líquida, y al encontrarla en otros cuerpos celestes, aumenta la probabilidad de que haya vida en ellos también.
¿Qué impacto social cree que tendría hallar vida fuera de la Tierra?
Imaginemos que aparezca una nave nodriza en Bogotá o el Huila. Se confirma la vida extraterrestre y avanzada. Se van para el piso algunas religiones, los sistemas económicos. Nos vamos a sentir atacados en nuestro ego de ser los únicos. Como decía Stephen Hawking, nos va a dar miedo que nos traten como nosotros tratamos a las otras formas de vida en la Tierra. ¿Qué hacemos con los animales? Los matamos, los esclavizamos, nos los comemos. Ese sería el escenario más terrible.
Si encontramos vida microscópica, nos vamos a sentir más tranquilos. Pero nos sembraría la duda: si hay vida microscópica, ¿hay vida más compleja? Nosotros los astrobiólogos seríamos felices. Por lo menos yo espero, como dicen los abuelos, en lo que me queda poder saber que hay vida.
Si llegan a ser ciertos estos rumores de que sí capturaron extraterrestres y que sí era una nave no humana, sería genial. Y vendrían las preguntas: ¿de qué están hechos? ¿Cómo son su tecnología, su sociedad y su cultura? Sería muy bonito, pero nuestra sociedad está atascada en una falta de valores y ética. Es difícil que respetemos otras formas de vida y creo que lo primero que haríamos sería atacar, pero también nos haría madurar como especie.
¿Qué piensa de las hipótesis que dicen que la vida extraterrestre ha sido ocultada por los gobiernos?
Cuando éramos niños nos contaban historias de hadas y duendes y eso nos maravillaba. Siempre nos daba un punto de partida para imaginar. Cuando nos volvimos adultos nos hablan de brujas y extraterrestres. Somos una sociedad de dualidades. A veces es más fácil darle credibilidad a lo que no nos ofrece pensar, a lo que llega fácil o a lo que es oculto y misterioso.
Creo que la sociedad actual no es crítica, no es escéptica. Cuando te dicen que hay que tener cuidado porque hay un ovni capturado en el Área 51 es más fácil de creer, porque si yo digo que el origen de la vida en la Tierra es a través de procesos complejos, lo ven como aburrido. Es menos espectacular, no me vende y no me impacta.
Con esto no digo que no sean temas que no se deban abarcar. De hecho, la misma Nasa le empezó a prestar atención. Ahora dicen que han detectado en sus radares y aviones que hay algo. Pero eso no significa que les estén dando crédito a las conspiraciones. Están buscando, están exigiendo pruebas.
Pronto saldrá un informe de la Nasa sobre los ovnis. ¿Qué podemos esperar de él?
Todo, menos lo que se espera desde la especulación. No nos van a decir que encontraron a seres de 45 centímetros, cabezones, con ojos grandes y grises. Creo que todo se va a fundamentar dentro de ese mismo protocolo científico que caracteriza a la Nasa. Sí hay algunos objetos con unas velocidades y movimientos extraños. Seguimos investigando, pero no necesariamente provienen de algún planeta ni se trata de extraterrestres o entidades biológicas.
Si ellos dicen que sí, tendrán que dar el beneficio de la réplica. Es decir, tendrían que distribuir en distintos laboratorios de la Tierra muestras de esas entidades biológicas para ver a qué conclusión llegamos. Creo que será algo más frío y alejado de esa realidad fantasiosa. No puede ser concluyente ni definitivo nunca, porque la ciencia no tiene una verdad absoluta.
Además, ¿por qué tenemos que esperar a que sea la Nasa la que lo diga? ¿Acaso aquí en Colombia no tenemos observatorios? ¿No tenemos radioastrónomos? ¿No hay ya gente haciendo astrobiología?
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¿Usted cree en Dios?
Crecí bajo la creencia católica, pero desde niño algo no me cuadraba. Crecí pensando en que tener una religión y una fe era solo para pedir y no sentir o conectar. Fue la misma ciencia la que me aclaró ese concepto de dios o diosa. ¿Por qué tiene que ser siempre masculino? Decidí que en Dios no se cree. Se comprueba a Dios con cada acción. No necesito ir a una iglesia, pasar el diezmo ni pasar la tarjeta de crédito. Yo vivo y practico a Dios en mi oficio científico. Ayudo a un perro, a un gato, a una planta o a un ser humano. Cuando veo a través del microscopio me encuentro con un universo de microorganismos, lo mismo cuando se mira a través de un telescopio. El mismo Michio Kaku lo dice. Si Dios existe, es un matemático.
¿De dónde nace la idea de traer a Michio Kaku al país?
En el IAC siempre hemos planificado tener mentores. Hay que traer a los grandes para inspirar y motivar. Antes de la pandemia ya teníamos pensado traer a Michio Kaku. ¿Por qué él? Porque es una de las personas que utilizan la ciencia para hacer divulgación y tiene una visión de futuro fundamentada en la ciencia. No es un adivinador ni un especulador. Es un visionario con fundamento científico, además de que es uno de los autores de la teoría de cuerdas que trata explicar el origen del universo.
¿Por qué es tan importante su visita?
Fue con un objetivo, que la educación científica sea eje fundamental de nuestra sociedad. Si hay ciencia, hay cultura. Viene en un momento interesante, en el marco de un eclipse anular de sol, y creo que vivir ese fenómeno astronómico con él va a dar para mucho.
La visita de Michio Kaku a Colombia
Una de las últimas apuestas del astrobiólogo Jorge Enrique Bueno es la visita de Michio Kaku, que estará en Colombia entre el 12 y el 15 de octubre de este año. Kaku es uno de los físicos teóricos más reconocidos de su generación, ha publicado varios libros que se convirtieron en un éxito en ventas y es uno de los autores de la teoría de cuerdas, que trata de explicar el origen y el funcionamiento del universo.
El viernes 13 de octubre Kaku estará en Bogotá y dará una conferencia a las 4 p. m. en Corferias. El sábado 14 de octubre, irá al desierto de la Tatacoa para presenciar el eclipse anular de sol que habrá ese día y participará en distintos eventos entre las 9 a. m. y las 3 p. m.
SEBASTIÁN RAMÍREZ TORRES
Twitter; @Denocheunpajaro
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