6 de noviembre de 2024

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Entrevista a Alfonso Barbieri, con disco revulsivo recién publicado: “Creo en la horizontalidad universal”

Entrevista a Alfonso Barbieri, con disco revulsivo recién publicado: “Creo en la horizontalidad universal”

El nuevo disco de Alfonso Barbieri, titulado 17 de septiembre de 1985, trasciende largamente el formato “disco”. Es más, un statement, como dirían los angloparlantes, una declaración.Es que el exmiembro de Los Cocineros y artista plástico sin corsé despachó una obra de 33 composiciones de minuto y medio cada una, con excepción de dos más

El nuevo disco de Alfonso Barbieri, titulado 17 de septiembre de 1985, trasciende largamente el formato “disco”. Es más, un statement, como dirían los angloparlantes, una declaración.

Es que el exmiembro de Los Cocineros y artista plástico sin corsé despachó una obra de 33 composiciones de minuto y medio cada una, con excepción de dos más largas cantadas por Litto Nebbia y León Gieco.

“Hay canciones, piezas instrumentales, música experimental, poesía, material de archivo y ruidismo, todo junto generando un clima que nos traslada en el tiempo, sin direcciones preestablecidas por lo que conocemos; un adelante y un atrás”, especifica.

“Muy por lo contrario, trata de la elasticidad circular del mismo. Como dice una de las canciones centrales: ‘¿Por qué no recordamos el futuro?/ Porque el pasado pensado, no’”, redondea sobre esta arremetida en la que participan un seleccionado de artistas. “No a modo de featuring, como se estila ahora, sino como una suerte de actores y actrices de una película, de una obra de teatro, por su rol y compromiso con la obra”, aclara Barbieri.

Además de Gieco y Nebbia, en 17 de septiembre de 1985 ponen lo suyo Dolores Fonzi, Juli Laso, Sofía Bergallo, Lucas Martí, Nora Lezano, Pablo Grinjot, Pablo Malaurie, Mariano Lenger, Carlos Sada y Emilio Vaschetto.

“Son algunos de los protagonistas que forman parte de este 17 de septiembre de 1985, entre muchísimos instrumentistas de música clásica, barroca, jazz, vanguardia, contemporánea y rock”, señala.

Alfonso Barbieri y por qué su nuevo disco se llama 17 de septiembre de 1985

Ahora bien, ¿por qué ese título?

Por los recuerdos que tiene Barbieri de ese día, y por cómo éstos repercuten en este presente sociocultural y sociopolítico enrarecido: “El martes 17 de septiembre de 1985 a las 7 de la mañana, un objeto volador no identificado ubicado a 22.900 metros de altura (según el radar de Ezeiza) se posó sobre la ciudad de Buenos Aires durante 12 horas”.

“El avistamiento fue masivo –refuerza-. En la escuela nos sacaron al patio para verlo. No se veía bien. Era un día de sol casi sin nubes. Se notaba el brillo. Al volver de la escuela prendimos la televisión mientras comíamos arroz. Estaban haciendo reportajes en la calle. Mucha gente con larga vistas, telescopios”.

“Nadie podía determinar la forma de la extraña visita. ATC decía que sus monitores se apagaron cuando el objeto pasó por arriba del canal. A su vez Canal 9 mandó un avión con un camarógrafo. De ahí se obtiene una filmación inquietante del fenómeno y lo pasan en el noticiero Nuevediario. El observatorio astronómico de La Plata saca la mejor foto del Ovni. Era rarísima. Se decía que era un globo meteorológico australiano”, desarrolla.

Barbieri recuerda que al objeto se lo consideraba la “nave madre” y que se decía que salían otras naves de ella. “Con 9 años, el acontecimiento me resultó fascinante. Dos días después, el terremoto de México nos ponía tristes, y el 9 de diciembre mis viejos se emocionaban con la sentencia del juicio a las juntas militares. El 28 de enero de 1986, antes de irnos a vivir a Jujuy y un día después de cumplir 10 años, vimos en televisión como explotaba el transbordador espacial Challenger. En su tripulación había una maestra de escuela. Me acordé de nuestra maestra que nos sacó al patio para ver el OVNI del 17 de septiembre de 1985″, complementa.

Entonces, retazos de músicas diversas, construcción colectiva y “una reivindicación del ejercicio de la memoria”, en palabras de Alfonso.

17 de septiembre de 1985 recopila recuerdos de infancia en el barrio, del contexto político, de los medios de comunicación y de la circularidad del tiempo”, puntualiza.

“Estamos a punto de experimentar un retroceso social y político de una gravedad que lastima a niveles que lamentaremos por décadas si no activamos el recordar y no hacemos un profundo análisis del presente ante una amenaza furiosa de la ultraderecha violenta. No es joda”, insiste.

–¿Cómo se convence a un León Gieco o a un Litto Nebbia para que participen de una obra fuera de molde o atípica de acuerdo a los corsés industriales de hoy?

–Es una propuesta colectiva justamente por lo que decía antes. En esta situación tan preocupante tenemos que pensar todos. Con lo cual no tuve que convencer a nadie que haya participado en el disco, con solo hablar estas cosas ya se generaba un entusiasmo por estar. Tampoco es casual que Gieco cante conmigo un tema que se llama Mensaje de todos y que dice cosas como “Un sueño es canción, para mirar a tu alrededor…” Ni que con Litto Nebbia y Sofía Bergallo cantemos en Anzuelos “Nuevas olas hacen ruido en el mar y el mundo sigue muy abandonado La fuerte tormenta está por venir…” Los títulos de los 33 temas también son una guía para seguir la obra. Sacarse el corsé de la industria siempre está bien y evidentemente entusiasma cuando hay cosas por decir en el borde del abismo.

–¿Creés en la vida extraterrestre? ¿Fabio Zerpa tenía razón?

–Creo en la horizontalidad universal. El humanocentrismo es lamentable y falto de vuelo poético. Es como con los ídolos, los verticalismos o los “exitosos de hoy” de un día para el otro sin recorrido alguno. Esa estructura tan instalada en estos tiempos de velocidad creo que son una de las formas de pérdida de memoria en una parte de las nuevas generaciones (y no tan nuevas también) que terminan votando sin investigar el pasado. Sumado a la circularidad obsesiva de los humanos por tropezar con la misma piedra. En el disco aparece un audio sampleado de Fabio Zerpa hablando de las “Nave Madre”. No sé si Zerpa buscaba tener razón. Era alguien con capacidad de asombro, algo que pareciera haberse perdido también.

Alfonso Barbieri, con plato volador propio. (Gentileza Sofía Bergallo)
Alfonso Barbieri, con plato volador propio. (Gentileza Sofía Bergallo)

En esta obra se pronuncia la admiración de Alfonso por Charly García. Es como si el García saynomoresco, el revulsivo de los ‘90, sintiera añoranza de sus tiempos de Sui Generis y exigiera una reivindicación de la variante menos cancionera de este grupo. “García siempre está presente, es una influencia muy grande y aprendí mucho de ese libro maravilloso y complejo que es él y su obra”, dice al respecto.

“Soy un defensor de su etapa Say No More. Me parece un universo que los ‘especializados’ despreciaron por no abrir su mente, por lo general piensan en nichos estancos, se asustan ante lo distinto y se dan cuenta 30 años después que era genial o cuando el que hizo la obra se murió. Mirá lo que pasó con Palo (Pandolfo), (Rosario) Bléfari o Eduardo Mateo. Y a mí me encanta lo distinto y lo inclasificable. La Hija de la lágrima es comparable con el Réquiem de Mozart. Una maravilla de la cultura universal”, sentencia.

–¿Cómo se presenta en vivo un statement así?

–Estoy empezando a juntar gente para hacer una película. Esa va a ser la presentación. Obviamente no la voy a dirigir yo. Estamos con una lista de posibles directores, guionistas, actores, animadores y productores. Con mi amiga la filósofa cordobesa Natalia Lerussi vamos a escribir el primer grueso del texto. Espero que no gane Milei así podemos pedir subsidio al Incaa. Mejor dicho: Espero con toda mi alma que no gane Milei por el bien de todos.

–¿Por qué el disco tiene textos de Alfonsina Storni y de Jorge Luis Borges?

–Como en todos mis discos y mucho más en éste, cada invitado cumple un rol, hace algún personaje dentro del imaginario de la obra que planteo. La voz de Dolores (Fonsi) recitando el poema Un día… de Alfonsina Storni sobre esa orquesta de cuerdas dirigida por Enrico Barbizi, me remite a una situación de ensueño amoroso con una compañera de ese año 1985 en la escuela primaria, pero como si nos hubiésemos encontrado de adultos hoy, contándonos anécdotas y las arrugas. Nora (Lezano) recitando a Borges sobre ese piano tocado por Pablo Grynjot medio a lo Rachmaninov, cierra el disco con el sonido de alguien que genera imágenes bellísimas. Son dos momentos tan brillantes, como ese ovni que vi de niño.

En uno de esos segmentos de noticiero sampleados, una voz alude a “otro tiempo, otro mundo”, en el que, sin embargo, “hay una deuda externa que tenemos que pagar” como en éste.

En la fundamentación, a su turno, Barbieri plantea algo del carácter circular del tiempo, pero vale dudar que, al momento de la composición, haya imaginado el horripilante desconcierto de hoy. ¿Lo habrá viste venir?

“Cuando fueron las antorchas y guillotinas en el Congreso y después el atentado a Cristina me apareció la imagen de una invasión de ultraderecha mega violenta. Horror. Tuve pesadillas con ejércitos que se filmaban para mostrar en redes cómo mataban gente. Sueño cosas que después pasan. Es un ‘don’ que tengo desde niño que no sé si me agrada mucho”, contesta.

“Una cosa es hacerle notar con el voto un enojo a un gobierno que tuvo muchos baches para que despierten y accionen. Otra muy distinta es no saber ni del pasado, ni del presente, ni del futuro de tu vida, de tu país y de los que te rodean. El horror de la apatía y el sálvese quien pueda”, cierra.

Gira por Japón

En su carácter de artista plástico, Alfonso Barbieri realizará una gira por Japón. Lo hará para realizar muestras de kimonos junto a su pareja Sofía Bergallo. Las fechas son las siguientes: los días 27, 28 y 29 de octubre, exhibirán en Design Festa Gallery, mientras que los días 3, 4 y 5 de noviembre, en Okappachan House. Ambas salas son de Tokio.

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