Sobre la existencia de vida extraterrestre, en la actualidad, los científicos trabajan sobre tres teorías:
Teoría 1
Hay vida extraterrestre. Es más: los extraterrestres viven hace años entre nosotros. Se disimulan de distintas maneras:
En forma de animales.
En forma de aparatos (computadoras, robots, turboventiladores Liliana)
En forma de cordobeses, la mayoría simpatizantes de Belgrano de Córdoba o Luis Juez.
Teoría 2
Los extraterrestres existen, pero no se interesan en nosotros. No nos prestan atención. Básicamente son soberbios y se sienten superiores. Son como Porteños del Universo. Y nosotros somos como el Conurbano planetario. Algunos de ellos reconocen que somos humildes y nos esforzamos y nos tienen algo de simpatía: venimos a ser como «Uruguayos del espacio».
Teoría 3
Según Eduardo «Quique» Tomkinson, escribano, no hay que pensar en la no existencia de la vida extraterrestre. La que no existe es la terrestre.
–Todos los seres humanos somos extraterrestres. Lo que pasa es que negamos. Somos pocos lo que a través de la terapia aceptamos que somos alienígenas. El resto no ha tenido la suerte de dar con psicólogos que los ayuden a descubrir esta verdad que, obvio, no es fácil asumir.
–¿Pero acaso no nos reproducimos acá? Eso haría que ya seamos de acá –se le suele preguntar–.
–La verdad es que el extraterrestre viaja a través del espacio en forma de energía y aparece en la panza de lo que se denomina «madre», que viene a ser la terminal de ómnibus del extraterrestre. El sexo es como el «Flechabús» o el «Chevallier» del extraterrestre.
–Pero también hay sexo sin procreación –se le cuestiona–.
–Eso es como que el «Chevallier» llegó vacío. Nuestra negación incluye este entusiasmo por el sexo, que funciona como distractivo: el extraterrestre se entusiasma con otro extraterrestre. Y de la misma manera, tomando helado en Grido o mirando series en Netflix, se pone a tener sexo. Ahí es cuando otro extraterrestre aprovecha y viaja a la Tierra. De hecho, puede ser a través de extraterrestres que «sienten» que quieren tener un hijo o de extraterrestres que sienten que solo quieren tener sexo y no han tenido cuidado de que se les escape un «Chevallier», por decirlo de algún modo.
–¿Y a qué venimos a la Tierra?
–A cumplir un plan. Pero ese plan hay que cuidarlo de aquellos que lo pueden arruinar. Por eso los mejores planes son los planes secretos. Y la mejor manera de guardar un secreto es olvidarlo o no saberlo. Es como el sentido de la vida.
– ¿Y por qué ahora se empieza a hablar de la posibilidad de vida extraterrestre?
–Es para lograr la unidad entre los extraterrestres que estamos acá, amenazar con la idea de que hay otros. Ya José Hernández, ese gran extraterrestre argentino, escribió: «Los hermanos sean unidos, etc., etc., etc… porque si no los devoran los de afuera». Los de afuera serian otros extraterrestres, obvio. Y no hay nada que una más que un enemigo. Pasa con los cordobeses que se unen para odiar porteños, o pasa con los antiperonistas que se unen gracias a su odio al peronismo.
–Es decir que la idea de que se hable de extraterrestres es para unirnos.
–«No nos une el amor sino el espanto; será por eso que la quiero tanto», decía ese otro gran extraterrestre argentino, Jorge Luis «Alien» Borges. De eso se trata. Lo único que sabemos como extraterrestres de nuestro plan es que hay que seguir vivos. Aunque nunca tengamos claro para qué.
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