/ viernes 1 de septiembre de 2023
El periodista mexicano Jaime Maussan convenció a nuestros diputados de que, tal y como lo hicieron los gringos el pasado mes de julio en Washington, en el Congreso mexicano se lleve a cabo una audiencia pública para hablar del fenómeno OVNI. Llama la atención que entre los invitados especiales a dicha audiencia, que se celebrará el próximo 12 de septiembre, esté Ryan Graves, el teniente Piloto de la Marina de Estados Unidos en retiro, quien declaró en el Capitolio sobre sus experiencias con naves alienígenas. ¿Será que Maussan y los gringos nos quieren vender algo?
¿Por qué un ex piloto de la marina de Estados Unidos vendría a México para acompañar a Maussan en una audiencia con legisladores? La respuesta que surge de bote pronto es que Maussan busca que el mundo le crea de una vez por todas. Traer a Ryan Graves es como traer al testimonio viviente de la verdad. Alguien que de primera mano comprobó que eso que llamamos alienígenas y, que levanta tantos debates, es absolutamente real. ¿O quién se atrevería a poner en duda las palabras de un miliar que testificó en el Capitolio ante el Congreso estadounidense?
El hecho de llevar el tema ovni ante el Congreso mexicano no es cosa menor, ni tampoco pareciera una puntada para distraer la atención de temas más mundanos, como la violencia que impera en el país o los libros de texto con ideología rojilla. Es como si a Maussan y a los diputados les urgiera lograr entre los mexicanos un consenso respecto a los ovnis. ¿Por qué es tan importante que dejemos de dudar y nos declaremos convencidos? Hay muchas explicaciones, pero una que podría sonar a conspiración, es que los gringos necesitan aliados para quedarse, literalmente, con un pedazo de la luna. En efecto, países como China, Rusia e India se han convertido en potencias aeroespaciales y, al igual que los gringos, tienen la mirada puesta en la luna. Ahí está el gran negocio del futuro. La competencia es feroz.
El lado oscuro de la luna
Recientemente el módulo de aterrizaje Vikram de la nave Chandrayaan de la India alunizó con éxito en el polo sur de la luna. Por primera vez un artefacto humano accede a un punto tan remoto de la luna, y no es gringo ni ruso. Los japoneses trataron de llegar el pasado abril, pero la misión terminó por estrellarse durante el aterrizaje. Lo mismo les ocurrió a los rusos hace unas cuantas semanas. ¿Qué podría haber de interesante en el polo sur de la luna? Enormes masas de agua congelada, que permitirían crear asentamientos humanos y futuras bases habitadas, así como misiones a Marte y a otros planetas. Triste cosa si en esas misiones hay hombres tan crueles y ambiciosos, como los que hace más de cinco siglos saquearon a sangre y fuego el “Nuevo Mundo”.
Pero lograr que los mexicanos creamos en ovnis y conspiraciones lunares no pareciera algo tan sencillo. Y es que en un país eminentemente católico, el sólo hecho de aceptar la existencia de seres venidos del cielo con poderes sobrenaturales, no contradice del todo, pero sí que compite peligrosamente con la idea de un Dios único y omnipotente, como lo es el Dios cristiano. Así que tanto Maussan como los diputados tendrán que andarse con tiento. Ya veremos cuál es la postura de la Iglesia. Sin embargo cada vez queda más claro que el fenómeno ovni es algo muy serio, mucho más que las especulaciones y el morbo.
Tal vez es el inicio de un cambio muy profundo, el cual afectará a muchísima gente. Los “conspiranoicos” aseguran que los incendios que recientemente arrasaron gran parte de la isla de Maui en Hawái fueron causados por láseres espaciales o DEW (armas de energía dirigida) lanzados desde los cielos contra calles, casas y árboles. Acaso una maniobra del ejército gringo para echar a los pobladores de Maui y apropiarse de sus tierras a favor de los terratenientes ricos, que poseen grandes extensiones en la isla, entre ellos varios machuchones, como Oprah Winfrey y Jeff Bezos. Otros, en cambio, sostienen que los rayos que causaron la catástrofe fueron enviados por naves alienígenas. Hasta fotos hay, bastante chafas, eso sí, en las que se supone que un rayo de luz, venido del cielo, impacta la tierra provocando una explosión.
Un mundo nos vigila
Lo que el expiloto Ryan Graves, invitado de lujo de Maussan, dice haber visto en 2014, mientras entrenaba para hacer una incursión en el Golf Pérsico, pareciera sacado de alguna escena de aquella película de culto, llamada Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981). Según el teniente Graves, lo que lo dejó estupefacto fueron los cubos grises, dentro de esferas transparentes, que vio desde su avión flotando en el cielo. Los cubos no tenían motores ni superficies de propulsión, pero podían permanecer inmóviles en medio de vientos huracanados. Luego aceleraron hasta alcanzar velocidades supersónicas. Y se esfumaron.
Extraterrestres en el Congreso
Por primera vez en México nos planteamos hablar públicamente de algo que siempre ha sido una especie de tabú; uno de esos temas espinosos que hemos preferido caricaturizar antes que debatir. Hasta hoy, creer o no en los ovnis, ha sido un acto de fe. Unos creen y otros no, cada uno de acuerdo a su propia experiencia de vida y a la mucha o poca información que posee del tema. Sin embargo a estas alturas del partido las evidencias son irrefutables. Ya no podemos seguir tapando el sol con un dedo.
Siempre han estado aquí, mucho antes que los seres humanos, sólo que ahora, para verlos, basta mirar la pantalla de un teléfono. ¿Qué podemos esperar de la audiencia pública en la Cámara de Diputados? Que se abra un gran debate, que genere muchísimas preguntas que lleven a la gente a informarse. Tal vez se avecinan eventos que hasta ahora sólo habíamos visto en las películas. Hoy por hoy Maussan es el rock star, el dueño de la credibilidad, el que tiene el monopolio del discurso del fenómeno ovni en México y en muchos lugares de este planeta. Eso lo convierte en alguien influyente y poderoso. ¿Quién está listo para tanto poder?
El periodista mexicano Jaime Maussan convenció a nuestros diputados de que, tal y como lo hicieron los gringos el pasado mes de julio en Washington, en el Congreso mexicano se lleve a cabo una audiencia pública para hablar del fenómeno OVNI. Llama la atención que entre los invitados especiales a dicha audiencia, que se celebrará el próximo 12 de septiembre, esté Ryan Graves, el teniente Piloto de la Marina de Estados Unidos en retiro, quien declaró en el Capitolio sobre sus experiencias con naves alienígenas. ¿Será que Maussan y los gringos nos quieren vender algo?
¿Por qué un ex piloto de la marina de Estados Unidos vendría a México para acompañar a Maussan en una audiencia con legisladores? La respuesta que surge de bote pronto es que Maussan busca que el mundo le crea de una vez por todas. Traer a Ryan Graves es como traer al testimonio viviente de la verdad. Alguien que de primera mano comprobó que eso que llamamos alienígenas y, que levanta tantos debates, es absolutamente real. ¿O quién se atrevería a poner en duda las palabras de un miliar que testificó en el Capitolio ante el Congreso estadounidense?
El hecho de llevar el tema ovni ante el Congreso mexicano no es cosa menor, ni tampoco pareciera una puntada para distraer la atención de temas más mundanos, como la violencia que impera en el país o los libros de texto con ideología rojilla. Es como si a Maussan y a los diputados les urgiera lograr entre los mexicanos un consenso respecto a los ovnis. ¿Por qué es tan importante que dejemos de dudar y nos declaremos convencidos? Hay muchas explicaciones, pero una que podría sonar a conspiración, es que los gringos necesitan aliados para quedarse, literalmente, con un pedazo de la luna. En efecto, países como China, Rusia e India se han convertido en potencias aeroespaciales y, al igual que los gringos, tienen la mirada puesta en la luna. Ahí está el gran negocio del futuro. La competencia es feroz.
El lado oscuro de la luna
Recientemente el módulo de aterrizaje Vikram de la nave Chandrayaan de la India alunizó con éxito en el polo sur de la luna. Por primera vez un artefacto humano accede a un punto tan remoto de la luna, y no es gringo ni ruso. Los japoneses trataron de llegar el pasado abril, pero la misión terminó por estrellarse durante el aterrizaje. Lo mismo les ocurrió a los rusos hace unas cuantas semanas. ¿Qué podría haber de interesante en el polo sur de la luna? Enormes masas de agua congelada, que permitirían crear asentamientos humanos y futuras bases habitadas, así como misiones a Marte y a otros planetas. Triste cosa si en esas misiones hay hombres tan crueles y ambiciosos, como los que hace más de cinco siglos saquearon a sangre y fuego el “Nuevo Mundo”.
Pero lograr que los mexicanos creamos en ovnis y conspiraciones lunares no pareciera algo tan sencillo. Y es que en un país eminentemente católico, el sólo hecho de aceptar la existencia de seres venidos del cielo con poderes sobrenaturales, no contradice del todo, pero sí que compite peligrosamente con la idea de un Dios único y omnipotente, como lo es el Dios cristiano. Así que tanto Maussan como los diputados tendrán que andarse con tiento. Ya veremos cuál es la postura de la Iglesia. Sin embargo cada vez queda más claro que el fenómeno ovni es algo muy serio, mucho más que las especulaciones y el morbo.
Tal vez es el inicio de un cambio muy profundo, el cual afectará a muchísima gente. Los “conspiranoicos” aseguran que los incendios que recientemente arrasaron gran parte de la isla de Maui en Hawái fueron causados por láseres espaciales o DEW (armas de energía dirigida) lanzados desde los cielos contra calles, casas y árboles. Acaso una maniobra del ejército gringo para echar a los pobladores de Maui y apropiarse de sus tierras a favor de los terratenientes ricos, que poseen grandes extensiones en la isla, entre ellos varios machuchones, como Oprah Winfrey y Jeff Bezos. Otros, en cambio, sostienen que los rayos que causaron la catástrofe fueron enviados por naves alienígenas. Hasta fotos hay, bastante chafas, eso sí, en las que se supone que un rayo de luz, venido del cielo, impacta la tierra provocando una explosión.
Un mundo nos vigila
Lo que el expiloto Ryan Graves, invitado de lujo de Maussan, dice haber visto en 2014, mientras entrenaba para hacer una incursión en el Golf Pérsico, pareciera sacado de alguna escena de aquella película de culto, llamada Heavy Metal (Gerald Potterton, 1981). Según el teniente Graves, lo que lo dejó estupefacto fueron los cubos grises, dentro de esferas transparentes, que vio desde su avión flotando en el cielo. Los cubos no tenían motores ni superficies de propulsión, pero podían permanecer inmóviles en medio de vientos huracanados. Luego aceleraron hasta alcanzar velocidades supersónicas. Y se esfumaron.
Extraterrestres en el Congreso
Por primera vez en México nos planteamos hablar públicamente de algo que siempre ha sido una especie de tabú; uno de esos temas espinosos que hemos preferido caricaturizar antes que debatir. Hasta hoy, creer o no en los ovnis, ha sido un acto de fe. Unos creen y otros no, cada uno de acuerdo a su propia experiencia de vida y a la mucha o poca información que posee del tema. Sin embargo a estas alturas del partido las evidencias son irrefutables. Ya no podemos seguir tapando el sol con un dedo.
Siempre han estado aquí, mucho antes que los seres humanos, sólo que ahora, para verlos, basta mirar la pantalla de un teléfono. ¿Qué podemos esperar de la audiencia pública en la Cámara de Diputados? Que se abra un gran debate, que genere muchísimas preguntas que lleven a la gente a informarse. Tal vez se avecinan eventos que hasta ahora sólo habíamos visto en las películas. Hoy por hoy Maussan es el rock star, el dueño de la credibilidad, el que tiene el monopolio del discurso del fenómeno ovni en México y en muchos lugares de este planeta. Eso lo convierte en alguien influyente y poderoso. ¿Quién está listo para tanto poder?
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