20 de septiembre de 2024

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Abducción ovni: estos autos no corrían, “volaban”

Abducción ovni: estos autos no corrían, «volaban»

Por Carlos Parodi (*) carlosparodi64@cronica.com.ar Las primeras experiencias de encuentros cercanos con OVNIs en la inmensidad y desolación de las rutas argentinas comenzaron a aparecer de a poco en los titulares de los diarios a mediados de 1960. Pero entrada la década del 70, la casuística ya era seguida desde tiempo atrás por los inquietos

Por Carlos Parodi (*)
carlosparodi64@cronica.com.ar

Las primeras experiencias de encuentros cercanos con OVNIs en la inmensidad y desolación de las rutas argentinas comenzaron a aparecer de a poco en los titulares de los diarios a mediados de 1960.

Pero entrada la década del 70, la casuística ya era seguida desde tiempo atrás por los inquietos investigadores vernáculos y los dubitativos miembros de la Fuerza Aérea. Así, el fenómeno ovni comenzó a surgir.

Y en virtud de la proliferación de un suceso tras otro, el fenómeno comenzó a tomar dominio público cuando los testigos acudieron a los medios periodísticos para describir esos acontecimientos tan desconcertantes como aterradores.

El hecho más extraordinario le sucedió la noche del 23 de septiembre de 1978 a dos pilotos chilenos, durante el Rally Internacional que se corría por nuestros caminos.

En plena Ruta 3, tanto el piloto Carlos Acevedo (fallecido en 1987) como su navegante, Miguel Moya, relataron que mientras su CitroÙn GS recorría la desértica zona de Viedma en dirección a Pedro Luro, fueron literalmente levantados en el aire por una poderosa fuerza que los trasladó cerca de 70kms y a una velocidad incalculable.

Una aterradora experiencia espacio-temporal. Según los dichos de Acevedo, pudieron ver por el espejo retrovisor a una “ luz densa de tonos amarillos y violáceos “ que los perseguía. Primero pensaron que se trataba de otro competidor que venía “pegado”, pero el asunto tomó otro “carril” cuando el CitroÙn comenzó a elevarse en el aire a una altura de 2mts.

Descartada la idea de haber pasado un gran “lomo de burro”, Acevedo y Moya se aferraron a la estructura de protección interna del auto y vivieron con terror el suceso más asombroso de sus vidas. Moya recordó en su momento que aparte de los gritos de ambos, no escucharon ningún sonido más.

Calcularon que el “vuelo” había durado cerca de un minuto, cuando fueron depositados suavemente sobre una banquina. Ante tamaño desconcierto y muy aturdidos, vieron alejarse hacia el cielo a una luz en forma de cono. Luego pusieron primera y retomaron el camino hasta una estación de servicio en Pedro Luro a la que llegaron con lo justo de combustible.

Al parar en la YPF, ambos competidores miraron el cuentakilómetros y advirtieron que marcaba 50kms, cuando de Viedma a Pedro Luro eran 120à Relataron su experiencia a un trasnochado playero que, sin asombrarse, les contó que dos meses atrás algo parecido le habia sucedido a otro vehículoàFinalmente Acevedo y Moya, en estado de shock, fueron acompañados por un móvil policial hasta Bahía Blanca.

El caso tomó mucha relevancia por aquellos tiempos de “olas platillistas”. Moya recordó hace algunos años que a su llegada a Bahía les retuvieron el CitroÙn SG y que unos personajes extraños les pidieron sus vestimentas y demás elementos del auto.

Como suele suceder ante este tipo de casos, algunos los trataron de fabuladores, mientras otros, sin dudar les creyeron, dada la abundante casuística que se registraba desde tiempo atrás en Bahía Blanca y alrededores. Lo cierto es que el caso nunca tuvo una explicación que conformara a todos.

De acuerdo con la opinión que vertió aquel año Antonio Cangelosi, un astrólogo italiano pero residente bahiense, la experiencia de los chilenos, “se debió a la intervención de una nave espacial en práctica de ejercitación, que absorbió los elementos materiales del vehículo para su posterior estudio” .

En julio de 2010, el mismo astrólogo, a sus 84 años, reafirmó sus convicciones y le confió al diario “La Nueva” de Punta Alta que: “Los OVNIs son naves procedentes de otros puntos de la Galaxia, con el fin de seguir de cerca los acontecimientos terrestres”.

Fue a mediados de 1978 y a raíz del estreno en nuestro país de “Encuentros cercanos del Tercer Tipo”, la fabulosa producción de Steven Spielberg , cuando los “platos voladores” también hicieron su flamante “presentación” en distintos lugares de nuestro país.

Así, en el invierno del ´78, ´poco antes del hecho del rally, un episodio de naturaleza fantástica sucedió en la Ruta Panamericana dirección Sur con destino a Luján de Cuyo, Mendoza. Los Nuñez, padre e hijo, transitaban con su Chrysler modelo 1933, cuando en “contados segundos el auto comenzó a elevarse por el piso”, contaron, y además de pegarse el susto de sus vidas, los abordó a sus ocupantes una “sensación de paz y tranqulidad”,agregaron.

De acuerdo al relato de Fransisco Nuñez, uno de los testigos, desde las alturas y a plena luz del día, ambos se asomaron por las ventanillas y vieron una ciudad con grandes edificaciones, pero casi fantasmagórica, ya que no tenía señales de vida. Fue una experiencia alucinante según sus protagonistas y acaso la imagen onírica de un auténtico vuelo espacial de apenas 15 minutos de duración, según la opinión de otros.

SUCEDIÓ EN SANTA FE: TELETRANSPORTACIÓN DE UN CAMIONERO Y SU VEHÍCULO

Otro episodio de “teletransportación espacial” lo vivió en carne propia un hombre al que solamente se lo conoció como Juan M., un vecino del departamento de General López, en la provincia de Santa Fe. Cuando manejaba por un camino aledaño a la laguna “El Aljibe”, detuvo su marcha ante una gran bola de luz que estaba estacionada a menos de doscientos metros de donde él se encontraba.

El conductor, a pesar de no saber de qué se trataba, comenzó a hacerle juego de luces de su camión, y como respuesta recibió una gran estruendo acompañado por una increíble luminosidad que cubrió su enorme vehículo. Lo más increíble es que los instrumentos del camión comenzaron a girar de forma enloquecedora y finalmente ese pesado vehículo se elevó por los aires, alcanzando una velocidad imposible de calificar.

La experiencia duró pocos minutos, que a Juan M. le parecieron horas, una verdadera eternidad. Preso de un gran pavor y una lógica crisis nerviosa por lo vivido, ya una vez que su camión “descendió” al suelo tras ese inimaginado “vuelo”, y detenido sobre una franja de tierra, el conductor santafecino sufrió inmediatamente dolores de cabeza y al mismo tiempo, una fuerte opresión en su pecho, que ocasionaron que no bien se bajó del vehículo, un servicio médico de urgencias que lo atendió decidió que fuera trasladado de urgencia, hasta donde fue en una ambulancia hasta el sanatorio “María Teresa”.

Nada más se supo de este asustado testigo que narró con estupor su asombrosa experiencia ante los medios de prensa, en tanto el Misterio siguió rodando por los aires o los cielos … Porque nada más se supo de ese cas de teletransportación.

(*) Investigador paranormal