Extraños agujeros que aparecen en las nubes del cielo y causan asombro a todo el que lo ve pero, ¿qué son estos fenómenos que parecen ovnis pero no lo son? Ahora la NASA, gracias al espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) del satélite TERRA, se han capturado varias imágenes de un rastro de ‘nubes Cavum’ al norte de los Cayos de Florida (fue el 30 de enero de 2024).
¿Qué son las nubes Cavum?
Las nubes Cavum son aquellas con espacios de aspecto espectacular; nubes con agujeros, de ahí que se ganen el apodo de “nubes perforadas”. Desde el suelo, estas nubes parecen haber sido cuidadosamente recortadas. Estos fenómenos atmosféricos han despertado la imaginación y alimentado la especulación sobre sus orígenes, incluidas teorías sobre ovnis y actividad extraterrestre.
De hecho, no fue hasta un estudio exhaustivo realizado por científicos de la Corporación Universitaria para la Investigación Atmosférica (UCAR) y sus colegas, incluidos los del Centro de Investigación Langley de la NASA, cuando se proporcionó una explicación definitiva y científica sobre qué eran exactamente estos agujeros perforados en las nubes. El caso se resolvió en 2010 tras casi 70 años de especulaciones. Descubrieron que las extrañas formas se producen cuando los aviones vuelan a través de ‘nubes altocúmulos’: bancos irregulares de pequeñas nubes que se forman entre los 2.000 y los 6.100 metros sobre el nivel del suelo.
Ya sabemos que esta asociación con los ovnis (ahora FANI, fenómeno anómalo no identificado) es del todo exagerada, dada su explicación mucho más mundana y basada en la Tierra: los responsables de estas nubes son aviones volando a través de ellas. Este sorprendente espectáculo tiene una explicación realista arraigada en la ciencia atmosférica.
Las nubes están compuestas de pequeñas gotas de agua o cristales de hielo que se fusionan alrededor del polvo u otras partículas de la atmósfera. En condiciones específicas, las nubes pueden contener gotas de agua sobreenfriada con vapor de agua inusualmente puro: agua en estado líquido por debajo de su punto de congelación, que aún no se ha cristalizado en hielo debido a la ausencia de una partícula nucleante (INP). Cuando un avión asciende o desciende a través de dicha capa de nubes, puede introducir las partículas necesarias en forma de gases de escape, que contienen diminutos aerosoles y hollín. Así, a medida que las alas del avión o los movimientos de sus hélices cambian la presión alrededor de estas gotas, se produce un proceso llamado «expansión adiabática» en los vórtices de aire turbulento resultantes que rompen las delicadas condiciones que mantenían el vapor líquido, lo que provoca un enfriamiento rápido.
«Los cristales de hielo engendran más cristales de hielo a medida que las gotas de líquido continúan congelándose», escribió en un comunicado Adam Voiland del Observatorio de la Tierra de la NASA.
Todas estas perturbaciones pueden provocar que las gotas sobreenfriadas se congelen y formen cristales de hielo. Y, a medida que estos cristales crecen, comienzan a caer, creando un vacío o agujero en la nube. Y ahí tenemos nuestra nube perforada. Como curiosidad, los cristales de hielo continúan descendiendo como una «raya de caída», que se puede ver arrastrándose debajo del cavum.
«Los cristales de hielo que caen son a menudo visibles en el centro de los agujeros como tenues rastros de precipitación que nunca llegan al suelo», señaló Voiland de la NASA.
Este fenómeno es relativamente común en la atmósfera de la Tierra, particularmente dentro de las nubes altocúmulos, que cubren aproximadamente el 8% de la superficie de la Tierra en un momento dado y están compuestas principalmente de gotas sobreenfriadas a alrededor de -15°C.
La expansión ediabática que desencadena el hecho de que un avión atraviese este tipo de nubes, enfría aún más el agua 20°C adicionales o más, lo que obliga a estas gotas de agua pura a congelarse. A medida que las gotas se congelan, se combinan, aumentan de tamaño y finalmente caen del cielo, dejando un vacío en la capa de nubes. Así, las formaciones que vemos en esta imagen captada por el satélite Terra que proporciona una vista impresionante desde arriba, mostrando la belleza natural y la complejidad de estas formaciones de nubes, probablemente fueron causadas por aviones que despegaron y aterrizaron en el Aeropuerto Internacional de Miami, según la NASA.
Los investigadores han demostrado que una variedad de aviones pueden causar estas formaciones, incluidos aviones privados y turbohélices militares. El estudio encontró que la forma y el tamaño del cavum dependen del ángulo en el que los planos se cruzan con la capa de nubes: los ángulos agudos producen un cavum pequeño y circular, mientras que los ángulos poco profundos dan como resultado nubes más alargadas.
Con la cantidad de vuelos que llegan diariamente a aeropuertos como el de Miami, está claro que habrá muchas más oportunidades de captar estos fenómenos atmosféricos.
Referencias:
- Making Sense of Holes in the Clouds. NASA Earth Observatory image by Michala Garrison, using MODIS data from NASA EOSDIS LANCE and GIBS/Worldview. Story by Adam Voiland.
- Medina, R.M., Brewer, S.C. & Kirkpatrick, S.M. An environmental analysis of public UAP sightings and sky view potential. Sci Rep 13, 22213 (2023). https://doi.org/10.1038/s41598-023-49527-x
- Burrows, S.M. et al. (2022) Ice-Nucleating Particles That Impact Clouds and Climate: Observational and Modeling Research Needs. Reviews of Geophysics, (60)2, e2021RG000745.
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