El estudio del padre José Gabriel Funes SJ, se publicará en la revista de Astrobiología de la Universidad de Cambridge
El padre José Gabriel Funes, astrónomo argentino, jesuita y hasta 2015 director del Observatorio Vaticano, publicará los resultados de una investigación muy seria sobre la mejor forma de contactar con una civilización extraterrestre en la edición de octubre de 2020 de la revista de Astrobiología de la Universidad de Cambridge.
El padre Funes y los otros dos coautores del estudio, los investigadores cordobeses Marcelo Lares y Luciana Gramajo, llegaron a la conclusión de que la mejor forma de contactar con una civilización extraterrestre sería cambiar los programas SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), lanzado por la NASA durante los años 70.
Los autores proponen no confiar más en la ecuación de Drake -introducida en 1961- sino en el método matemático aleatorio «Monte Carlo» que es capaz de estimar la probabilidad de contactos casuales entre civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia.
En esta perspectiva, el factor tiempo es la clave de todo, porque los mensajes están sujetos a la ley de Einstein: la velocidad máxima que puede existir tiene un límite: la velocidad de la luz. Nada puede ir más rápido.
Por ejemplo, un mensaje de una civilización que se encuentra a 500 años luz de la Tierra necesitaría una civilización milenaria para tener un primer intercambio de señales. Medio milenio para llegar a nosotros y otro medio milenio para que ellos escuchen nuestra respuesta.
Según la nueva simulación matemática, uno de los resultados obtenidos es que el momento de mayor probabilidad de recibir una señal es el momento en que se conecta el receptor.
Desafortunadamente, “el corto intervalo entre el ascenso y la caída de las civilizaciones, en comparación con la extensión de nuestra Galaxia, es un límite fundamental para el número de posibles contactos”.
Como director del Observatorio Vaticano, el padre Funes ya había manifestado que la existencia de vida extraterrestre es una teoría científica que merece ser considerada.
Su sucesor, todavía en el cargo, el sacerdote, también jesuita Guy Consolmagno, un estadounidense que pasa gran parte de su tiempo en un observatorio astronómico de la Santa Sede en Arizona (el de Castel Gandolfo para fines de investigación avanzada ahora es casi inútil, debido a la contaminación lumínica de Roma), insinuó que creía en vida extraterrestre y que extraterrestres potencialmente podrían ser bautizados, convirtiéndose en cristiano y declaró públicamente que el papa Francisco estaba interesado en la astrofísica.
Los jesuitas han estado a la vanguardia de la investigación astronómica desde el siglo XVII. Prueba de ello es la colección histórica que todavía se conserva en el Liceo Visconti de Roma, sede del Colegio Romano, en la parte trasera de la Iglesia de San Ignacio.
Sin embargo, la nueva investigación del padre Funes, que da tanta importancia al factor tiempo y considera las enormes dimensiones de la Vía Láctea, subraya que la esperanza de vida de una civilización inteligente resulta ser una magnitud demasiado limitada para afrontar el viaje de nuestro «mensaje” y de su respuesta. Pero ahora, con el nuevo método matemático, tenemos algunas oportunidades más.+
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