Por: CodigoOculto.com
En los últimos años, la fascinación mundial por los OVNIs ha alcanzado nuevas cotas. Pero según Pavel Poluian, físico y filósofo ruso con formación en geofísica, estos avistamientos pueden tener una explicación más terrenal.
En un comunicado a anomalien.com, Poluian afirma que los OVNIs, o al menos muchos de ellos, son avanzados dispositivos de espionaje desarrollados por Estados Unidos durante la Guerra Fría, con sistemas de propulsión impulsados por plasma que imitan las características de naves de otro mundo.
Poluian, que ha publicado varios trabajos en los que desacredita teorías pseudocientíficas, como The Elimination of UFOs y The Hunt for UFOs, explica que cree que estas naves formaban parte de un proyecto militar secreto de EE. UU., iniciado poco después de la Segunda Guerra Mundial.
Este proyecto, afirma, tenía como objetivo desarrollar aviones utilizando un sistema de propulsión no convencional que generaba sustentación mediante vibraciones de alta frecuencia.
Comenzando con diseños tempranos como el paraguas ortotóptero “Sky Car” de James Pitts, esta tecnología evolucionó hasta lo que ahora se asocia con los icónicos “platillos voladores” de la popular tradición OVNI.

El Pitts Sky Car fue un avión fallido diseñado para el despegue vertical por el inventor John W. Pitts de Detroit, Michigan.
La evolución de la propulsión por plasma de alta frecuencia
Según Poluian, esta tecnología atravesó múltiples etapas de desarrollo. En la década de 1940, el gobierno de EE. UU. exploró un sistema de propulsión que utilizaba vibraciones electromagnéticas de alta frecuencia, lo que finalmente condujo a diseños con «membranas» en forma de cúpula que se asemejaban a altavoces.
Poluian señala que fragmentos de estos primeros dispositivos, posiblemente de lugares de prueba como Roswell, pueden haber contribuido a la leyenda de los OVNIs, ya que los materiales y las configuraciones eran desconocidos para los ojos civiles.
A lo largo de las décadas siguientes, los ingenieros supuestamente perfeccionaron estos diseños mediante el desarrollo de propulsores piezoeléctricos y paneles de propulsión de plasma. Estos paneles, explica, cuentan con miles de celdas de descarga, o pequeños propulsores de plasma, dispuestos densamente a lo largo de las superficies planas de la nave.
Cuando se activan, estos propulsores de plasma liberan chorros de aire ionizado, creando sustentación y aceleración al propulsar aire a altas velocidades, una hazaña lograda aprovechando la fuerza de Lorentz.
Poluian compara esta configuración con un “motor estatorreactor”, con corrientes de plasma que forman poderosos vórtices de aire que estabilizan el vuelo de la nave.
MARAUDER: Un vistazo a la propulsión por plasma
Uno de los proyectos que Poluian sugiere que puede alinearse con esta tecnología es MARAUDER (Magnetically Accelerated Ring to Achieve Ultra-high Directed Energy and Radiation), una iniciativa financiada por el gobierno de EE. UU. que, según se informa, exploró métodos avanzados de propulsión por plasma.
El proyecto, que ha sido objeto de mucho secretismo, intentó aprovechar el poder del plasma dirigido para aplicaciones militares. Aunque la información disponible es limitada, los conceptos básicos (chorros de plasma de alta velocidad y energía dirigida) se ajustan mucho a las descripciones de Poluian sobre la propulsión de los OVNIs.
A pesar de las impresionantes posibilidades, Poluian afirma que esta tecnología de plasma se ha mantenido fuera del uso civil por varias razones. En primer lugar, los potentes impulsos necesarios para el empuje del plasma generan radiación de microondas nociva, lo que hace que la nave no sea apta para misiones regulares pilotadas.
Estos impulsos pueden interferir con los sistemas electrónicos de a bordo y suponer riesgos para la salud de cualquier tripulante humano, lo que limita su uso a la vigilancia no tripulada. Además, la relación empuje-peso de la propulsión por plasma no es suficiente para transportar cargas pesadas; en cambio, parece haber sido optimizada para misiones de vigilancia encubiertas más ligeras.
Poluian afirma además que estas naves carecen de comunicación por radio tradicional. Operan de forma autónoma de acuerdo con parámetros de misión preestablecidos, lo que encajaría con los informes de comportamiento «similar al de un dron» observados en encuentros con ovnis alrededor de instalaciones militares.
Según Poluian, estas misiones de vigilancia se llevaban a cabo a menudo en zonas silvestres, especialmente cerca de lugares en los que se realizaban exploraciones geológicas, donde se vigilaba cualquier signo de construcción o prueba no autorizada.
Después de la Guerra Fría: ¿un descenso en los avistamientos de OVNIs?
Poluian señala que los avistamientos de estas misteriosas naves comenzaron a disminuir tras el final de la Guerra Fría, un período que él asocia con una caída en el consumo de magnesio en Estados Unidos, un material crítico en las celdas de combustible de estas naves.
Él cree que esta tendencia refleja una reducción en la producción de estas naves después de la década de 1990. Para 2007-2008, según Poluian, el uso de magnesio había disminuido tan drásticamente que parecía como si el proyecto del «platillo volador» hubiera sido casi abandonado.
Sin embargo, Poluian sugiere que, aunque EE. UU. puede haber reducido esta tecnología, Rusia y China han continuado su desarrollo mediante ingeniería inversa de los dispositivos derribados.
Esta continuación apunta a una carrera internacional más amplia para replicar e innovar en esta tecnología, aunque bajo un manto de secreto.

Captura de pantalla del vídeo del OVNI “Gimbal”, que incluye a pilotos de la Marina de los Estados Unidos exclamando “¡mira esa cosa!”. Crédito de imagen: MoD
¿Y si los OVNIs son solo drones espías?
Las afirmaciones de Poluian presentan un giro intrigante en la narrativa típica de los ovnis, ya que implican que muchos avistamientos de naves “extraterrestres” podrían ser en realidad encuentros con drones de reconocimiento estadounidenses equipados con propulsión avanzada basada en plasma.
El hecho de que los avistamientos de ovnis a menudo se concentren en lugares sensibles, como bases militares y silos de misiles, podría respaldar esta hipótesis. Poluian sostiene que estos avistamientos son «tecnología terrestre», no extraterrestre.
También especula que en un futuro próximo, con una mayor desclasificación, podríamos ver aeronaves más grandes que utilizan esta tecnología de plasma adaptada para misiones en el Ártico.
A medida que las publicaciones en EE. UU. proliferan los debates sobre entidades no humanas y posibles encuentros con extraterrestres, las narrativas rusas como la de Poluian siguen siendo escépticas, atribuyendo estos avistamientos al ingenio humano en la tecnología militar secreta.
Pero si estas naves impulsadas por plasma son realmente de fabricación humana, ¿por qué se sigue ocultando su existencia al público? ¿Y qué otras proezas tecnológicas permanecen ocultas, influyendo en la política mundial desde detrás de escena? ¿Estamos preparados para un futuro en el que estas tecnologías sean finalmente reconocidas y quizás incluso desclasificadas? Y si es así, ¿qué revelará eso sobre los extremos a los que llegan los gobiernos en su búsqueda de poder y vigilancia?
Quizá el mayor misterio no sea el de los extraterrestres, sino las capacidades desconocidas que la humanidad ya ha alcanzado y mantenido ocultas.
[FT: anom]
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