Si el caso no se resuelve, son capaces de decir que Loan era un terrorista

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 Hace apenas siete años, aunque en este país, para algunas cosas, ese período puede parecernos como cuatro milenios, un joven tatuador sin ningún tipo de antecedente penal (y ni siquiera de militancia política) llamado Santiago Maldonado fue desaparecido por la gendarmería en medio de un oscuro procedimiento represivo. Durante las semanas que siguieron a su ausencia forzada, la “investigación” (o mejor dicho, las maniobras que la entonces ministra de seguridad Patricia Bullrich, los medios amigos y las fuerzas de seguridad hicieron para tratar de encubrir el delito) intentó tirarle al cadáver toda la mierda que pudo. Que se había ido a Chile sin avisar, que participaba de grupos terroristas, que era parte de una peligrosa (e inexistente) organización llamada “RAM”, que no se sabía por qué estaba ahí, que no sabía nadar (sí, dijeron esto), que había tirado una piedra: en su afán por distraer a la opinión pública sólo les faltó decir que Maldonado había matado a Nisman y que lo habían abducido unos extraterrestres para llevarlo a vivir en una isla oculta del caribe con Elvis.

En su momento advertimos: si le hacen esto a este muchacho, se lo pueden hacer a cualquiera.

En la actualidad, lamentablemente un niño de cinco años, sin ningún vínculo posible con la actividad política, por supuesto, desapareció en Corrientes. Si bien todo parece indicar que estamos ante un caso de trata de personas (en el que estarían en algún punto vinculadas las fuerzas de seguridad, las fuerzas armadas y políticos locales), el gobierno nacional de ultraderecha, parece adoptar la misma estrategia que con Maldonado: que está en Paraguay, que se puede haber perdido en el monte, que puede haber sido la familia, que no se lo encuentra por culpa del fiscal, y, la más dolorosa forreada de todas, que podría estar en la panza de un yacaré o un puma. Distraer, plantar hipótesis falsas, ganar tiempo (para los secuestradores): no resulta casual que la responsable política de la investigación por parte del gobierno nacional sea la misma persona que en el caso anterior: Patricia Bullrich.

Un gobierno débil y fascista que tiene como único objetivo alimentar a los garcas de los grupos económicos concentrados con la sangre de los trabajadores necesita apoyarse en la brutalidad de las fuerzas de seguridad; y la brutalidad de las fuerzas de seguridad no es gratuita. Para garantizar este indispensable condimento para el saqueo hay que dar favores de igual valor al que ellos brindan, como, por ejemplo, ayudarlos a zafar de la condena, tanto social como judicial, que, si hubiera justicia en el mundo, se debería producir por los delitos aberrantes que las policías, la gendarmería, la prefectura y el ejército comenten de manera constante. Entonces, si para proteger a los policías que los protegen a ellos (quienes además protegen los privilegios de los grandes garcas económicos) hay que ensuciar a una víctima de la manera más vil, se lo hace sin la más mínima vergüenza. Lo hicieron con Santiago Maldonado, se lo podían hacer a cualquiera, y se lo están haciendo a Loan. Si para garantizar este esquema horroroso de explotación fuera necesario decir que el pibe de cinco años es un terrorista, no les temblaría la lengua para asegurarlo. No les importa nada.

originalmente en ¡Lo qué? ACÁ