Javier Pretto es un político de extensa experiencia. Actualmente es el viceintendente de la ciudad de Córdoba, pero también fue intendente de La Carlota, su ciudad natal, y diputado nacional por el PRO, donde recaló como la mayoría de la dirigencia de la Ucedé.
Además, en una pasión que comparte con Daniel Passerini, es músico amateur: es baterista y profesor de guitarra; e incluso durante su juventud integró una agrupación típica que animaba fiestas por localidades del sur provincial.
En una revelación, en las últimas horas contó en el programa “De la cancha al living” una experiencia de hace algunos años, cuando –insistió Pretto– habría logrado un avistamiento de “seres luminosos” en la zona del Uritorco, en Capilla del Monte.
La anécdota comenzó cuando, en el típico formato ping pong, con respuestas a boca de jarro, le preguntaron al viceintendente si creía en la existencia de extraterrestres: “No sólo creo, los he visto; somos amigos”, dijo sin vacilar. Los conductores –Jorge Nahum y Sandra Pittari– celebraron con risas lo que parecía una broma.
Al regresar del corte, Pretto dedicó varios minutos a relatar la experiencia que vivió cuando era intendente de La Carlota, cargo que ocupó entre 1999 y 2011. En esa misma época, el actual viceintendente de Córdoba desplegó otra de sus pasiones: fue piloto de Turismo Nacional clase 2 en cuatro carreras durante el año 2000, como contó Pretto en este perfil de sus múltiples inquietudes.
Pero volvamos a los alienígenas.
Pretto contó que cuando conducía los destinos de La Carlota, llegó a la localidad Wangchen Lah, un monje tibetano que lideraba “La Casa del Tibet”en Barcelona. La visita del monje fue relatada por La Voz en esta nota, en la que habló del karma: “El estereotipo de monje budista serio y silencioso se pierde cuando se dialoga con Wangchen: no para de hablar ni de sonreír y regalar carcajadas. Y dice que esa actitud positiva la aprendió de su maestro, el mismo Dalai Lama, con quien estudió cuando, a los 16, decidió convertirse en monje budista”, escribió la cronista.
La cuestión es que Wangchen Lah le pidió a Pretto “visitar en Capilla del Monte a esos seres especiales”, recordó el actual viceintendente; por lo cual, emprendieron el viaje de 370 kilómetros junto a otras dos personas. En Capilla del Monte fueron recibidos por el secretario de Gobierno de entonces, Osvaldo Allie.
Siempre según el relato del actual viceintendente de la Capital, luego de las reuniones de rigor, ya con la noche sobre Capilla del Monte, el monje budista, el propio Pretto y los otros dos hombres, guiados por un lugareño, dejaron el vehículo a la vera de un camino, cruzaron el alambrado y, por instrucción del baqueano, treparon en una piedra para ver desde allí el cerro.
El lugareño, sigue Pretto en su relato, les aconsejó mirar donde se proyecta la unión de los dos cerros. Con los brazos cruzados, los cuatro –el secretario de Gobierno se había sumado a la misión– se dispusieron a observar, mientras que el tibetano optó por meditar.
A los 10 minutos, siempre en el relato del viceintendente, “aparece una luz, se torna un óvulo blanco” y en ese escenario empiezan a corporizarse los “seres especiales”, a unos dos mil metros de distancia: “Eran cinco, se empiezan a acercar suspendidos en el aire: uno más chiquito –describe Pretto–, que se acerca a cinco o seis metros; dos más grandecitos detrás; y dos más grandes detrás”, describe Pretto la xenobiología de los extraterrestres.
Mientras los conductores del programa esperaban algún tipo de “remate”, convencidos hasta ese momento de que la historia era una chanza que les jugaba el viceintendente, éste continuaba su relato con más detalles.
“Estábamos todos sorprendidos, pero Osvaldo (Allie) nos tranquilizó, nos dijo que nos estaban monitoreando, y después nos tradujo el lenguaje que él conoce”, dijo respecto a un supuesto código de comunicación verbal entre esos seres y que Allie interpretaría con fluidez. La experiencia duró, en el recuerdo de Pretto, unos 10 ó 15 minutos.
Pretto regresó a Capilla del Monte tiempo después, sin el monje tibetano, pero acompañado por su hijo. Esta vez fueron al cerro “alfa”. Aunque en esta oportunidad no tuvo un contacto con “seres especiales”, contó que pudo visualizar las luces de la “ciudad de Erks” (Encuentro de remanentes kósmicos siderales), donde vivirían los “seres especiales”, el mito que alimentó Ángel Cristo Acoglanis desde 1983 cuando Capilla del Monte comenzó a transformarse en lo que es: “La Meca del contactismo argentino”.
Pretto y la historia de los alienígenas
Este lunes, en diálogo con radio Mitre, Pretto volvió a contar la historia.
Consideró que las luces se veían “como un tubo fluorescente, que tiene forma de óvalo”. “Ese es el tamaño que veíamos, algunos estaban a 10 mts, a 20 mts, y a 30 mts, es lo que veíamos”.
“Si a alguien le interesa el tema, que vaya al cerro Alfa, ve un montón de luces de un lado, ahí si tienen la suerte van a conocer”, añadió. “No es creer, o no creer, se puede ver a simple vista en el cerro Alfa”.
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