Por Francisco Villagrán
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Especial para El Litoral
En las décadas de los años 1970, 80, 90 y fines de ésta, Corrientes fue escenario de muchos avistajes, descensos y hasta contactos bien cercanos con humanoides. Revisando nuestros archivos, encontramos un caso impactante y sorprendente, que en su momento dio mucho que hablar. Aquí lo rescatamos para refrescar la memoria de nuestros lectores.
El hecho ocurrió el 18 de enero de 1991, cuando dos jóvenes estudiantes que vivían en Corrientes, se dirigían hacia la localidad de San Luis del Palmar, cercana a la capital, en moto, donde estaban invitados a un cumpleaños. A eso de las 21,30 y cuando les faltaban unos 5 km. para llegar a su destino, vieron con sorpresa y asombro, como un extraño objeto volador muy luminoso, descendió sobre la ruta y se colocó prácticamente frente a ellos, a unos escasos 400 metros. Detuvieron la marcha de su moto y presas de un nerviosismo y miedo como es de suponer, esperaron que pase un auto que venía detrás y cuando pasó, se largaron atrás, casi pegados. Y así pasaron, al momento de hacerlo vieron de cerca a este extraño aparato de luces cambiantes, que se había hecho a un costado de la ruta, como para darles paso. Era bastante grande, calculan unos 50 metros de diámetro, y se bamboleaba lentamente en el aire, en total silencio. El Litoral tuvo la primicia de entrevistarlos, para que nos contaran esta insólita experiencia, muy difícil de borrar de sus mentes y que aún hoy deben recordarla. Ellos eran Luis Silva, (estudiante de 2° año de Abogacía), de 26 años) y Basilio Gómez (27) paraguayo, estudiante de 5° año de Medicina. No tuvieron inconvenientes en relatar con lujo de detalles la increíble experiencia que les tocó vivir esa noche.
Testimonios.
Luis Silva, como buen estudiante de Derecho, tomó la voz cantante y nos comentó que “íbamos a un cumpleaños en San Luis del Palmar, con mi amigo, en su moto, él manejaba y yo iba atrás. El tiempo estaba inestable y nublado. Cando faltaban unos 5 km. para llegar a San Luis y cerca de la entrada del frigorífico, vimos una luz muy potente que venía desde arriba y se quedó, prácticamente sobre la ruta. Pensé que no era ni avión ni helicóptero ni nada que se le parezca. Le dije a mi compañero que mirara y en ese momento la luz comenzó a descender a gran velocidad hasta quedar prácticamente en medio de la ruta a unos 400 metros, emitiendo una luz blanca, como la de los focos de mercurio. Estaba a muy poca distancia del suelo. En ese momento detuvimos la moto y sentimos miedo y temor. Imagínese, solos en medio del campo, frente a un objeto luminoso desconocido, es como para asustar a cualquiera. Fue allí que le pregunté a mi compañero ¿Qué hacemos, nos volvemos? Y me contestó que esperáramos a ver si venía alguien. En ese momento apareció un rastrojero y el objeto apagó las luces y se cruzó al otro lado de la ruta a una velocidad increíble. Allí aprovechamos y nos largamos detrás del rastrojero y pudimos ver que el objeto tenía luces de todos colores y era grande. Así pudimos llegar, bastante asustados por lo que nos sucedió. Me dio la impresión de que nos estaban esperando porque nos querían llevar, qué se yo, uno piensa de todo en esos momentos.”
A su turno Basilio Gómez señaló que “realmente nos asustamos mucho porque era la primera vez que nos sucedía algo así. Para más ninguno de los dos creíamos en esas cosas y cuando nos contaban algo de eso, nos reíamos y nos burlábamos diciendo que eso eran pavadas. Pero ahora lo vimos bien de cerca y por supuesto que creemos en su existencia. Toda esta experiencia habrá durado unos tres minutos, pero para nosotros el tiempo no pasaba nunca. Otra cosa: en esa zona un poco antes, ya algunas personas dijeron haber visto cosas similares, pero no le dieron mayor trascendencia. Eso nos comentaron algunos cuando les contamos lo que nos sucedió. Después que pasó todo y cuando ya estábamos más tranquilos, tomamos conciencia de que habíamos estado frente a un hecho extraordinario, que no era común y que posiblemente ese aparato era una nave extraterrestre y en una de esas querían raptarnos. Ahora que pasó todo lo tomamos como una anécdota, pero en ese momento realmente tuvimos miedo y esto nos servirá para que en el futuro tomemos esto más en serio y no nos burlemos.”
Finalmente, haciendo gala de ben humor nos confiaron que “pensamos que nos llevarían lejos, como en algunos casos de abducción que escuchamos por allí, y pensamos que ojalá no nos lleven cerca del Golfo, porque allí están en guerra y correríamos peligro.” Pero, bromas aparte, es evidente que estos dos muchachos tuvieron una experiencia, similar a la que han sucedido y siguen pasando en todo el mundo. La forma concreta y clara de narrar lo que les pasó, sumado a su condición de estudiantes universitarios le da un tinte de seriedad que, si le agregamos el hecho de que ninguno de los dos creían en este tipo de cosas, hasta que les pasó. Por otra parte es cierto lo que muchas personas comentaban que en esa zona venían ocurriendo extraños fenómenos que muchos testigos presenciales habían denunciado y mucho no se les creyó. Lo importante para la temática fue que los hechos fueron reconocidos por otros testimonios similares.