Por Carlos Parodi (*)
carlosparodi64@gmail.com
Los relatos sobre seres espectrales provenientes de otros planos y que acompañaron el diario vivir del ser humano, han dado origen a alegorías en todas las culturas y también suscitado interpretaciones que transgredieron los siempre difusos límites entre materia y espíritu.
Ya existían crónicas de los primeros anacoretas cristianos que habitaban los desiertos y, quizá alucinados, eran acechados por tentaciones demoníacas y por figuras evancescentes que protegían sus solitarias vidas. Hay documentos que mencionan en Egipto la presencia de fantasmas en los “Hipogeos” (construcciones funerarias) que transmitían serenidad y custodiaban el viaje de los recién desencarnados hacia el espacio espiritual.
Las primigenias tradiciones de los pueblos celtas también celebraban una fiesta pagana durante la noche del “Samhain” en la que se franqueaban las barreras que separan el mundo de los vivos del de los muertos, y eran visitados por amigables seres fantasmales cuyas palabras auguraban buenas cosechas y, de paso, mantenían a distancia a los entes demoníacos.
Asimismo, los anglosajones decían “woodmare” para significar al sonido de un eco que emitían los espítirus de los bosques en señal de que habían “cancelado” el acceso de entes diabólicos.
También los celtas celebraban la noche del “Dios del Verano” en la que, entre antorchas, se dejaban ver ninfas, hadas, y otros seres elementales de la naturaleza que danzaban en rituales. Pero no toda “visita” desde el otro lado implicaba buenos augurios.
Un curioso culto a los ancestros se realizaba en la milenaria China: el “Festival de los Fantasmas”, en los que hacían su aparición los “Pretras”, espíritus de los fallecidos que querían transmitir mensajes desde el otro plano para lo cual franqueaban las puertas del cielo o del infierno según el caso.
Los chinos sentían que los “Pretas” tenían debilidad por regresar a aquellos sitios en los cuales habían vivido, por lo que durante esta singular celebración, cada hogar realizaba su propio y espectral homenaje. Así, al recién “llegado” se le reservaba una silla vacía y, aunque no lo veían, lo percibían en plena meditación, escuchaban sus palabras y le brindaban el mejor banquete para evitar que el “comensal fantasma” quisiera llevarse consigo a algún presente en su viaje de vuelta.
El escritor ocultista y devoto del Yoga Oriental, William Walker Atkinson (1862-1932) en su libro “The Human Aura”, también se ocupó de las “Tulpas”, unas singulares figuras etéreas de “protección” que emanaban de las auras de los seres humanos y enfrentaban a los entes malignos.
Los investigadores paranormales sostienen que las “Tulpas” sólo podían ser creadas por los místicos o monjes que las contactaban bajo un estado astral de contemplación. En esa línea de pensamiento, una importante teósofa inglesa llamada Annie Bessant (1847-1933) clasificó a las “Tulpas” en diversas categorías, y concluía que estas figuras ya habían sido mencionadas en el enigmático “Libro Tibetano de los Muertos” redactado por un gurú budista del Siglo VIII.
En Escocia existe una ancestral tradición sobre fantasmas. Castillos, rutas y acantilados eran un escenario ideal para las leyendas.
Desde sus primeros pobladores, las tabernas como antecedente de los actuales “pubs” fueron el marco espectral para rememorar aquellos relatos legendarios. Uno de los más antiguos eran las “Mujeres de la Muerte”, que aparecían en jardines de las casas y anunciaban la inminente muerte de uno de sus habitantes y a la vez protegían a los recién nacidos.
Sober las Bashee, también hay investigadores del Ocultismo que las describen como ángeles caídos que pueden tomar forma de hechiceras y que al establecer contacto visual con un humano, éste muere al instante.
EN SU MANSIÓN: MUJICA LAINEZ Y SU “TRATO” CON UNA ENTIDAD FANTASMAL
El escritor Manuel Mujica Láinez (1910-1984), en su casona llamada “El Paraíso”, en La Cumbre, provincia de Córdoba, tenía predilección por los ambientes silenciosos para así poder concentrarse en su máquina de escribir y también para ser visitado por una amigable presencia espectral.
Se trataba del fantasma del inglés Mr. Doone, el primer propietario de su mansión y posteriormente envenenado por su amada esposa. “Manucho” sostuvo en reiteradas ocasiones que esa fantasmagórica presencia le traía paz y que sus mensajes lo inspiraban en la creación de sus escritos.
Otros seres vaporosos se presentaban (¿y se presentan?) entre los jardines del “Museo Isaac Fernández Blanco”, de la ciudad de Buenos Aires.
Algunos ex empleados del Museo señalaron que dichas presencias no perturbaban en absoluto el deambular de los visitantes y que cada tanto “atravesaban” los muros que dividían el Museo del “solar” vecino que antiguamente ocupaba la residencia de los poetas Oliverio Girondo (1891-1967) y Norah Lange (1943-1967) de quienes se cuenta que, durante la década del 50, practicaban sesiones de espiritismo
(*) Investigador paranormal y ufológico
Más historias
Informe de la NASA: No se encontró evidencia de que los OVNIS sean de origen extraterreste
En vivo: La NASA revela su informe sobre los Ovnis | El Tribuno
Un informe sin precedentes sobre los ovnis y otros momentos de 2023 que podrían compararse con la ciencia ficción