No, los extraterrestres no construyeron las pirámides de Egipto y esta es la explicación

No, los extraterrestres no construyeron las pirámides de Egipto. Parece una obviedad, pero todavía hay quien lo cree. Y no nos referimos al típico cuñado que te suelta esa chorrada en medio de una comida familiar. Aun hoy te encuentras con gente muy seria, e inteligente, que se lo plantea…

Esta y otras falsas creencias rodean a una civilización, la del Antiguo Egipto, que es tan fascinante como misteriosa. Por eso hemos charlado con Nacho Ares, historiador, escritor, locutor de radio y egiptólogo, que acaba de publicar su nuevo libro, ‘La sombra de Atón’.

¿Qué mito o falsa creencia sobre el Antiguo Egipto te molesta más escuchar?

Hay mucha controversia sobre el trabajo de la piedra en el Egipto faraónico. En ‘La sombra de Atón’ hablo, por ejemplo, de los enormes sarcófagos de granito de los toros Apis cuyo peso puede superar las 60 toneladas. No sabemos exactamente cómo se hicieron o cómo se pudieron llevar hasta las galerías subterráneas del Serapeum de Sakkara, el lugar en donde hoy los podemos ver. Hoy mucha gente cree que no se podían hacer con herramientas de pedernal o de cobre y se ríen de los ingenieros que han conseguido replicar estos trabajos. Dicen que es imposible porque el trabajo sería muy lento. Y realmente lo era, en un sarcófago podían tardar dos o tres años, pero no tenían prisa, estaban trabajando para la eternidad. Muchos de los críticos, además de no haberse molestado nunca a probar cómo lo hacían y se limitan a negar por negar, intentan equiparar los tiempos de hoy con los de hace 3.000 años. Un error que hay que evitar a toda costa. El presentismo en la interpretación histórica es uno de los grandes males de nuestros días.

Todavía hay gente que piensa que las pirámides son obra de extraterrestres. ¿Qué les decimos?

Que no fueron los extraterrestres (risas). Decir eso es desconocer completamente el pasado y la arqueología de los egipcios y, sobre todo, insultarles pensando que eran idiotas. Tendemos a imaginar a los antiguos egipcios como una banda de desarrapados e ignorantes cuando hace casi 5.000 años eran igual de inteligentes que nosotros. Supieron desarrollar con los medios que tenían una serie de aspectos tecnológicos que hoy, por un simple espíritu que mezcla arrogancia con la idea colonial de que los africanos son inferiores, no queremos reconocer.

¿Qué te fascina de la figura de Ramses II?

Es una de las mejor conocidas de la historia de Egipto por la cantidad de documentos y monumentos que nos ha legado. Fue un extraordinario estratega pero al mismo tiempo un gran diplomático. Después de quedar en tablas con su mayor enemigo, los hititas, fue lo suficientemente inteligente como para saber que su destino pasaba por sentarse con ellos y firmar el primer tratado de paz de la Historia, el Tratado de Qadesh. Muchos políticos de hoy podrían aprender de él. Ramsés era el primero en liderar sus tropas en el campo de batalla y el último en irse. Igual que ahora…

¿Qué causo la caída del imperio egipcio?

Podríamos resumirlo en que todo lo que sube, baja. El problema es más complejo pero cuesta mucho mantener un mismo nivel a lo largo de varios siglos. Los egipcios lo lograron casi durante tres milenios, pero finalmente sucumbieron al poder de Roma y se convirtieron en una provincia más del imperio, pero con un bagaje cultural que no tenía ninguna de las otras regiones de Roma.

¿Qué preguntas sobre el Antiguo Egipto tienes todavía por resolver?

Quedan aún muchas. No sabemos realmente cómo se construyeron las pirámides, aunque creo que cada vez estamos más cerca de saberlo. Tampoco sabemos cómo se iluminaban en el interior de las tumbas para no dejar restos de hollín en las paredes (en las cuevas del Paleolítico sucede lo mismo y estamos, literalmente, a ciegas). Desconocemos dónde está la tumba de Cleopatra, de Nefertiti o la del protagonista de mi novela ‘La sombra de Atón’, el príncipe Khamwaset. No sabemos cómo es la estructura interna de la Gran Pirámide de Keops, cuántas habitaciones tiene realmente y dónde están. ¿Hay más cámaras ocultas en la tumba de Tutankhamón? Queda mucho por saber y es alucinante y apasionante lo que nos espera para los próximos meses o años.

Si viajamos a Egipto, ¿qué debemos visitar fuera del circuito turístico habitual?

Realmente hay muchos lugares. A los grupos que acompaño siempre los llevo a los templos de Abydos y de Dendera. El de Abydos es un templo de culto para Seti I el padre de Ramsés II. También en Luxor, en la montaña Tebana está la tumba de Djehuty que abrió recientemente al público y que es el centro de trabajo de una misión española desde hace más de 20 años, el proyecto Djehuty. Son muchos los lugares que se pueden visitar y que sorprenderán al turista.

¿Qué se va a encontrar el lector en tu libro?

En este nuevo libro pretendo llevar al lector hacia uno de los momentos más brillantes de la historia de Egipto, el reinado de Ramsés II, hacia el siglo XIII a.C. Por detrás de la figura de este faraón está la de su hijo el príncipe Khamwaset. Era el cuarto en la lista para heredar el trono, pero destacó casi más que sus hermanos mayores al haber trascendido por sus trabajos y sabiduría. Es considerado el primer egiptólogo de la historia por el tesón que mantuvo siempre en la restauración de monumentos como las pirámides o antiguos templos, edificios que en su época ya tenían casi 1.500 años de antigüedad.