Los «extraterrestres» de México fueron sometidos a exámenes de laboratorio
El ufólogo Jaime Maussan había afirmado que los dos cuerpos que mostró en la Cámara de Diputados de ese país pertenecían a «seres no humanos».
Luego de la polémica desatada la semana pasada, cuando se mostraron dos supuestos cuerpos de extraterrestres en México, profesionales médicos de ese país realizaron varias pruebas de laboratorio a los supuestos “cadáveres” para determinar si son hechos a base de material óseo humano manipulado.
El lunes pasado, médicos de la Ciudad de México realizaron varias pruebas de laboratorio a los restos de los supuestos aliens presentados en la Cámara de Diputados por parte del polémico ufólogo Jaime Maussan.
Según José de Jesús Zalce Benítez, director del Instituto Científico de Sanidad de la Armada de México, los tres estudios tenían por objeto comprobar la estructura ósea de los cuerpos.
De esta manera se demostró que los supuestos cuerpos pertenecían a un solo esqueleto y no estaban ensamblados. «No hay evidencia de ningún ensamblaje o manipulación de los cráneos», añadió Zalce.
El fraude de las momias de Nazca
No obstante, en 2017 la Fiscalía de Perú, junto con el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, había iniciado una investigación por el descubrimiento de cinco cuerpos similares a los que presentó Maussan -por no decir, los mismos-. En dicho informe, se determinó que las figuras eran de «reciente fabricación».
«Creaciones hechas con huesos de animales y humanos unidos con pegamento sintético. Éstos, a su vez, estaban recubiertos de una mezcla de fibras vegetales y pegamento sintético para simular un tipo de piel», señalaba el documento que fue el comienzo de la polémica por el fraude de las momias de Nazca.
La UNAM se desligó de las afirmaciones de Maussan
En su peculiar presentación, Maussan sostuvo que los cuerpos tendrían más de mil años de acuerdo a una investigación realizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Institución que determinó, mediante análisis de carbono 14, que se mantuvieron sepultados por un milenio dentro de una diatomea, un tipo de alga que no permite el crecimiento de bacterias ni de hongos, lo que permitió su preservación.
En este marco, el Instituto de Física de la universidad negó que sus estudios pudieran servir para demostrar que los dos cuerpos pertenecían a extraterrestres.
En un comunicado, la institución afirmó que sus estudios de carbono 14 «sólo tienen por objeto determinar la antigüedad de la muestra aportada por cada usuario y en ningún caso se extraen conclusiones sobre el origen de las mismas».
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