Este caso real inspiró a la serie “El problema de los tres cuerpos”: una señal de origen desconocido captada por un radiotelescopio, supuesta prueba de inteligencia extraterrestre.
Exactamente a las 23:16 del 15 de agosto de 1977, el radiotelescopio Big Ear de la Universidad Estatal de Ohio, recibió una señal de ondas de radio de origen desconocido proveniente de la zona oriental de la constelación de Sagitario. Esa señal tuvo una duración de 72 segundos, alcanzando una intensidad 30 veces superior al ruido de fondo.
La señal no fue grabada en audio, sino que fue registrada por la computadora del observatorio, una IBM 1130 equipada con 1 MB de disco duro y 32 kB de memoria RAM. Esta computadora se encargaba de convertir los datos recibidos directamente por el radiotelescopio a una serie de caracteres alfanuméricos, y dejarlos registrados en una faja de papel.
La mañana siguiente, Jerry R. Ehman, joven profesor de la Universidad que estaba trabajando como voluntario en el proyecto SETI (Search for ExtraTerrestrial Intelligence, o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre), revisando los registros en papel de la computadora, descubrió la señal anómala más intensa que se hubiera detectado hasta entonces por un radiotelescopio.
Fue tal su sorpresa y emoción que al verla, anotó ¡Wow! a un lado. La secuencia de dicha señal fue: 6EQUJ5.
¡Wow!, algo nunca visto
La computadora del telescopio usaba los números del 0 al 9 para representar las ondas de frecuencias bajas y las letras de la A la Z para las más altas, frecuencias medidas en megahercios (MHz).
Al encontrar la letra U en el código, era indicio que la señal había alcanzado una de las frecuencias más altas de la escala de medida de las ondas electromagnéticas… casi 30 veces más fuerte que el ruido ordinario del espacio profundo.
Por la forma en que la que la señal apareció y desapareció, la manera en que aumentó de intensidad y luego se desvaneció, indicaba que era muy probablemente una señal proveniente de vida extraterrestre.
Es que la señal se apagó cuando el radiotelescopio volvió a observar en esa dirección inmediatamente después. Esto descartaba que fuese un fenómeno natural, aunque no necesariamente indicaba que era un mensaje alienígena, ya que no siguió un patrón ni tuvo señales de ser un intento de comunicación.
La señal ¡Wow!, como se la llamó desde entonces en el mundo científico, no volvió a ser detectada nunca jamás.
¿Un mensaje ET?
Su frecuencia de 1420,4056 megahercios, está asociada al elemento hidrógeno, el elemento más abundante del universo y que está relativamente libre de ruido de fondo, lo que lo convierte en un buen rango para elegirla para comunicarse a través del cosmos.
Todas las teorías sobre su origen fueron desestimadas, aunque en los últimos años han surgido nuevas hipótesis sobre el origen de la señal que nunca se repitió.
¡Wow! no es la única señal extraña que han detectado los astrónomos. En numerosas ocasiones, otras ondas fueron recibidas solo una vez y nunca más se volvieron a captar.
Aún hoy el misterio sobre la señal ¡Wow! continúa, aunque los astrónomos no pierden las esperanzas de descifrarlo gracias a los avances tecnológicos.
Y si la señal recibida en 1977 fue enviada por alienígenas, entonces es muy probable que la recibamos otra vez.
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