Espacio
Dentro de 6 años y poco llegará la Europa Clipper a este satélite de Júpiter y tiene la capacidad de detectar signos de vida en los granos de hielo que salen de su superficie
Las buenas noticias no dejan de sucederse en el mundo de la astrobiología. Cierto es que todavía no hemos encontrado señales de vida fuera de la Tierra, cada vez es más plausible que 2030 nos dé una sorpresa. El 10 de octubre de este año despegará la misión Europa Clipper, de la NASA, cuyo propósito es buscar vida en Europa, la luna helada de Júpiter. Este satélite es, en realidad, un mundo océano cuya superficie está congelada, pero que alberga dos o tres veces más agua que la Tierra concentrada en un diámetro un poco menor al de nuestra luna.
Recientemente, varios artículos sugieren que la vida en Europa es, incluso, más posible de lo que imaginábamos y, ahora, una investigación confirma que la Europa Clipper puede detectar signos de vida en los granos de hielo que salen proyectados desde algunas de las brechas en su superficie helada . Esto significa que, si hay vida en esa luna joviana es muy esperable que tengamos señales de ellas dentro de 6 años y pocos meses, porque, en caso de que todo salga según lo esperado, la nave de la misión Europa Clipper llegará a su destino el 11 de abril de 2030.
Un mundo océano
Los científicos están bastante seguros de que, bajo los primeros 25 kilómetros de hielo se extiende un océano de 90 kilómetros, casi 20 veces más que la profundidad media de la hidrosfera terrestre. El agua rodea un manto de roca sólida cuyo corazón alberga un núcleo de hierro y níquel, muy parecido al de nuestro planeta . Pero, si el hielo que lo cubre es tan grueso ¿cómo podemos saber todo esto?
Europa es el cuerpo más “liso” del Sistema Solar. Sobre el hielo no hay casi marcas de cráteres ni grandes montañas, lo cual hizo levantar las sospechas, porque sus lunas vecinas que están sembradas de agujeros. Si esto ocurría es que su superficie se estaba renovando. De hecho, aunque Europa tiene 4.500 millones de años, su superficie tiene entre 20 y 180 millones.
En la Tierra, las placas de la corteza se desplazan sobre el manto, más plástico y caliente que la superficie. En el caso de Europa es de esperar que haya algo fluido bajo el hielo para permitir que este se desplace, como si fuera una banquisa. Eso también explicaría las extrañas líneas que surcan su superficie. Serían zonas donde el hielo se rompió, exponiendo un océano que rápidamente volvió a congelarse. Y, por si esto fuera poco, en diciembre de 2013 el telescopio espacial Hubble detectó dos chorros de agua líquida saliendo a presión del hemisferio sur de Europa, confirmándose las teorías.
¿Cómo es que está líquido?
Júpiter es enorme, su fuerza gravitatoria es tremendamente grande y eso significa que Europa es deformada por ella, como si la alargaran en dirección al planeta. Esta tracción se llama “fuerza de marea”, porque es lo que produce que suba el nivel del mar en una zona y baje en otras, ya que el agua se deforma con más facilidad que la tierra sobre la que reposa.
Esto se suma a que Europa es partícipe de un curioso fenómeno, la resonancia de Laplace y significa que Europa y los otros principales satélites jovianos están sincronizados. Por cada vuelta que completa Ganímedes en torno a Júpiter, Europa da dos e Ío da cuatro. Al estar acompasadas, deforman a Europa entre todas, haciendo las fuerzas de marea todavía más intensas y fundiendo su interior como un enorme coulant cósmico.
No es lo mismo, pero podemos entenderlo intuitivamente usando una goma elástica. Cortémosla y cojamos sus extremos, uno con cada mano. Ahora estirémosla al máximo esperemos un segundo y volvamos a juntar nuestras manos para liberar la tensión. Tan pronto como hagas esto último aprieta la goma entre tus labios. Notarás cómo la deformación la ha calentado.
Sospechas de vida
Dos nuevos estudios publicados a finales de 2023 se suman a las sospechas que históricamente ha despertado Europa. Han confirmado que en la superficie de la luna hay dióxido de carbono, una sustancia normalmente relacionada con procesos biológicos, y han descubierto que este carbono, de un modo o de otro, proviene de los océanos bajo la helada coraza de la luna. Y, aunque es cierto que podría tener muchos orígenes y no todos implican la presencia de vida, apunta en la dirección que nos interesa.
De hecho, un estudio reciente ha mostrado la presencia de fosfato en Encélado, otro de los ladrillos básicos de la vida. Ahora, el estudio que se acaba de publicar en Science Advances, autoría de los mismos investigadores que el del fosfato, ha puesto a prueba la capacidad de la misión Europa Clipper para detectar signos de vida en los granos de hielo que emergen de la superficie de Europa y el resultado es muy prometedor.
Espuma espacial
El razonamiento es el siguiente: si las formas de vida en Europa han encontrado una solución parecida a la nuestra para generar barreras que separen su cuerpo del inmenso océano, podemos esperar que usen algo parecido a membranas lipídicas, formadas por sustancias que repelan el agua y que, posiblemente, hagan que las formas de vida más simples (el equivalente a nuestras bacterias) se acumulen en la superficie del agua formando una espuma, como ocurre en la Tierra.
Las zonas de agua líquida expuestas, entre banquisas, están a muy baja presión, tan baja que el agua “hervirá” incluso a temperaturas bajísimas, haciendo que estallen las burbujas de ebullición al llegar a la superficie y proyectando espuma potencialmente cargada con microorganismos extraterrestres. Estos fragmentos de espuma, que serían mayormente agua, se congelarían en el espacio, formando granos de hielo que, con suerte, contendrían todavía esa especie de “bacterias” alienígenas.
Vida en pequeños paquetes
En el estudio recientemente publicado por la universidad de Washington ha disparado chorros de agua líquida en un receptáculo al vacío que desintegra las gotas, simulando el espacio. Las gotas contenían unas bacterias llamadas Sphingopyxis alaskensis, más pequeñas que las normalmente usadas para estos estudios, la Escherichia coli, por lo que encajan mejor en los granos de hielo a estudiar. La Sphingopyxis vive en ambientes fríos y con pocos nutrientes, lo que la convertía en una candidata más sólida para simular un microorganismo alienígena de Europa.
A continuación, los investigadores suministraron energía a esas gotas con Sphingopyxis mediante un láser, para excitar sus átomos y que, al detener el láser, emitieran en forma de luz parte de esa energía extra que habían recibido. Esa luz tiene la firma de cada uno de los elementos que componen la muestra, como un código de barras de colores. Y, para alegría de los investigadores, la espectrometría de masas, que así se llama esta técnica, fue un éxito, logró identificar la vida en esas gotas.
Y, si esta técnica puede reconocer vida en esas condiciones, la Europa Clipper también podría, porque usa un sistema análogo. Es pronto para clamar victoria, pero no cabe duda de que estamos más cerca que nunca de encontrar alguna forma de vida ahí afuera. Formas de vida sencillas, posiblemente, pero que nos ayudarán a comprender nuestro lugar en el universo como algo relativamente banal, una forma más en que la materia se puede organizar y que nosotros hemos querido llamar “vida”.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Aunque hablemos de bacterias alienígenas lo hacemos entre comillas, porque no es de esperar que sean bacterias como las nuestras, sino formas de vida similares en algunas de sus principales características, formadas por su equivalente unidad de vida, su versión de una célula. Y, por supuesto, aunque fueran bacterias nada nos hace pensar que puedan ser infecciosas.
REFERENCIAS (MLA):
- How to identify cell material in a single ice grain emitted from Enceladus or Europa Science Advances, 2024 10.1126/sciadv.adl0849
- Samantha K. Trumbo et al. “The distribution of CO2 on Europa indicates an internal source of carbon”. Science, 2023 https://www.science.org/doi/10.1126/science.adg4155
- G. L. Villanueva et al. “Endogenous CO2 ice mixture on the surface of Europa and no detection of plume activity”. Science, 2023 https://www.science.org/doi/10.1126/science.
- Paganini, L. et al. “A Measurement Of Water Vapour Amid A Largely Quiescent Environment On Europa”. Nature Astronomy, 2019. Springer Science And Business Media LLC, doi:10.1038/s41550-019-0933-6. Accessed 11 Mar 2020.
- Quick, Lynnae C. et al. “Constraints On The Detection Of Cryovolcanic Plumes On Europa”. Planetary And Space Science, vol 86, 2013, pp. 1-9. Elsevier BV, doi:10.1016/j.pss.2013.06.028.
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