¿Cómo llegaron las casas- ovni del arquitecto finlandés Matti Suuronen a un pueblo de Taiwán? La historia es tan interesante y surrealista como el lugar del que nos proponemos hablarte, Wanli, un enclave en la costa norte de la isla a una hora aproximadamente de Taipéi. Aquí, en mitad de Asia conviven un castillo-hotel y la cúpula fake de una iglesia griega junto con estas estructuras futuristas concebidas en los años 60, en pleno boom del diseño space age. Pero vayamos por partes.
Suuronen se propuso a finales de los 60 crear una serie de módulos prefabricados que en principio estaban destinados a ser chalets de esquí invernales. Diseñó dos modelos, la casa Futuro (ovalada, sustentada sobre un anillo metálico y cuatro patas e inspiradas en las naves espaciales) y la Venturo (rectangular, más parecida a una caravana setentera). Ambas tenían en el plástico reforzado con fibra de vidrio su mayor aliado, primero porque reducía su peso y era más fácilmente transportable y segundo porque podía curvarse para conseguir las extrañas formas deseadas por Suuronen, tan de moda en la era espacial (Armstrong en la luna, el primer Sputnik en órbita…).
A lo largo de esa década y la siguiente se construyeron varias de estas casas prefabricadas en diferentes puntos del mundo, la mayoría como cafeterías o stands efímeros. Pero no en Taiwán. En esta valiente y desacomplejada isla hubo dos intentos de levantar pueblos completamente ovnis. El primero, como bien cuenta Pedro Torrijos en su cuenta de Twitter, se localizó en ShanZi y estaba destinado a los militares estadounidenses ubicados en el Pacífico. Empezó a construirse en el 78 como un resort de lujo (algo friki) frente al mar pero no prosperó y en 2008 todas las construcciones fueron demolidas.
Sobre esas fechas (no se sabe con exactitud cuándo pero se cree que pudo ser a principios de los 80) en otro lugar de la isla cerca de la capital, concretamente en Wanli, se levantaron decenas de casas Futuro y Ventura, unas al lado de otras. Fueron habitadas seguramente hasta los años 90, cuando la mayoría fueron abandonadas, probablemente porque la utopía sesentera del finlandés Suuronen no cuadraba con los tifones, la humedad y las condiciones climáticas de Taiwán.
Por suerte, y de momento, estas extrañas estructuras a la vez futuristas y retro siguen en pie y se pueden visitar hasta en transporte público si tienes la suerte de recalar en este rincón de Asia. Una estupenda parada si te gusta la arquitectura porque solo sobreviven menos de medio centenar de Venturos y Futuros repartidos por el mundo. Además, dos o tres de estas viviendas están todavía habitadas o al menos en buena forma y es relativamente fácil y seguro acceder al interior de las abandonadas para tener una idea de cómo estaban pensados estos pequeños ovnis residenciales, un testimonio de lo que pudo ser y todavía es.
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