Netflix continúa exponiendo los entresijos oscuros y proclamaciones dudosas de sectas y cultos con Raël, el profeta de los extraterrestres, una serie documental que posa su mirada crítica sobre el líder espiritual de los raelianos, el francés Claude Vorilhon, más conocido como Raël. A lo largo de cuatro episodios nos hacen partícipes de un relato que parece salido de una novela de ciencia ficción. Sin embargo, en toda esta historia surge un detalle que no pasa desapercibido y que expone la historia inaudita que el mundo se creyó.
La serie documental se suma a otras (interesantísimas y dolorosas) propuestas sobre sectas y cultos, como Bikram: Yogui, gurú, depredador; Wild wild country; La oscuridad de la luz del mundo y Llamas Gemelas: cómo apagar el fuego, para exponer sin tapujos a este movimiento francés surgido en 1974 que sigue fielmente a un supuesto profeta que asegura que los extraterrestres le encomendaron la misión de difundir un mensaje: que la teoría de la evolución no existe y que los seres humanos somos una creación genética de un laboratorio alienígena. Creen en el libertinaje sexual, que se adoctrine a los niños en el placer (un detalle polémico que llevó a que varios seguidores franceses fueran sentenciados por pederastia), permiten que el líder disfrute de un harén propio y, por si fuera poco, que son responsables del primer clon humano.
Como lo leen. Un clon que supuestamente vive entre nosotros en absoluto anonimato.
Raël, el profeta de los extraterrestres se adentra en diferentes detalles polémicos que rodean a esta secta a través de entrevistas con seguidores, detractores, periodistas, abogados y hasta el mismísimo Raël a sus 77 años. Pero, sobre todo, hace hincapié en la historia de Eva, el (supuesto) primer bebé clonado.
Aquellos que estaban prestando atención a la actualidad informativa de comienzos de siglo recordarán la historia. Básicamente porque disparó el debate científico, religioso y ético en torno a la posibilidad de la clonación humana mientras la reacción global, entre incredulidad y estupefacción, se congeló en ese momento en el tiempo sin que nunca supiéramos nada sobre el supuesto bebé. Solo se supo que supuestamente había nacido en Israel a las 11:55 de la mañana el 26 de diciembre de 2002. Según la científica a cargo del proyecto, la doctora Brigitte Boisselier, mantuvieron la identidad de la familia en secreto porque los padres querían proteger a la niña y porque a ella la podrían llevar a la cárcel en Francia por el experimento.
En aquel entonces, los raelianos se habían erigido como expertos en el asunto después de fundar Clonaid, una empresa supuestamente creada para la investigación científica de la clonación humana. Se promocionaron por todas partes, Raël y Boisselier dieron entrevistas y dijeron que varias familias los habían contactado para pedirles los servicios de clonación, asegurando que tenían decenas de mujeres dispuestas a donar óvulos. Fíjense si fueron famosos en el asunto que hasta declararon a favor de la clonación humana en el Congreso de Estados Unidos cuando se abrió el debate. El líder de una secta que cree en extraterrestres y que dice haber cenado con otros profetas, como Jesús y Moisés, declarando en el Congreso. Increíble pero cierto.
La guerra de los clones: lo que el documental no cuenta
Pero entonces, Raël, el profeta de los extraterrestres incluye un extracto de una vieja entrevista de la doctora Boisselier donde le cuestionan la veracidad de la clonación de Eva. La científica mantiene que no miente al sugerir que sería imposible revelar una historia semejante si no fuera verdad. Y cuando el presentador insiste en que quizás lo hizo “por dinero”, ella le pide que vea su auto (como sugiriendo que es baja calidad) porque se gastó “todo el dinero para hacer bebés”.
¿’Bebés’… En plural?
Esa palabra me hizo ‘click’ y buscando en la hemeroteca de las redes descubrí una historia que el documental no cuenta. Porque existen artículos de la época que exponen que Clonaid no solo dijo que habían clonado a Eva, sino que habían nacido cinco bebés entre diciembre de 2002 y febrero de 2003 (CNN). Poco después, en marzo de 2004, la propia empresa proclamó que habían nacido 13 clones hasta el momento. Es más, según The Washington Post, pedían 200.000 dólares a quien quisiera un clon. Sin embargo, nunca ofrecieron pruebas de la existencia de ninguno. Ni datos científicos, escritos científicos ni nada que corroborara el asunto.
No obstante, el mundo se lo creyó. O al menos compró la historia. Porque los medios se hicieron eco del asunto como un evento noticioso. Periódicos destacados como The New York Times, The Guardian, Los Angeles Times o The Washington Post, programas de televisión e informativos del mundo expusieron las revelaciones de los raelianos y Clonaid, mientras la comunidad científica trinaba con el tema.
Pero… ¿es cierto?
A través de las pinceladas que muestra el documental de Netflix podemos llegar a nuestras propias conclusiones. Por ejemplo, muestran cómo Raël descargó toda responsabilidad sobre la doctora en una entrevista diciendo que “él también estaba esperando pruebas” que corroboraran las existencia de Eva. Mientras que en la charla que concedió al documental se ríe del asunto.
“Muchos medios mentirosos dicen que realice una clonación. Nunca jamás. No tengo el conocimiento ni la competencia. No soy científico”, dice mientras se lava las manos del problema. “Así que creé una empresa fantasma, Clonaid”, sentencia quitándole toda credibilidad a la dichosa fundación científica. “Era un apartado de correos en las Bahamas para que la gente dijera que había lanzado una empresa de clonación”. En otras palabras, que simplemente buscó publicidad para su movimiento. Y lo consiguió. “Brigitte y yo nos morimos de la risa”, dice sobre la invitación que recibieron para hablar en el Congreso de Estados Unidos.
Finalmente, mientras la doctora sigue manteniendo que Eva existe y Raël deja la duda en el aire quitándole veracidad científica, el otro científico que trabajó en el laboratorio, el ex raeliano Damien Marsic, asegura que el clon nunca existió. “Yo observé todo desde dentro y puedo asegurarles que no es cierto”, dice.
Una verdadera película de ciencia ficción que el mundo devoró, comentó y debatió. Que ningún país condenó directamente con una investigación a fondo buscando a los supuestos bebés. En cambio, la historia circuló y solo un juez de Florida decretó que no podía hacer nada por proteger al supuesto primer bebé porque, si nació en Israel, no tenía jurisdicción. Una historia insólita que corrió como la pólvora, que el mundo consumió y despertó el debate ardiente en la comunidad científica dándole notoriedad a la secta en cuestión. Pero nunca demostraron nada y mientras tanto, Raël continúa predicando su mensaje, ahora, desde Japón.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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