20 de septiembre de 2024

Extraterrestres

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Los Ovnis de Movimiento Ciudadano

Los Ovnis de Movimiento Ciudadano

No me alarman los conflictos pantalla ni las campañas de desprestigio. Son normales a estas alturas de cualquier proceso electoral.Lo que verdaderamente me pone muy mal es el cinismo de algunos partidos y la normalización de la estupidez como estrategia de comunicación política.¿Por qué nadie se ha quejado, por ejemplo, de los “spots” del OVNI

No me alarman los conflictos pantalla ni las campañas de desprestigio. Son normales a estas alturas de cualquier proceso electoral.

Lo que verdaderamente me pone muy mal es el cinismo de algunos partidos y la normalización de la estupidez como estrategia de comunicación política.

¿Por qué nadie se ha quejado, por ejemplo, de los “spots” del OVNI de Movimiento Ciudadano?

Yo tengo la hipótesis de que es porque la gente, cuando los mira, entiende que son basura electoral y los borra de su mente.

No. Perdón. Esto no lo podemos permitir. ¿Por qué? Porque usted y yo pagamos esa producción con nuestros impuestos.

Pero, además, porque esos “anuncios” son como un virus que afecta los “ratings” de los canales de televisión y de las estaciones de radio. Son perder-perder.

Quedarse callado ante esto es como permitir un asalto, como autorizar un daño mediático. Así como somos buenísimos para discutir otras cosas con las autoridades, urge que impidamos que nos sigan faltando al respeto.

Ojo: no estoy hablando mal de Movimiento Ciudadano ni estoy especulando sobre su participación en las elecciones del 2 de junio. Estoy denunciando sus “spots”.

¿A quién se le ocurrió eso? ¿Como por qué? ¿Cuál es la idea? ¿Quién autorizó semejante barbaridad? ¿Qué opinan en los medios de que los obliguen a contaminar su programación con estos materiales?

En el muy remoto caso de que usted, de tanto ver mugres, no entienda de qué le estoy hablando, déjeme describirle el “comercial” de Movimiento Ciudadano.

El video comienza con una especie de plataforma cilíndrica, como de película de ciencia ficción, ubicada en medio de un desierto, que se conecta al cielo a través de un rayo naranja.

Ya desde aquí, malo el cuento. ¿Qué tiene que ver esto con política? ¿Será que el mensaje es que estas señoras y que estos señores creen que gobernar un país es como un videojuego o qué?

Luego vemos más imágenes digitales, como el de un símbolo que indica que se está cargando una pila.

Se abre la plataforma cilíndrica y entre humo y rayos de color naranja, emerge, como si fuera Frankenstein, el famoso niño Yuawi López, el que lleva toda la vida interpretando la canción “Movimiento naranja”.

A mí siempre me ha asustado el uso de menores de edad para la creación de propaganda política porque, evidentemente, sólo Dios sabe qué haya detrás de estos chiquitos y, peor tantito, desconocemos qué vayan a opinar cuando crezcan.

Pero todavía no le he dicho lo más delicado: Yuawi ya no porta con orgullo la ropa tradicional de los huicholes. No, ahora, en lugar de huaraches, porta unos tenis “fosfo fosfo”.

El resultado es grotesco, caricaturesco, perverso. No entiendo por qué la gente que defiende a nuestros pueblos originarios no ha levantado la mano. Es un atentado cultural.

Hasta aquí sólo llevamos 10 segundos. ¡Imagínese lo que sigue!

Yuawi comienza a dar pasos. Con cada una de sus pisadas, el suelo árido se va iluminando como si el muchacho estuviera poseído y al grito de “¡Arráncate, México!”, emulando la campaña de Samuel García en Nuevo León, empieza la canción.

El niño canta y baila acompañado de un señor de sombrero con acordeón, de una chica con botas blancas en la guitarra, de una señora joven con un güiro y de un hombre que le pega a un tambor.

El resultado es una suerte de batucada. La letra dice: “Es el comienzo. Todo estará mejor. Movimiento Naranja. El futuro está en tus manos. Movimiento Naranja. Movimiento Ciudadano”.

¿Cuál es la nota? Que cuando el protagonista de este musical está más inspirado que nunca cantando: “Somos mexicanos libres” arriba de él aparece un OVNI, un FANI. Llámelo como quiera. ¡Es un platillo volador!

Me puede usted explicar qué representa eso. ¿Que los de Movimiento Naranja son extraterrestres, que pertenecen a una secta que sueña con irse a vivir a otro planeta o que el niño está invocando a otra civilización con su mensaje?

¿Qué tienen que ver los fenómenos aéreos no identificados con la política mexicana? ¿Deberíamos comenzar a pensar en votar por criaturas de otros planetas?

De por si la obsesión de estas señoras y de estos señores de ver a nuestro país como un inmenso desierto es preocupante, ¿qué me dice ahora?

No, pero espérese. Todavía falta. En este punto, la letra de la canción se vuelve más peligrosa con afirmaciones como: “convencidos que todo es posible”.

A ver, a ver, a ver. ¿Cómo que todo es posible? No estamos bromeando. Esa frase se presta para muy malas interpretaciones.

El caso es que en ésas estamos cuando el OVNI es sustituido por la sombra de un águila hecha con efectos digitales. Yuawi continúa: “Somos libres como el viento. Como el águila que está en movimiento”.

Para no hacerle el cuento largo, hay más música, más baile, más efectos digitales y un remate como religioso en donde el niño extiende sus brazos hacia el cielo y todos miran hacia arriba como si le estuvieran rezando a alguien.

¿A quién? Al logotipo de Movimiento Ciudadano. Al que hasta hace poco era un águila. Al que hasta hace poco era un platillo volador. ¡Hasta miedo me dio! Fin del “spot”.

Me encantaría decir que el chiste se cuenta solo pero esto no es un chiste. Nos estamos jugando el futuro de México en las elecciones más grandes de todos los tiempos.

No se vale que nos salgan con estos “anuncios” que, a todas luces, no aportan nada. ¿O usted qué opina?