10 de noviembre de 2024

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Harry Houdini: una muerte envuelta en sombras

Harry Houdini: una muerte envuelta en sombras

Lejos de lo que mucha gente cree, Houdini no murió ahogado en la jaula de tortura china, como el cine nos ha hecho creer. Tras unos días ingresado en el Hospital Grace de Detroit, el 31 de octubre de 1926, y consciente de su estado, hacía una última confesión a su hermano Theo: "Estoy cansado

Lejos de lo que mucha gente cree, Houdini no murió ahogado en la jaula de tortura china, como el cine nos ha hecho creer. Tras unos días ingresado en el Hospital Grace de Detroit, el 31 de octubre de 1926, y consciente de su estado, hacía una última confesión a su hermano Theo: «Estoy cansado de luchar…». Horas después, a las 13.30 h, Houdini perdía la vida, dando origen a leyenda… y dejando muchas preguntas sobre su muerte sin responder.

Houdini, que en vida reveló no sólo los trucos empleados por faquires, médiums y demás «traficantes de milagros», sino también los propios, dejó un gran enigma para la historia, un misterio sin resolver a día de hoy: ¿fue asesinado? y, en ese caso, ¿por quién? Los sospechosos, son más de los esperados…

Tras su agresiva campaña desenmascarando falsos médiums, muchos quisieron ver en los espiritistas a los responsables de su ‘extraña’ muerte

La versión oficial afirma que falleció a los 52 años a causa de una peritonitis provocada por un golpe en el abdomen. Houdini mantenía una forma física increíble, lograda a base de entrenar duramente cada día. Presumía de ser capaz de soportar cualquier golpe en el abdomen y permitía que quien lo deseara le propiciará un puñetazo con toda su fuerza sin inmutarse.

El 22 de octubre de 1926, mientras se encontraba en la Universidad canadiense de McGill actuando y dando una serie de charlas, recibió la visita de tres admiradores. Uno de ellos, J. Gordon Whitehead, era boxeador y decidió poner a prueba al gran escapista. Houdini aceptó. Sólo falló algo: Gordon, en lugar de darle tiempo a incorporarse y preparar el abdomen para recibir el puñetazo, lo golpeó antes de tiempo. Desde entonces y hasta su muerte días después, los dolores y la fiebre fueron insoportables, desmayándose en varias ocasiones durante sus espectáculos posteriores, los cuales no suspendió hasta que no pudó más e ingresó en el hospital el 25 de octubre.

Hubo quien quiso ver en estos admiradores a un grupo de espiritistas hartos de que Houdini, en su particular cruzada contra los seguidores de esta corriente que crecía con fuerza en aquellos años, desmontara y desprestigiara a los médiums que sostenían esta filosofía.

La hipótesis de los espiritistas como asesinos de Houdini es una de las que más fuerza ha ganado, y no es para menos. En más de una ocasión, los adeptos al espiritismo amenazaron públicamente al ilusionista debido a sus constantes críticas y ataques a lo que ellos daban por hecho o con lo que ganaban, gracias a la fe ciega de muchas personas, grandes cantidades de dinero.

Hay quien sostiene que pudo ser envenenado, también por personas de este grupo, ya que tanto él como su esposa, Bess Houdini, refirieron dolores de estómago hasta el 31 de octubre, fecha en la que Bess dejó de padecerlos.

No faltan hipótesis para intentar explicar la muerte del gran escapista: desde quienes acusan al mismísimo Conan Doyle hasta los que señalan a Bess Houdini, su propia esposa

Pero hipótesis no faltan, ya que incluso Bess fue señalada como culpable. El móvil habría sido el despecho al enterarse de una aventura que, dicen, Houdini mantuvo fuera del matrimonio. También en relación con su esposa se dice que, para asegurarse el cobro del seguro, llegó a pagar hasta 200 dólares a los tres admiradores que se acercaron a la Universidad para que no quedarán dudas en su declaración de que el golpe propiciado por Gordon fue el causante de la peritonitis.

Hasta Conan Doyle fue señalado como posible responsable de la muerte de Houdini. Una posibilidad bastante remota según los historiadores porque, si bien es cierto que mantuvieron una buena amistad que acabo quebrándose por las irreconciliables posturas mantenidas por cada uno, tampoco existía un móvil sólido: el económico queda completamente descartado y, si tenemos en cuenta la firme creencia de Doyle en el más allá, sería absurdo en base a su moral eliminar a Houdini. No obstante, no deja de ser una curiosa posibilidad.

Lo cierto es que, casi 100 años después, no sabemos a ciencia cierta cuál fue la causa real de la muerte de Houdini, o si hubo una o varias personas detrás. Si hay algo en lo que los investigadores y biógrafos coinciden es en que enemigos no le faltaban. La duda sobre su fallecimiento es tal que, en el año 2007, una de sus descendientes, George Hardeen, solicitó un permiso judicial para exhumar sus restos y descubrir, de una vez por todas, el secreto del último escape del Gran Houdini.