Unas 800 estrellas han desaparecido potencialmente del cielo en las últimas siete décadas, comunicó días atrás al portal Space.com la astrónoma Beatriz Villarroel, del Instituto Nórdico de Física Teórica de Suecia, que logró arribar a esa conclusión gracias al proyecto VASCO (del inglés ‘Fuentes que desaparecen y aparecen durante un siglo de observaciones’).
El estudio se realiza desde 2017 y consiste en una comparación sistemática de mapas astronómicos fotográficos contemporáneos con los captados en la década de 1950 por astrónomos del Observatorio Palomar, en California (EE.UU.).
«En realidad, estamos interesados en todo tipo de objetos que desaparecen, pero lo ideal sería encontrar una estrella que se haya mantenido estable y que haya estado en el cielo desde que podemos recordar y mientras tengamos datos de, y un día simplemente desaparece. Y puedes apuntar con los telescopios más grandes del mundo y seguir sin ver nada allí», dijo Villarroel.
«Tenemos astrónomos de todo tipo de campos diferentes interesados en el proyecto, especialistas en núcleos galácticos (la fuente de energía de cuásares intensamente brillantes en el universo distante), físicos estelares y científicos de SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre, por sus siglas en inglés). Todos tienen sus razones para involucrarse en el proyecto», afirmó la especialista.
Según la investigadora, el método permite determinar las estrellas desaparecidas y distinguirlas de las de cuyo brillo simplemente fluctúa a través del tiempo.
Aunque el conocimiento actual sugiere que las estrellas cambian muy lentamente y que las desapariciones dramáticas deberían dejar rastros, eso no quiere decir que todas las estrellas brillen de manera constante. De hecho, el cielo está lleno de estrellas variables que pulsan y cambian de brillo. Villarroel enfatiza que VASCO se trata de algo diferente: «Sabemos que hay estrellas variables, pero sus escalas de tiempo tienden a ser de unos pocos años como máximo. Queremos encontrar algo que vaya de una estrella completamente estable a desaparecer por completo; esto no ha sido documentado, y este tipo de descubrimiento podría conducir a una nueva física«.
La primera etapa en el procesamiento de datos la actividad de los voluntarios. «Nuestro equipo en la Universidad de Uppsala ha desarrollado la página web de ciencia ciudadana ml-blink.org, donde se puede hacer clic y combinar imágenes. Tenemos desarrolladores de juegos de computadora que han buscado hacer que el diseño sea más atractivo, y también tenemos una inteligencia artificial en desarrollo«, señaló la científica, aclarando que en la segunda etapa las imágenes prometedoras son revisadas por el equipo.
Con ese método ya han detectado más de 800 estrellas potencialmente desaparecidas, ocho veces más que la cifra anunciada por la misma Villarroel en diciembre del 2019. Ahora los científicos analizan cada objeto tratando de clasificarlos según las categorías ya conocidas: rojas, enanas, supernovas o variables.
¿Hay vida extraterreste?
Ahora bien, si esos 800 candidatos resultan contener una estrella en fuga ideal, ¿cuál podría ser la posible explicación?
Una podría resultar ser la llamada supernova «fallida»: una estrella monstruosa con un núcleo tan masivo que colapsa en un agujero negro y consume el resto de la estrella de adentro hacia afuera, cortando el torrente de energía nuclear, fusión que normalmente acompaña a una explosión de supernova y no deja restos visibles. Pero Villarroel cree que las probabilidades están en contra de esta explicación: ella piensa que dichos eventos deberían ocurrir una vez cada tres siglos en nuestra galaxia, por lo que es poco probable que el proyecto VASCO se tope con uno por casualidad.
Por el momento, es difícil imaginar otros procesos naturales que podrían resultar en la simple desaparición de una estrella. Eso plantea otra posibilidad que inspiró a VASCO desde el principio: la idea de que eventos astronómicos aparentemente imposibles podrían revelar la existencia de civilizaciones alienígenas avanzadas.
«Tenemos mucho trabajo por hacer, y creo que, para ser claros, es casi seguro que es una mezcla de objetos de diferentes tipos», señala Villarroel. Al mismo tiempo, indica que objetos que no quepan la visión normal de las cosas pueden ser evidencias de vida extraterrestre, por ejemplo, de la construcción de una esfera de Dyson, hipotética megaestructura en forma de burbuja que cubre una estrella para usar toda la energía producida por esta.
«Hay muchas formas distintas de pensar sobre esto: esferas de Dyson y otras estructuras, balizas que se encienden y apagan, o que apuntan en nuestra dirección durante un tiempo determinado, o tal vez hay formas para que una civilización se deshaga de las estrellas que se interponen en su camino», finalizó Villarroel.
Mirá también
Mirá también
Impresionante imagen: una supernova expulsando titanio
Mirá también
Mirá también
Más historias