Lionel Messi, un extraterrestre en el planeta de Miguel Rep
La nueva publicación incluye dibujos y textos y nació por el goce que significó el Mundial de Qatar, de acuerdo al propio autor. «Es hijo de la tercera Copa», explica.
“Mundial 2030” se anuncia en uno de los dibujos del nuevo libro de Miguel Rep, Messi – nacido extraterrestre (Planeta). Debajo se anuncia: “El partido en Argentina se jugará en el Monumental. Y Leo, con 43 años, hará su partido récord una vez más”. La ilustración, típica del estilo Rep, es Messi con los cortos, la camiseta albiceleste y la pelota delante suyo. Este es apenas uno de los tantísimos dibujos y textos que componen las 167 páginas del trabajo que es una suerte de continuidad de Evita – Nacida para molestar y Diego – Nacido para molestar. “Messi se percibe como un pibe que se lleva bien con todos, salvo con Países Bajos y Francia. No parece un muchacho que quiera molestar, y por eso lo imaginé como el extraterrestre”, adelanta Rep en diálogo con Página/12.
– ¿Por qué Messi?
– Este libro de Messi se debe a que disfruté del Mundial y no porque sea un plan. Cada biografía que hice fue saliendo por distintos motivos. En el caso de Evita por su significado en la historia, en el de Diego porque se murió y en el de Leo por el goce que significó Qatar. Estas biografías fueron saliendo.
– ¿Cuándo se te ocurrió?
– Cuando (Gonzalo) Montiel hizo el gol en la final contra Francia, pero nunca tuvo como finalidad la serie molestar. La duda era qué le ponía: ¿nacido para campeón, nacido para triunfar, para winner? Pero eso no va con la mentalidad del humorista: uno siempre, como humorista, acompaña algo de la ambivalencia del triunfador que también fracasa. Y Messi tiene momentos de fracaso y de pérdida. Le cuesta que la abuela lo meta en Abanderado Grandoli, le cuestan los pinchazos. Hay voluntad por crecer, por aprender, por ser humilde hasta hoy. Pero eso conlleva a otra faceta del héroe, que se ve en el “salí pa’ allá, bobo” o en el Topo Gigio o en el “ganamos, la concha e’ su madre” o en la renuncia a la Selección. Este libro es hijo de la tercera Copa, del goce que tuve viendo la final, porque salvo después del tercer gol a Croacia nunca tuvimos relajo en el Mundial.
– ¿Se puede hablar de Diego sin hablar de Messi y viceversa?
– Tienen muchos parecidos, pero a Messi le falta jugar contra Inglaterra. Siempre existen las comparaciones, más si sos el mejor del mundo, sos 10, sos argentino, sos petiso, sos zurdo. ¡Cómo no comparar tantas coincidencias! Además, Argentina es muy de comparar. El periodismo y la hinchada son de comprar. Lo lindo, más que la comparación, son los eslabones. Hay una relación entre esos pies de los años 80 y estos de los 2010. Pero en los libros que hice sobre Diego y Leo no comparo, sino que doy testimonio de lo que me parecen ellos, que son los mejores de su tiempo, cada uno en su contexto. Porque no es lo mismo triunfar desde la villa que ser de clase media baja. No es lo mismo ser ídolo en Argentinos Juniors o Boca que en Barcelona. Hay comparaciones que no se pueden hacer y otras tienen que servir, como cuando comparás los aportes de Freud y Young.
– Es difícil no entrar en el juego de compararlos.
– Por eso me limito a dar testimonio de lo que me parecen estos dos tipos, que son los mejores de su tiempo. Son los mejores de la historia y son argentinos. Pero sus contextos son distintos. No son mejores uno u otro. En todo caso cambian, imantan su época. Diego no vivió la Play Station y Messi es producto de esto también, de la velocidad mental. Más que comparar me gusta elogiarlos. En el arte, en el fútbol, en la literatura, todo se va modificando. Y todo es cada vez más veloz. No es mejor ni peor, es otro estilo.
– ¿Hasta dónde esta serie de libros es a la vez periodística?
– Tiene mucha investigación que hizo mi hermano, que es periodista, Jorge Repiso. El laburo previo es leer todo lo posible sobre los personajes y valerme de mi hermano. El chequeo periodístico no es sólo sobre datos, fechas, sino el chequeo gráfico, qué camiseta usó en tal partido o datos de ese estilo, que parecen pelotudos pero que si le errás te pueden dejar en off side. Sobre todo ante el periodismo deportivo, que es obsesivo. No vengo del deporte, entonces siento que hago algo que me divierte pero que requiere de una obsesión por la documentación. El mundo del periodismo deportivo es meticuloso, memorioso y caprichoso al mismo tiempo. En cuanto a escuelas, hay cierto periodismo bastante exitista, aunque no todo. Respeto más al periodismo de Panzeri, pero hay uno más exitista que es el televisivo o radial.
– ¿Consumís periodismo deportivo?
– No. Soy de la generación de El Gráfico, que ya no está. El verdadero seguidor del periodismo deportivo no se pierde nada: Olé, La Red. Sabe de la previa de cada partido y del post partido. No son mi consumo esas discusiones tipo las de Pagani o Manusovich. Eso me ahuyenta, tal vez por mi ignorancia, porque no puedo seguirlos. Carezco de ese conocimiento. Veo que hay una invasión del opio de los pueblos que no puedo seguir. A la vez me molestan algunas cosas exitistas, como eso del Messi pecho frío. Hay como una retroalimentación del circo por el lado comercial que no me atrae.
– ¿Qué mirás en el ámbito del deporte?
– Me gusta ver los partidos de los mundiales. Ahora espero con ansias la Copa América y las Eliminatorias. No me vuelvo de cabotaje, no soy un sediento del cabotaje. No me interesa ir a la cancha ni ver los partidos. Soy adicto a los partidos continentales o de mundiales. Ni siquiera me desespera el Inter de Miami.
– ¿En qué otras cosas, entre tantas, Messi es un extraterrestre?
– Lo es de nuestro sistema AFA, de nuestro sistema barra brava: nunca tuvo que soportar esas barras en el vestuario que sí tuvo que soportar Maradona. Messi es también un capitán tardío. Al no estar en el sistema del fútbol argentino se convierte en un extraterrestre de la tierra argentina. Y a la vez es un campeón del mundo muy veterano: 35 años. Quizás el campeón más postergado. Es un personaje más universal, los niños lo adoran, le sienta bien UNICEF. A Maradona UNICEF lo hubiera echado por drogón. Por otro lado, al tratarse de dibujos, uno puede potenciar cosas.
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