En el jardín de la casa de un adulto mayor solitario y con problemas de memoria cae un ovni y de él sale un extraterrestre al que esconde en su hogar. Con Ben Kingsley y Jane Curti. Estreno de Netflix.
En los años ’80, tras el gigantesco éxito de E.T., las películas con extraterrestres se convirtieron en moneda corriente. No necesariamente grandes épicas de ciencia ficción sino, como lo era la película de Steven Spielberg, historias íntimas y relativamente pequeñas de «encuentros cercanos» con criaturas del más allá. JULES, en ese sentido, se parece a COCOON, película de 1985 en la que extraterrestres hacían contacto con habitantes de un geriátrico y cambiaban sus vidas.
Aún más pequeña que aquella película de Ron Howard, JULES empieza como una comedia dramática de pueblo chico cuyo protagonista, Milton Robinson (Ben Kingsley), es un tipo solitario y obsesivo cuya mayor preocupación parece ser ir a asambleas municipales y hacer reclamos un tanto inútiles. Milton tiene una hija llamada Denise (Zoe Winters, de SUCCESSION) a la que ve poco y es un tipo callado que empezó a tener problemas de memoria. Síntomas de un incipiente Alzheimer quizás. Y su hija cree que tal vez es tiempo de ponerlo en un geriátrico.
Un día, en su jardín, cae un plato volador, uno de esos clásicos de las películas de ciencia ficción de los ’50. De él sale un extraterrestre con look idéntico a los de esos films, dando la impresión que podría ser parte de su imaginación. Después de todo ese imaginario se corresponde bastante bien con su edad y con las películas que pudo haber visto de chico. El calvo y desnudo alienígena al que llaman Jules (Jade Quon) no habla pero tiene una mirada que se adivina amable y comprensiva. No hace más que estar ahí, sentado, observándolo todo. Y Milton rápidamente se da cuenta que mejor no hablar con otros de su recién llegado, ya que lo tomarán por loco.
Pero pasan algunas cosas y ese secreto no se puede guardar del todo (nunca está muy guardado en realidad, pero bueno). Dos otras jubiladas que suelen ir a las reuniones municipales a las que va Milton terminan topándose con la criatura. Interpretadas por Harrie Sansom y Jane Curtin, Sandy y Joyce acompañan al hombre en la experiencia y entre los tres veteranos solitarios –cada uno con una historia de vida y sus inconvenientes– empiezan no solo a apegarse a la criatura sino a tratar, al mejor estilo E.T., que no la descubran las autoridades que saben que algo cayó del cielo y están buscándolo. A la par, ellos tienen que ayudarlo a él –o eso entienden– a encontrar la forma de regresar a su planeta.
JULES es una película sobre la soledad de los adultos mayores y la necesidad que tienen de estar acompañados, ser escuchados y conectarse. Un film simple, humanista y tierno, sin muchos giros dramáticos. De hecho, Jules no es más que un dispositivo dramático, una idea de guión a la que se le da algo de vida para poner en juego esos temas. El solo tiene que estar ahí escuchando, ayudando cuando es necesario y colaborando a su modo para que las personas se encuentren. La comprensión y la empatía parecen ejercicios simples pero se han vuelto cada vez más ocasionales en este mundo cada vez más cruel e individualista.
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