“Las ventas siguen a la bandera a cuadros”. Recién salido de Montesa tras sus desavenencias con Pere Permanyer, Francisco Xavier Bultó repetía esta sentencia a modo de mantra. Y sí, aquello funcionó pues, no en vano, Bultaco llegó a ser una de las empresas más respetadas en el ámbito de las dos ruedas gracias a aquella máxima. Siempre innovando a partir de lo aprendido en las carreras y, por tanto, sabiendo usar la competición no sólo como el mejor banco de pruebas sino también como una plataforma publicitaria de prestigio.
Así las cosas, nadie puede negar la importancia de la competición a la hora de vender vehículos. Al menos, en un tiempo pretérito donde la ausencia de las redes sociales y demás instrumentos de banalidad ponía el foco en la prensa escrita y, sobre todo, en los éxitos tangibles logrados por la eficiencia tecnológica. Algo, en fin, muy diferente a vender automóviles según la paleta de colores o el tamaño de la pantalla dedicada al infoentretenimiento.
Dicho esto, la popularización del automovilismo en la España de los años sesenta tuvo en las copas monomarca un efectivo elemento de difusión. Organizadas por fabricantes tan dispares como Chrysler -SIMCA-, FASA -Renault- o SEAT éstas sirvieron para promocionar entre los posibles compradores las bondades de modelos y motores producidos en gran serie.
Asimismo, en sus parrillas de salida se foguearon varias generaciones de pilotos con nombres tan significativos como Carlos Sainz, Luis Villamil, Luis Pérez Sala o, sin ir más lejos, el propio Salvador Cañellas. No obstante, en el caso de este último lo cierto es que su polivalencia a los mandos de cualquier vehículo hizo de su trayectoria una historia más heterodoxa que las demás.
Veamos. Para empezar, este catalán nacido en 1944 no sólo ciñó su carrera al mundo del automovilismo. De hecho, gracias a cosechar la victoria en el GP de España -en la cilindrada de 125- logró convertirse en el primer español ganador de una prueba en el Mundial de Motociclismo. Asimismo, en su haber también podemos encontrar hasta tres victorias en las 24 Horas de Montjuïc así como una participación destacada en los equipos Bultaco y Derbi.
No obstante, sobre cuatro ruedas destacó durante más de una década, con excelentes actuaciones sobre modelos tan distintos como un camión Pegaso o el escueto OVNI; apodo con el cual se conoció al Goggomobil modificado de 1968, al cual se le incorporó el motor dos tiempos de una furgoneta DKW junto a los escapes de una Bultaco Metralla. Sin duda, una de las creaciones más ingeniosas en lo que se refiere a las carreras ibéricas.
Además, durante 1972 se hizo tanto con el Nacional de Rallyes como con la Fórmula SEAT 1430. Todo ello rematado con actuaciones destacadas en el equipo SEAT Competición -sobre el cual ya les estamos preparando una serie de artículos- y el Campeonato de España de Turismos de 1979.
Ahora, si hemos de escoger un año clave para el inicio de Salvador Cañellas en el automovilismo éste bien podría ser -con permiso del protagonista, quien aún pilota de forma meticulosa y profesional-, 1969.
1969, EL AÑO EN QUE SALVADOR CAÑELLAS SE CORONÓ EN LAS CUATRO RUEDAS
Por una vez, y sin que sirva de precedente, no sólo les vamos a ofrecer el artículo ultimado sino también el porqué del mismo. Y es que, revisando en hemerotecas y registros de clasificación la carrera de Salvador Cañellas, pudimos advertir la incuestionable presencia del año 1969. A todas luces, un momento de cambio en la vida de nuestro piloto protagonista. Para empezar, éste venía de haber conseguido algo tan importante como una prueba en el Mundial de Motociclismo de 1968 a lomos de una Bultaco 125.
Sin embargo, sus capacidades versátiles en lo relativo al motor lo llevaron a poner su interés en el automovilismo de cara a la temporada siguiente. Para empezar, vemos muestras de su habilidad en las carreras en cuesta gracias al pilotaje del llamado OVNI. Vehículo con el cual disputó las subidas a Begues, Monserrat y Montseny. Posiblemente, las únicas participaciones en competición de aquel diseño tan artesanal como excéntrico y fascinante antes de ser retirado por cuestiones relacionadas con la seguridad. Al menos formalmente, sin tener en cuenta la preocupación -e inquina- que levantaba entre rivales con monturas más costosas.
Pero no quedó ahí la cuestión. Lejos de ello, intentando hallar el estreno de Salvador Cañellas en el mundo de los rallyes hemos encontrado un dato muy interesante: su participación en el 6º Rallye Internacional Costa del Sol disputado también en 1969. Cita a la que acudió pilotando un Alpine A110 y en la que, además, logró quedar segundo con Carlos Domínguez como copiloto. Asimismo, unas pocas semanas antes ya había interpretado su estreno en dicha especialidad al inscribirse en el 5º Barcelona-Andorra organizado por el RACC. Cita ésta en la que, eso sí, no consta el haber llegado a la línea de meta.
En fin, muy interesante ver los inicios de quien, a los pocos años, llegaría a ser campeón nacional de rallyes al tiempo que firmaba actuaciones memorables en el Montecarlo junto a SEAT Competición. De todos modos, lo que nos ha llevado a pensar en el año 1969 como el momento clave para la transición de Salvador Cañellas al mundo del automovilismo ha sido su victoria en la primera Copa Renault.
De aquellas llamada Copa Nacional Renault 8 TS, en ésta se reunieron hasta 24 pilotos responsables de formar una de las canteras más interesantes en la historia de las carreras peninsulares. Es más, junto al de nuestro protagonista también podemos encontrar nombres como el de José Pavón -recordado en el panorama orensano y, además, muy unido a la historia de Estanislao Reverter y su Alpinche- o Emilio Rodríguez Zapico -quien incluso llegase a participar en el Campeonato Europeo de Turismos-.
Ahora, más allá de las habilidades demostradas por sus compañeros y rivales, lo cierto es que Salvador Cañellas se mostró dominante en todas y cada una de las citas de la Copa Nacional Renault 8 TS. Es más, no dejó de ganar en ninguna de ellas, logrando una victoria aplastante muy por encima de los tiempos registrados en el resto de la parrilla. Además, aquello tuvo excelentes resultados para la FASA de Valladolid en materia publicitaria pues, no en vano, más allá de una evidente libertad en los reglajes aquellos 8 TS eran “estrictamente de serie”.
En suma, sin dejar de lado al motociclismo -precisamente en 1969 conquistó la primera de sus tres victorias en las 24 Horas de Montjuïc, esta vez sobre la icónica Bultaco 360 con Carles Rocamora en dupla- Salvador Cañellas firmó un sensacional año de tránsito al automovilismo anunciando a las claras sus habilidades en el mismo. Sin duda, un profesional eficaz sobre cualquier tipo de terreno y montura.
Imágenes: Biblioteca Virtual de Prensa Histórica
P.D. En palabras del propio Salvador Cañellas, su llegada a la Copa Nacional Renault 8 TS fue tan apurada como casual. Es más, la decisión de inscribirse se tomó tan sólo dos semanas antes de la primera carrera, contando para ello con un 8 TS cedido por el amigo de una amiga. Prueba ésta de que, a veces, bien vale lanzarse a la piscina aún con algo de improvisación y prontitud. Asimismo, FASA dio entrega al campeón de un 8 TS en premio por la Copa. ¿Qué habrá sido de aquella unidad?
Escrito por Miguel Sánchez
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