«Green border», de la directora Agnieszka Holland, es una de las películas que darán el pistoletazo de salida a la Semana de Cine de Valladolid (SEMINCI), trasladando esa «urgencia» con la que la abordó y apelando a la «esperanza y humanidad».
En rueda de prensa, la cineasta polaca ha recordado que ella también fue «refugiada política en Francia, en 1982, tras la Ley Marcial en Polonia», de ahí que, a la hora de llevar a cabo este trabajo, lo hiciese conociendo bien «la frustración, el miedo y los sueños» de sus protagonistas.
«Border green» -«Frontera verde»-, trata sobre la crisis humanitaria provocada por Lukashenko en 2021, cuando abrió el país a migrantes para llenar Europa de refugiados, lo que le ha permitido contar una historia de plena actualidad.
En este sentido, ha indicado que, en anteriores películas, «Europa, Europa» o «En la oscuridad», ha hablado del holocausto nazi o de crímenes de guerra, «pero en otras épocas», mientras que en esta ocasión ha sido «algo real, de ahora, palpable, que está viviendo la gente en este momento».
Holland ha admitido que se ha sentido «muy cercana» a los protagonistas de este trabajo, que han sido representados por actores que han hecho propia las vivencias de sus personajes.
En este sentido, ha comentado que «los actores son una raza diferente» e incluso piensa que «igual son extraterrestres», ya que son capaces de mostrar «una gran generosidad y de ofrecer esperanza» a través de sus actuaciones.
«He rodado películas en diferentes países y los equipos técnicos pueden ser diferentes, pero en el caso de los actores no importa si vienen de actuar en un pequeño teatro de provincias o en Hollywood», ha advertido.
Es una de las películas con opciones de hacerse con la Espiga de Oro de la SEMINCI, tras haber logrado el premio especial del jurado en el Festival de Venecia.
Y todo ello por denunciar, en «Green Border» el trato hacia los solicitantes de asilo en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, por parte de la guardia fronteriza, a través de la historia de Bashir, interpretado por Jalal Altawil, un actor no profesional cuyo propio viaje sirvió de inspiración para la película.
Bashir está acompañado por su esposa Amina (Dalia Naous) y sus tres hijos, junto a personajes de Afganistán y África Occidental en ese viaje hacia Polonia, en el que son obligados a volver a Bielorrusia, sobrepasando el abuso de los derechos humanos. EFE
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