Por Dr. Antonio Las Heras (*)
alasheras@cronica.com.ar
Me encuentro entre quienes afirmamos que la especie humana no es el resultado de una evolución provocada por el tiempo, la Naturaleza y ciertos entramados físicos y químicos; sino que hemos surgido a partir de manipulaciones genéticas realizadas por entidades extraterrestres inteligentes que llegan a este planeta desde tiempos remotos. Expresado así, puede causar asombro tanto como escepticismo.
Es por ello que, traeremos aquí aquella frase del médico sir William Osler (1849/1919), conocido como el “Padre de la Medicina Interna”, que expresó: “las filosofías de una época se convierten en los absurdos de la siguiente, y las locuras de ayer se transforman en la sabiduría del mañana”.
Llegado a este punto me gusta agregar que, si pudiera sacar de su tumba a mi abuelo paterno para decirle que podemos ir a la Luna, caminar sobre su superficie y regresar sin impedimentos, todo en una semana, tal como lo pasó en 1969 con los astronautas de la Apollo XI; el finado pensaría que todos hemos enloquecido y buscaría regresar de inmediato a su tumba, no sin antes gritar: “¡A quién van a engañar con semejante mentira!” Obvio. Alguien que desencarnó cuando aún la aviación estaba en sus inicios le costaría aceptar que pocas décadas nos fueron suficientes para viajar al satélite natural y regresar indemnes.
Tanto más complicado será pensar que la Humanidad es fruto de decisiones tomadas por seres de otros mundos dispuestos a manipular, con su avanzada ciencia, a los grandes primates haciendo surgir, primero, a los homínimos, mucho tiempo después a los diferentes homos para, al final, hacer aparecer lo que hoy somos. Mi propuesta no es una idea nueva. Ya otros lo indagaron.
Uno, Charles Fort (1874/1932), lo hizo al publicar en 1919 “El libro de los condenados” en el que reflexionó: “Pienso que pertenecemos a algo. Que antiguamente la Tierra era una especie de tierra de nadie que otros mundos han explorado, colonizado y disputado entre ellos. Hoy, alguien posee la Tierra, y ha alejado de ella a todos los colonos. Nada se nos ha aparecido viniendo del más allá, tan abiertamente como un Cristóbal Colón desembarcando en San Salvador o Hudson remontando el río que lleva su nombre.
Pero, en cuanto a las visitas subrepticias hechas al planeta, muy recientes aún, en cuanto a los viajeros emisarios llegados quizá de otro mundo y cuidando mucho de evitarnos, tenemos pruebas convincentes”. Décadas más tarde, libros como “El retorno de los brujos”, de los célebres Louis Pauwels (1920/1997) y Jacques Bergier (1912/1978); tanto como “Historia desconocida de los hombres”, de Robert Charroux (seudónimo de Robert J. Grugeau; 1909/1978), efectuaron indagaciones en el mismo sentido.
La posibilidad de que la especie humana, tan distinta a todas las especies animales tanto actuales como las extinguidas, sea el resultado de manipulaciones provocadas, de forma intencional, en primates por inteligencias provenientes del espacio exterior. Y adviértase que no hablamos que la Tierra haya sido visitada por civilizaciones surgidas en otros planetas, en el tiempo.
Eso es algo diferente: serían meros visitantes. Nos referimos a que la Tierra fuera convertida en un laboratorio de experimentación genética. De ser así, ¿cuándo pasó todo esto? Cito al controvertido Erich von Däniken, de su libro “El mensaje de los dioses” (1973): “Lo que ciertamente y con exactitud sabemos es que hasta ahora todas las explicaciones relativas a la creación del hombre tienen carácter religioso. Pero ninguna de ellas resiste al rigor de un punto de vista moderno y objetivo.
Es un hecho todas las teorías sobre el origen humano empieza a resquebrajarse precisamente allí donde se trata de explicar de manera convincente cómo y porque el homo sapiens rompió súbitamente con la familia de los homínidos. ¿Por qué solo un grupo de nuestros antepasados se volvió inteligente? Gorilas y chimpancés son de la misma familia zoológica del hombre. No sé de ningún gorila que use pantalones o de ningún chimpancé que dibuje dioses.En cambio, todos los relatos de la creación afirman que “Dios” hizo al hombre “a su imagen”.
Por eso reformulo la molesta pregunta: ¿Cuándo, cómo, de qué manera y por qué se vio el humano de pronto dotado de inteligencia? Hasta ahora no he tenido la fortuna de oír la explicación siquiera aceptablemente del nacimiento de la inteligencia humana. El número de teorías es como una ruleta: podemos apostar por una u otraàal final nos quedaremos con las manos vacías. ¿Pruebas?. Ninguna.
Cada cráneo prehistórico que se halla confronta a los paleontólogos con más interrogantes. Por ello, ¿es tan absurda la idea de que, en algún tiempo remoto, desconocido, seres extraterrestres intervinieran en la evolución de los homínidos modificado artificialmente y con un fin definido su estructura celular?” Los párrafos precedentes, escritos ya hace medio siglo siguen vigentes.
Es absolutamente cierto que, con frecuencia, paleontólogos y antropólogos exhuman restos fosilizados que modifican lo que se suponía sobre nuestra evolución. ¿Será la Tierra un lugar de experimentación de entidades extraterrestres inteligentes? Cómo suponía Fort, ¿estamos siendo observados, investigados? ¿Sólo con finalidad de indagación científica o con alguna otra motivación? Interrogantes que estremecen. Es cierto.
LA MIRADA CLAVE DE UN ADELANTADO: CHARLES FORT
Charles Fort, un verdadero visionario en los inicios del siglo pasado, se extiende sobre algunos otros temas que exigen de minuciosa atención. Así, Fort en 1919 escribe: “Emprendiendo esta tarea de mi idea inicial (ver tema principal), deberé prescindir a mi vez de algunos aspectos de la realidad. Veo difícil, por ejemplo, cómo abarcar en un solo libro todos los usos posibles de la Humanidad para un modo distinto de existencia, o incluso, poder justificar la lisonjera ilusión que quiere que seamos útiles a algo o a alguien.
Los cerdos, los patos y las vacas deben, en principio, descubrir que son posesión de alguien, y después preocuparse por saber por qué son en realidad poseídos.
Quizá somos utilizables, quizá se ha operado un convenio entre varias partes: algo sobre nosotros tiene derecho legal por la fuerza, tras haber pagado por obtenerlo, el equivalente de las cuentas de colores que le reclamaba nuestro anterior propietario, más primitivo. Y esta transacción es conocida desde hace varios siglos por algunos de nosotros, carneros emisarios de un culto o de una orden secreta cuyos miembros como esclavos de primera clase, nos dirigen de acuerdo con las instrucciones recibidas y nos encaminan hacia nuestra misteriosa función.
Antiguamente, mucho antes que la posesión legal se estableciera, los habitantes de una multitud de universos aterrizaron en el luego llamado planeta Tierra y saltaron, volaron, navegaron o derivaron, empujados, atraídos hacia nuestras orillas, aisladamente o en grupos, visitándonos ocasionalmente o periódicamente por razones de caza, de trueque o de prospección. Quizá también para llenar sus harenes. Instalaron aquí colonias, se perdieron o debieron volver a marcharse”. Simplemente, genial su análisis.
(*) Doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. Magister en Psicoanálisis. Pte. Asoc. Arg. Parapsicología y de la Asoc. Junguiana Argentina
Más historias