El caso sorprendente de Estación Torrent

Por Francisco Villagrán

villagranmail@gmail.com

Especial para El Litoral

Una apacible noche de octubre de 1965 ocurrió un caso sorprendente de humanoides que se mostraron agresivos en una estancia ubicada en las afueras de la localidad correntina de Estación Torrent, donde casi hasta la madrugada rodearon el casco de la estancia. Alrededor de la medianoche algunos peones que se encontraban todavía despiertos observaron con asombro una gran luz blanca que se desplazaba lentamente sobre las casas iluminando todo y luego desapareció al parecer descendiendo en unos montes cercanos. Al poco tiempo los peones que se encontraban descansando en un galpón, al lado de unos frondoso y altor árboles, sintieron unos golpes y ruidos en el techo, y también en las ramas de los árboles. Salieron a ver qué ocurría y observaron, a la tenue luz de la luna, unas extrañas figuras pequeñas, de alrededor de un metro 20, según calcularon, que saltaban en las ramas de los árboles y luego al techo del galpón. Eran como unos chicos pequeños, por la estatura, que saltaban  en las ramas de los árboles y luego al techo, desde donde volvían a saltar a los árboles. Ante estas extrañas circunstancia y con bastante temor, lo peones decidieron avisar al dueño lo que estaba pasando. 

Cuando el patrón se hizo presente todos habían agarrado algunos rifles y decidieron repeler a balazos la agresión de estos presuntos humanoides que estaban rodeando la estancia y la zona. Algunos impactos dieron en el blanco y las figuras caían hacia atrás, lentamente, luego se levantaban sin que al parecer los disparos les hubieran hecho daño. Saltaban de nuevo a los árboles y de allí al techo del galpón. “Son unos enanos, patrón, los matamos a machetazos”.

Abrieron la puerta del galpón y algunos salieron, machete en mano, para atropellar a los agresores, pero éstos fueron más rápidos y agarrando de los brazos a algunos peones, intentaron llevárselos, pero fueron rescatados por sus compañeros, que al sentir los gritos de auxilio salieron en tropel para rescatarlos. Lo consiguieron y todos volvieron corriendo al galpón cerrando las pesadas puertas. Desde una ventana los peones continuaron disparando a los alienígenas, que caían y volvían a levantarse. Así durante casi toda la madrugada, hasta que las primeras luces del alba pusieron algo de tranquilidad a la terrible noche que habían pasado. Los visitantes habían desaparecido y todos vieron levantarse una luz contra los primeros rayos de sol. Aún temerosos por todo lo que había sucedido, revisaron la zona donde había sucedido todo, sin encontrar nada.

Durante la mañana, el dueño de la estancia y algunos peones hicieron la denuncia en la comisaría del pueblo. Una comisión policial se hizo presente y en el lugar encontraron gran cantidad de casquillos de los rifles que habían sido disparados, como así también muchas ramas rotas en los árboles circundantes de la estancia. No habían ninguna duda que allí algo había pasado. Para dar más credibilidad al caso algunos vecinos declararon haber visto esa extraña y gigantesca luz blanca y luego sintieron durante la madrugada el intenso tiroteo que refirieron los peones de la estancia.

El incidente quedó asentado en una denuncia con los testimonios de los vecinos y el informe policial. Pero todo no pasó de allí y con el paso del tiempo todo quedó en el olvido. Pero sin duda fue en su momento un caso espectacular al que no se le dio mucha difusión y casi nadie se hizo eco de los hechos, pero debió haber sido investigado a fondo.

Un caso similar

Hay muy pocos casos de contacto con humanoides en el mundo, en donde estos se muestran agresivos. Un hecho muy parecido al sucedido en Estación Torrent en Corrientes, sucedió diez años antes en la localidad de Kelly Hopkinsville, Estados unidos, el 21 de agosto de 1955. Esa noche los granjeros Billy Taylor y Lucky Sutton tuvieron que defenderse a tiros de rifle del asedio de un grupo de pequeños seres que resultaron sin daños aparentes a las balas de los asustados granjeros. Es este sin duda uno de los casos más espectaculares  de agresión, no entendiéndose el motivo de la misma. Los pequeños humanoides no tenían más de un metro 20 de altura, mantuvieron en vilo a los habitantes de la casa esa noche y cuando eran alcanzados por los proyectiles daban un salto hacia atrás y caían lentamente al suelo, luego de lo cual daban un gran salto hacia el techo de la casa o los árboles cercanos, siguiendo su insólita incursión.

Tal vez solo los extraños visitantes pretendían divertirse a costa del pánico de los habitantes de la granja en la que habían descendido, a bordo de un objeto luminoso de medianas dimensiones. Según el relato de los protagonistas, en determinado momento uno de estos extraños seres, con grandes orejas y brazos largos, tocó desde el tejado de la casa, la cabeza de Taylor, uno de los granjeros, como si quisiera comprobar como estaba conformado el mismo. Luego de esto el humanoide saltó a un árbol, a unos cinco metros de distancia y desde allí miró fijamente a los azorados testigos. Todo habrá durado unos diez minutos más o menos. Después, los pequeños seres, un grupo de tres o cuatro, desaparecieron en medio de la oscuridad de la noche y pudo verse a la nave luminosa desapareciendo a gran velocidad en el cielo ante el asombro de los asustados granjeros. Todo esto fue comprobado por la policía, que encontró alrededor de la casa numerosas cápsulas servidas de los disparos y algunas de las ramas de los árboles rotas o quebradas. Paralelamente también hubo denuncias de los vecinos  que vieron a esa misma hora descender y luego elevarse a un extraño objeto luminoso.