Mucho se ha dicho y escrito hasta ahora sobre avistajes de ovnis acontecidos desde hace siglos y, aún, milenios. Conocemos innumerables historias sobre estos sucesos.
A lo largo de la historia de la Argentina y del mundo se han producido gran cantidad de informes sobre experiencias relacionadas con la presencia de ovnis. Pero ¿cuál fue el primer avistaje reportado en el actual territorio de la Argentina?
Algunos se sorprenderán cuando señalemos que se trata de un acontecimiento “misterioso” ocurrido en los albores de la Patria. Apenas unos días después de cumplidos tres meses de aquel martes 9 de julio de 1816 en que se concretó la Declaración de Independencia de la Argentina.
En efecto, la primera observación de un fenómeno aéreo de naturaleza desconocida que se tenga noticia en nuestro territorio ocurrió el 16 de octubre de 1816 y fue registrado por la Gazeta de Buenos Ayres, el diario fundado por Mariano Moreno, diez días después, el 26 de octubre.
Según figura en el artículo el hecho se produjo sobre la localidad de Rojas, al noroeste de la provincia de Buenos Aires.
Indica el diario que los acontecimientos tuvieron lugar a las tres y media de la tarde. Los objetos voladores fueron descriptos como cuatro “globos ígneos” que descendieron del cielo produciendo, al caer a tierra por el sur, un torbellino acompañado por un intenso temblor. Una construcción muy endeble y frágil que se hallaba cerca no sufrió daños, pero la carreta que estaba a un lado de la misma fue arrebatada por los aires. También “volaron” algunos caballos y una mujer que se encontraba en su casa fue elevada y llevada rumbo al sur unas dos cuadras y luego otras trece hacia el norte.
Este dato, sobre lo acontecido a esta persona, no es menor: difícilmente un fenómeno meteorológico –y ni qué hablar de uno astronómico– serían capaces de transportar por el aire a alguien durante un kilómetro y medio. Sólo advertir esto ya nos hace acordar aquellos relatos del Antiguo Testamento al igual que de varios mitos y leyendas, donde se afirma que tal o cual fue “arrebatada” para ser llevada por el aire hacia sitios desconocidos.
El informe del diario no indica otros datos sobre cómo afectó el hecho a esta mujer.
Agrega la noticia que fueron encontrados pastos quemados, al igual que las maderas y cercos de tuna de algunas casas de los alrededores. Este dato es particularmente relevante ya que coincide con la cantidad de hechos ocurridos en estas últimas décadas donde, tras el aterrizaje de algún ovni, queda el común denominador de “pastos quemados” usualmente en forma circular u oval. La Gaceta de Buenos Ayres no especifica al respecto, pero si destaca la presencia de vegetación afectada.
Los misteriosos artefactos que provocaron todas estas alteraciones no pudieron ser hallados. Nadie logró encontrarlos y, a la fecha de la noticia publicada por la Gazeta, habiendo transcurrido ya diez días del episodio, no se pudo determinar qué había caído en la zona y dónde se habían dirigido los objetos en ese lapso.
La noticia
Textualmente la noticia dice: “A las tres y media de la tarde se vio descender de la atmósfera, sin lluvia, un pedazo de nieve durísimo, que cayendo se dividió en cuatro pedazos al parecer, que se estrellaron estrepitosamente sobre el campo. Enseguida se distinguió hacia la parte Sur, una especie de torbellino acompañado por un temblor del ambiente y estas cosas tenían una similitud de globos ígneos. Eran como de fuego y muy brillantes.”
“Se atribuye a estos el haber quemado los pastos, las maderas de algunos edificios cercanos y las cercas de tuna con indicios evidentes de incendio. El extraño torbellino se dirigió sobre la mayor parte de la población y causó los más extraordinarios efectos.”
“Un edificio tan leve como una carreta, que estaba contigua, quedó ileso al mismo tiempo que otra carreta fue levantada por los aires, salvando los cercos que estaban distantes. También se vieron a muchos caballos y vacas trasladados por elevación a una distancia de unas cuatro cuadras del lugar donde se hallaban. Una mujer corpulenta fue sacada de su casa, también por elevación, y llevada en rumbo al Sur como a una distancia de dos cuadras, desde donde fue llevada también por los aires a unas trece cuadras hacia el Norte.”
“Todo esto en medio del caos y los gritos de mucha gente que miraba desesperada todo lo que ocurría, y muchos salían corriendo en varias direcciones pensando que había llegado el tan anunciado fin del mundo”.
Condenados
¿Un trozo de hielo cayendo del cielo despejado? ¿Acaso estamos ante uno de esos hechos que el investigador norteamericano Charles Fort (1874/1932) denominaba “condenados” por resultar inexplicables?
Así, por ejemplo, anota Fort en sus archivos que, en el año 1800, en Seringapatam, en la India, se registró la caída de dos piezas de hielo que tenían el tamaño de un elefante pequeño. Agrega que “ese mismo año, informes del Instituto Smithsoniano revelan que en Estados Unidos cayeron piedras de hielo de 2 y 3 kilogramos. de peso”.
Pero, claro, no podemos dejar de subrayas que el artículo aparecido en el diario de Mariano Moreno usa la expresión “globos ígneos” para describir lo observado lo coincide con una de las clásicas descripciones que utilizan los ocasionales testigos presenciales para referirse a los ovnis”.
Este es el primer suceso mencionado por un medio de comunicación sobre el avistaje de ovnis en nuestro suelo.
El autor es Doctor en Psicología Social, magíster en Psicoanálisis, filósofo y escritor. Dirige uno de los institutos de la Sociedad Científica Argentina. Su más reciente libro es `Atrévete a vivir en plenitud’.
Publicado en el diario La Prensa, Buenos Aires
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