¡Hemos vuelto! En asuntos que a nadie le importan: Estábamos de vacaciones. Ahora sí, a lo que vamos. Como seguro ya sabe ex militares de Estados Unidos declararon bajo juramento ante el Congreso del vecino país la existencia de naves extraterrestres y que de ellas se habían recuperado restos “no humanos”, acto seguido otros militares salieron a tratar de descalificar diciendo que ni siquiera se habían visto tales naves, muy tarde porque para entonces los creyentes de clóset del fenómeno ovni se habían manifestado, dejando atrás el temor a la burla. Cuánta razón tenía Don Pedro Ferriz cuando cerraba su programa sobre el fenómeno ovni diciendo “y recuerde que ¡Un mundo nos vigila!”.
El estudio del fenómeno ovni no ha escapado a las modas y los cambios. Muy antes era común decir “platillos voladores” para referirse a los vehículos en los que se transportaban los seres de otros planetas, a los que a falta de pasaporte a todos los hicimos oriundos de Marte. Ahí está la canción de Tito Rodríguez “Los marcianos llegaron ya y llegaron bailando ricachá, ricachá, ricachá, ricachá, así llaman en Marte al chachachá” que da fe de esa etapa.
En la década de los 70 surgieron más estudiosos del tema y los “platillos voladores” pasaron a tener el científico nombre de ovni (objeto volador no identificado). En ese entonces, en México, Editorial Posada publicaba la revista Duda, que se volvió muy popular entre quienes sin miedo a la burla aceptaban creer en formas de vida más allá de las conocidas en nuestro planeta. Duda tenía corresponsales en Estados Unidos, España, Francia y en Países Bajos, así como un equipo de investigación con nombres de relevancia. Duda se convirtió en una publicación de culto y hoy en día la colección de sus ejemplares en buenas condiciones ronda los 20 mil pesos.
El archivo del fenómeno ovni ha sido también el quitapesares de altos funcionarios o de gobiernos en apuros. Si la opinión pública incomoda con cuestionamientos sobre algún tema pronto se filtra un video o unas fotografías para voltear la vista al cielo.
De unos años a acá, a los ovnis les enchularon la máquina y dejaron de ser Objetos Voladores No Identificados para convertirse en FANI (Fenómenos Aéreos No Identificados). Con su nuevo emplacado, los FANI han traído consigo la declaración de que son reales y no sólo una invención para distraer la atención de temas polémicos (a estas alturas hasta el Chupacabras va a salir de la habitación de animales fantásticos para resultar cierto).
A nosotros, que siempre nos han cuestionado sobre la ficción en las películas del Santo, el enmascarado de plata, hoy podemos decir: “cruza los dedos para que la trama de Santo contra la invasión de los marcianos (1966) no resulte cierta, con eso de que la realidad supera la ficción”.
Gracias por leer estas líneas. Nos encontramos en X, antes Twitter, en @MarisaPineda. Que tenga una semana de otro mundo.
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