Como si de un nuevo expediente Roswell se tratase, Estados Unidos y el mundo entero vive ocho décadas después de aquel incidente extraterrestre una nueva fiebre por el fenómeno ovni. Hasta tal punto ha llegado el interés alienígena que incluso el Congreso de EEUU ha tomado cartas en el asunto para intentar presionar al Pentágono y desclasificar numerosos documentos confidenciales sobre posibles avistamientos o episodios de fenómenos anómalos no identificados, un eufemismo utilizado por las autoridades para referirse a los ovnis.
En este punto, la Cámara Baja interrogó hace unas semanas a tres exaltos cargos de las Fuerzas Armadas estadounidenses con el objeto de conocer cuál era el alcance de un fenómeno que lejos de disminuir aumenta con el tiempo.
Las revelaciones de los militares retirados no tuvieron desperdicio y aseguraron bajo juramento que las autoridades americanas están en posesión de naves de origen extraterrestre y de restos no humanos. Incluso uno de ellos, el exoficial de Inteligencia David Gresch aseveró que el Gobierno posee un programa para intentar copiar la tecnología que viene de otros mundos, conocida como ingeniería inversa.
Hasta ahora, el Departamento de Defensa ha recopilado desde el incidente de Roswell miles de casos y expedientes sobre avistamientos, fenómenos anómalos en el cielo, extrañas luces y hasta encuentros con seres y naves desconocidas.
Precisamente, mucho se ha hablado y especulado sobre aquella noche de julio de 1947 cuando el granjero William Brazel, que caminaba tranquilo hacia su rebaño de ovejas se topó, de pronto, con un conjunto de piezas de metal en el suelo. Inmediatamente, Brazel reportó el hallazgo a las autoridades, que acordonaron la zona e impidieron el paso.
Días después, EEUU aseguró que, en realidad, el supuesto ovni de Roswell era un globo meteorológico, zanjando de esta forma una teoría conspiratoria sobre naves espaciales y alienígenas en territorio americano, una hipótesis que ya empezaba a calar en la población.
Tal fue la eficacia del Pentágono que la historia de Roswell se desvaneció hasta entrados los años 80, cuando un nutrido grupo de militares jubilados revivieron el misterio de esta pequeña localidad del estado de Nuevo México.
Para algunos creyentes del fenómeno ovni, el incidente de Roswell nunca dejará? de ser la prueba indiscutible de que el ser humano ha contactado con extraterrestres y el Gobierno de EEUU cuenta en su haber con restos de naves y seres procedentes de otros mundos.
Y eso a pesar de que en 1995 salieron a la luz una serie de vídeos fraudulentos en los que se mostraba una supuesta autopsia a alienígenas moribundos que habían sido capturados en las naves de Roswell.
Aquí juega también un papel importante la famosa Área 51, una enorme base militar secreta a tan solo 100 kilómetros de Las Vegas que es icono de teorías conspiratorias y operaciones para ocultar las pruebas de que existe vida extraterrestre.
El fenómeno ovni toma tal dimensión que el Pentágono decide tomar cartas en el asunto a principios del nuevo siglo y anuncia la creación de un departamento que analice el ingente número de avistamientos de sus Fuerzas Armadas. Sin embargo, el hermetismo de Washington llevó a la NASA en 2022 a investigar de manera independiente y científica este tipo de encuentros.
Una perspectiva científica
Desde hace apenas un año, la agencia aeroespacial estadounidense analiza a través de un grupo multidisciplinar el fenómeno ovni desde una perspectiva científica.
Durante este escaso tiempo, la NASA ha intentado estudiar a fondo qué hay detrás de los miles de avistamientos que se denuncian y eso que según los expertos solo se declara el cinco por ciento de todos los fenómenos que se observan.
Todos los estudiosos de la agencia llegaron a la misma conclusión: faltan datos de calidad para tener una opinión al respecto. Y así lo pusieron de manifiesto hace unas semanas cuando anunciaron que a pesar de que el análisis de avistamientos de objetos extraños en el cielo y bajo el agua avanza a buen ritmo aún falta mucha información.
A pesar de ello, revelaron una cifra crítica, tan solo el tres por ciento de los supuestos declarados como fenómeno ovni son realmente de origen desconocido.
Y aunque es algo humano querer dar una explicación extraordinaria a fenómenos que, a priori, no tienen explicación, la realidad es que la gran mayoría de avistamientos sucedidos hasta ahora han sido identificados como efectos atmosféricos o componentes de tecnología militar.
La tarea de la NASA no ha hecho más que comenzar, ya que antes de adentrarse en hipótesis o teorías sobre extraterrestes, la agencia quiere publicar un documento en el que se determine cómo usar las herramientas de la ciencia para analizar y categorizar el carácter de los ovnis.
Son muchos los que desean confiar en la NASA y en el Pentágono, ya que el fenómeno ovni no es otra cosa que un gran desafío intelectual por saber que hay ahí afuera.
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