3 de noviembre de 2024

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Las líneas de Nazca, los enigmáticos dibujos que cubren el desierto

Las líneas de Nazca, los enigmáticos dibujos que cubren el desierto

En la costa sur del Perú, en la pampa o meseta de Nazca y Palpa, se encuentra uno de los más sorprendentes vestigios de la arqueología andina: las famosas líneas de Nazca. Estas inmensas figuras, cuyo tamaño puede alcanzar los 275 metros de longitud, yacen en el suelo, dando vida a uno de los paisajes

En la costa sur del Perú, en la pampa o meseta de Nazca y Palpa, se encuentra uno de los más sorprendentes vestigios de la arqueología andina: las famosas líneas de Nazca. Estas inmensas figuras, cuyo tamaño puede alcanzar los 275 metros de longitud, yacen en el suelo, dando vida a uno de los paisajes más áridos del mundo. No es éste un caso único en los Andes, ya que sólo en la costa peruana existen otros cuarenta sitios con elementos parecidos, pero en ningún otro lugar hallamos una acumulación tan grande de diseños: las líneas de Nazca se extienden por una superficie de más de 500 kilómetros cuadrados.

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Técnicamente debemos llamarlas geoglifos (figuras trazadas sobre el suelo), y las podemos dividir en cuatro grupos según su diseño. El primero lo forman las líneas rectas, que son las más abundantes. Con una anchura que va de los cuarenta centímetros a los dos metros y medio, su longitud puede alcanzar incluso kilómetros, pues alguna se proyecta hacia fuera del valle. El segundo grupo lo constituyen los elementos rectangulares o triangulares, considerados tradicionalmente como puntos de reunión. El tercero está compuesto por formas geométricas tales como zigzags o espirales, y el cuarto grupo reúne los diseños figurativos. Aunque estos últimos apenas superan la treintena, son los que han dado fama mundial al sitio. Entre los geoglifos figurativos destacan los más naturalistas como el colibrí, el perro o la araña, pero se incluyen también formas que no encuentran referentes en el mundo real y que probablemente reflejen el universo sagrado de los nazca.

araña nazca

araña nazca

Esta imponente araña es otro de los famosos geoglifos zoomorfos de Nazca.

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Actualmente conocemos bien a los autores de esta singular manifestación artística. La cultura nazca ocupó la región entre los años 200 a.C. y 800 d.C. y tuvo como capital la ciudad de Cahuachi, un centro ceremonial con centenares de estructuras piramidales. Los nazcas enterraban a sus muertos en fardos funerarios que se depositaban en cámaras colectivas.

La sequedad del desierto momificaba los cuerpos de forma natural y permitía la existencia de un culto que implicaba visitar reiteradamente a los ancestros en sus tumbas. Aparte de los geoglifos, del arte nazca destaca la cerámica, que plasma un mundo sobrenatural habitado por personajes mitológicos que mezclan rasgos humanos y animales. Algunos de ellos, como la llamada popularmente «orca asesina» –un gran cetáceo que carga en sus manos un cuchillo y una cabeza decapitada–, se encuentran también representados en los geoglifos.

cerámica nazca

cerámica nazca

Cerámica de la cultura peruana de Nazca.

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Agricultura en el desierto

Lo más sorprendente de la cultura nazca es que se asentó en uno de los desiertos más áridos del planeta y logró cultivarlo para sostener a su población. Más aún, la agricultura permitió un aumento demográfico tan elevado que las últimas teorías apuntan a que su final lo ocasionó, entre otros, la sobreexplotación del huarango, el único árbol que crecía en la zona y que proporcionaba la madera necesaria para la vida cotidiana. ¿Cómo es posible aumentar desmesuradamente la población en un territorio donde los ríos no siempre llevan agua y casi no llueve?

desierto de nazca

desierto de nazca

Desde el aire puede apreciarse la vastedad del desierto peruano de Nazca, atravesado por la carretera panaméricana. En la parte superior se ven zonas de cultivo y en la inferior, el suelo aparece cubierto por cientos de líneas rectas que se entrecruzan entre sí y que fueron realizadas por los antiguos nazcas.

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La subsistencia de la población nazca fue posible gracias a un complejo sistema hidráulico que permitió aprovechar el agua del subsuelo. Los nazcas construyeron un conjunto de acueductos y canales subterráneos cuya eficacia se demuestra por el hecho de que aún se emplean en la actualidad. Gracias a esta ingeniería y al enorme esfuerzo destinado a su mantenimiento, los nazcas pudieron cultivar el desierto y alimentar a grandes poblaciones.

iStock  Geoglifo del Mono en Nazca

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Menos dedicación requirieron los geoglifos, pues, a pesar de su espectacularidad, su elaboración era relativamente sencilla. La composición geológica del valle en el que se ubican facilita este tipo de arte: el suelo está formado por una base de arena compacta de color claro cubierta por una capa de piedras pequeñas de color oscuro. Cuando se aparta la capa superficial de piedra aflora el suelo claro, lo que genera un gran contraste entre éste y el área que aún está cubierta por el material oscuro. Los nazcas retiraron las piedras de grandes áreas, dejando a la vista el suelo arenoso, y colocaban las piedras desechadas en el borde del área barrida, logrando un juego de sombras que aumentaba el contraste entre el área clara y la más oscura.

¿Qué eran las líneas de nazca?

Para establecer el diseño, los constructores trabajaban a escala partiendo de un patrón, probablemente dibujado sobre tela y que luego se reproducía en grandes dimensiones. Existe la convicción de que las líneas están hechas para ser contempladas desde el aire, pero su organización demuestra que no fue así. Las líneas se entrecruzan y se cortan unas a otras, de manera que no parecen responder a una visión de conjunto ni a una planificación previa; todo indica que cada línea es autónoma del resto. Ello puede deberse a que fueron elaboradas en etapas distintas o por grupos diferentes, pero nada sugiere que para los nazcas fuese importante el resultado visual del conjunto desde el aire. Probablemente porque jamás imaginaron que un día sería posible obtener semejante visión. 

el mono nazca

el mono nazca

El mono es una de los geoglifos más grandes de la pampa de Nazca, con 135 metros de diámetro, además de uno de los más conocidos. Es la representación de un simio con una larga cola en espiral y con sólo cuatro dedos en la mano derecha.

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¿Qué función tenían entonces las líneas de Nazca? A lo largo de los años se han elaborado numerosas hipótesis sobre el significado de estos geoglifos, pero existen cuatro teorías que han sido utilizadas reiteradamente.

La primera es la que entiende los geoglifos como caminos. Fue propuesta por primera vez a nivel científico por el arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe, quien creyó que eran vías ceremoniales ligadas a celebraciones religiosas, tales como procesiones. Esta hipótesis ha sido retomada por diversos autores, y aún en la actualidad es una de las más compartidas. Por ejemplo, estudios recientes han permitido encontrar líneas que comunican directamente con la entrada a la ciudad de Cahuachi, que habrían sido usadas como caminos para acceder a la capital de forma ritualizada –por ejemplo, haciendo procesiones–.

Otro grupo de hipótesis parte de la idea de que las líneas se relacionan con eventos astronómicos y/o calendáricos. La mayor impulsora de esta idea fue Maria Reiche, una matemática alemana que consagró su vida al estudio de los geoglifos hasta el punto de irse a vivir junto al sitio arqueológico. Su propuesta se sintetiza en la frase de su amigo Paul Kosok, un estudioso de los antiguos sistemas hidráulicos andinos, que definió las líneas de Nazca como «el libro de astronomía más grande del mundo». A pesar de que las hipótesis planteadas por Reiche han sido refutadas por investigaciones más recientes, la función astronómica de las líneas sigue siendo motivo de estudio. A ella debemos, además, el reconocimiento y protección del sitio, así como su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial.

El tercer enfoque interpretativo une las hipótesis que han intentado vincular los geoglifos con el recurso más preciado de los nazcas: el agua. Varios autores han sugerido que la función ritual de las líneas se relacionaba con el culto al agua y a las montañas de donde proviene. En los últimos años, esta idea ha adquirido protagonismo y cada vez son más los investigadores que establecen una relación directa entre los geoglifos y las fuentes de agua del subsuelo. El norteamericano David Johnson define el conjunto de líneas como un mapa del sistema hídrico subterráneo, y aunque hay evidencias que apuntan en esta dirección aún faltan estudios concluyentes.

Por último, algunas teorías vinculan las líneas con el mundo sobrenatural de los nazcas. Propugnan que los diseños figurativos podrían ser la plasmación de un panteón divino o la evidencia de tránsitos chamánicos inducidos por el consumo de sustancias psicotrópicas. Si bien resulta evidente que las líneas tienen relación con la cosmovisión nazquense y forman parte de sus rituales, el conocimiento del mundo religioso nazca es difícil de abordar científicamente.

El enigma continúa

Aparte de estos cuatro enfoques, que reúnen la mayor parte de las investigaciones, hay otras hipótesis que aluden a la iconografía de las líneas, entendiéndolas, por ejemplo, como un gran atlas o un enorme tejido. Otras, en cambio, abordan su funcionalidad obviando sus formas, como la propuesta de Wiliam H. Isbell según la cual la construcción de los geoglifos era una forma de invertir la mano de obra en las épocas en las que no había trabajo en el campo.

astronauta nazca

astronauta nazca

La mayoría de geoglifos de las pampas de Nazca se realizaron en superficies llanas, pero unos pocos, como esta curiosa figura antropomorfa conocida popularmente como Astronauta u Hombre-búho, se trazaron en las laderas de pequeñas colinas.

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A pesar de los muchos intentos de los investigadores para desentrañar sus misterios, las líneas de Nazca siguen generando más preguntas que respuestas. Esto ha propiciado la aparición de hipótesis acientíficas que presuponen una autoría no humana de los geoglifos. Un ejemplo son las teorías de Erich von Däniken, quien, en la década de 1970, consideró que las líneas eran pistas de aterrizaje usadas por naves extraterrestres que habían visitado la Tierra en el pasado. Seguramente hay preguntas sobre los geoglifos a las que la ciencia no podrá responder porque sus respuestas están en otro mundo, pero no en el espacio exterior, sino en el mundo sagrado de la cosmovisión nazca. Un lugar aún inaccesible, pero que, a través de la investigación, quizás algún día también podamos sobrevolar.