17 de diciembre de 2024

Extraterrestres

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Vienen los extraterrestres. Bueno, siempre han estado aquí, con nos. Todos los niños de los 70 que vimos Proyecto UFO (la famosa rueda que vio Ezequiel en el cielo era un ovni, seguro) y después Expedienté X sabemos que queremos creer, con nuestro póster con el platillo volante en la habitación y la foto de

Vienen los extraterrestres. Bueno, siempre han estado aquí, con nos. Todos los niños de los 70 que vimos Proyecto UFO (la famosa rueda que vio Ezequiel en el cielo era un ovni, seguro) y después Expedienté X sabemos que queremos creer, con nuestro póster con el platillo volante en la habitación y la foto de Mulder en la carpeta del colegio.

En aquella época era famoso el Doctor Jiménez del Oso, un señor barbudo y muy serio que igual te hablaba de psicofonías aterradoras (aún guardo un CD con un montón de psicofonías que dan entre risa y pavor) que de naves espaciales avistadas por pilotos de caza americanos. Porque siempre van a Norteamérica. Los extraterrestres se ven atraídos por el Capitolio como las moscas al azúcar y las gaviotas al pincho de tortilla. No entiendo como no se pasan por Italia o España, por lo menos comerían mejor y más sano. Lo más probable es que si algún extraterrestre cae en Galicia acabe siendo llamado “Fodechincho” por lugareños hartos del turismo de masas e interrogado para ver si sabe pronunciar Sanxenxo.

Había una colección muy famosa de Plaza y Janés llamada “Colección otros mundos”, unos libros de tapa dura y encuadernación de tela que los frikis devorábamos sin el menor criterio. Desde el famoso “El misterio de las catedrales” de Fulcanelli hasta “El retorno de los brujos” de Jacques Bergier y Louis Pauwels, buscábamos en rastros y mercadillos o bibliotecas todos los volúmenes apasionantes llenos de historias increíbles, de mentes capaces de doblar la materia, de viajes astrales, caras de Bélmez y seres verdes que llegaban a la Tierra en son de paz al principio para después destruir el planeta y quedarse con los recursos. Sabíamos que todo aquello eran cuentos imposibles, pero ahí estábamos, haciendo la Oui-Ja muertos de miedo, viendo reportajes sobre las caras de Bélmez, subiendo a la Zapateira a intentar avistar algún OVNI despistado buscando el Capitolio o los votos desaparecidos de Feijóo-con-acento.

La NASA ha nombrado un “comité de expertos” para elaborar un informe sobre ovnis. Más que expertos, que ya está la cosa un poco pesadita, han convocado a científicos distinguidos tras las declaraciones polémicas de David Grusch, alto cargo del servicio de inteligencia del ejército del Aire de Estados Unidos. Grusch afirmó que su país tiene un programa secreto que captura, recupera y estudia los fenómenos aéreos no identificados (los antiguos UFO ahora se llaman UPA, cosas veredes). Lo mejor vino cuando soltó que tienen pruebas de biologías no humanas y objetos extraterrestres. Una nave del tamaño de un campo de fútbol. Ni más ni menos. Ahora las naves se miden en Bernabéus. No quiero imaginar una de esas pasando por el cielo de Coruña con todos los de la playa del Matadero protestando porque les quita el sol.

Si los extraterrestres, como los vampiros, existen, imagino que vienen a la Tierra de vacaciones. Dejan la nave del tamaño de un campo de fútbol aparcada bajo el mar, se cambian de forma como en una serie de Marvel, se hinchan a cigalas y pulpo a feira y al final un mojito viendo la puesta de sol en la Costa da Morte. No veo plan mejor ahora que se han acabado las elecciones, que aprovechen que tenemos un par de semanas en paz antes de que vuelvan a la carga los políticos.