Esta semana, aficionados y defensores del fenómeno ovni levantaron los brazos en señal de victoria al darse a conocer testimonios de ex pilotos militares que testificaron en el Congreso de Estados Unidos acerca de que ese país oculta la realidad sobre objetos volares; que ellos los vieron y que hasta sabían de la recuperación de restos de aeronaves y cuerpos no humanos.
Incluso el viernes el director de la NASA, quien ha dicho que cree que hay vida afuera, informó que la agencia preparaba un informe que despejaría las dudas de «tantas sospechas sobre alienígenas».
Consultados al respecto, el astrónomo Pedro Valdés Sada y el divulgador astronómico Pablo Lonnie Pacheco Railey dan su opinión ante esta ola de declaraciones: no hay pruebas.
«Es algo publicitario, no ofrecieron evidencias», dice Valdés.
«Pareciera que el gobierno norteamericano está tendiendo una cortina de humo para desviar la atención de la crisis política y económica que tienen encima», añade Pacheco.
Ambos recuerdan que se le llama Objeto Volador No Identificado, OVNI, a algo cuya identidad y origen se desconoce, pero que no por inexplicable se le puede catalogar como extraterrestre.
«Desde que existe la observación del cielo se reportan fenómenos y objetos desconocidos», comenta Pacheco. «Por increíble que parezca y, a pesar de los avances en tecnología y conocimiento científico, las personas (incluyendo algunos pilotos) siguen mostrando desconocimiento respecto de cosas que ya están plenamente identificados».
Valdés explica que catalogar lo que se ve en el cielo es antiguo: «Los relámpagos eran por la ira de Zeus: hoy sabemos que son descargas eléctricas. Antes los ovnis eran apariciones religiosas, ahora les dicen extraterrestres porque siempre a lo inexplicable nos gusta darles explicación sobrenatural, algo que concuerde con nuestra narrativa de creencias».
La ciencia, sin embargo, advierte que ningún objeto puede moverse más rápido que la luz. No hay argumento, actual, que permita hablar de un viaje interestelar.
Ahora bien, ¿es posible la vida afuera? «¿Por qué no?», dice Pacheco. «Más complicado es esperar que haya vida ‘inteligente’ y capaz de viajar por el espacio interestelar. Las distancias son inmensas. Según los biólogos, las primeras formas de vida en nuestro planeta datan de hace 4 mil millones de años y ¿cuánto tiempo lleva el ser humano en la Tierra? Casi nada en comparación, así que si encontráramos un planeta habitado consideremos que es más fácil encontrar formas de vida primitivas que avanzadas».
¿Qué pueden ser las cosas en el cielo entonces? Fenómenos astronómicos, meteorológicos, chatarra, experimentos, globos meteorológicos, dirigibles. ¡Hasta globos espías chinos! O algo que simplemente no se explica.
Dice Valdés: «En las clases siempre comento que, algo que tú no puedes explicar, no quiere decir que te da permiso de inventar una explicación que satisfaga tu forma de pensar».
Pacheco, por su parte, agrega: «Siempre es grato observar los fenómenos y objetos que la naturaleza (o la tecnología humana) nos ofrece. Sólo que tengo un fuerte compromiso, conmigo mismo, de no dejarme llevar por explicaciones que se alejen de la realidad. Para eso, procuro estar documentado, lo más posible, de los diferentes fenómenos y objetos que existen.
«Será maravilloso cuando vea algo cuya explicación desconozca. No pierdo la esperanza en que algún día suceda, pero procuro nunca despegar mis pies del suelo».
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