Una nueva solución a la Paradoja de Fermi sostiene que, sencillamente, podríamos no ser lo suficientemente interesantes para los alienígenas
¿Por qué no hemos contactado todavía con extraterrestres?
Si es cierto, se trata de un nuevo golpe a nuestro ego. Y es que la Tierra (y sus habitantes) podría no estar a la altura de las expectativas de una supuesta civilización extraterrestre avanzada. En otras palabras, nuestra inteligencia no pasa el corte, y nuestro planeta, a sus ojos, podría parecer primitivo y aburrido.
Esa es la conclusión a la que ha llegado Amri Wandel, astrofísico de la Universidad Hebrea de Jerusalén, cuya teoría acaba de aparecer en el servidor de prepublicaciones arXiv. Según su análisis, si resultara que la vida ha evolucionado en muchos planetas de nuestra galaxia, los extraterrestres avanzados podrían estar más interesados en aquellos en que no solo hay signos de actividad biológica, sino también de tecnología.
El nuevo estudio explora la célebre paradoja de Fermi, que sostiene que, dada la edad del Universo, no puede descartarse que alguna civilización extraterrestre haya conseguido ya desarrollar viajes espaciales de larga distancia y que, por lo tanto, tenga la capacidad de visitar la Tierra. Cosa que sin embargo, y hasta donde sabemos, no han hecho, lo cual podría ser un indicativo de que no hay en la Vía Láctea más vida inteligente que la nuestra.
Pero hay más posibilidades. Durante las últimas décadas en efecto, los expertos han sugerido todo un abanico de explicaciones alternativas: tal vez los alienígenas visitaron la Tierra en el pasado, antes de que los humanos evolucionaran o fueran capaces de registrar la visita. O quizá los viajes espaciales de larga distancia son más difíciles de lo que se creía y nadie ha conseguido hacerlos todavía. O puede que los extraterrestres desarrollaron una civilización avanzada hace demasiado poco tiempo y su tecnología no esté aún lo suficientemente avanzada como para llegar a la Tierra. Incluso se ha llegado a sugerir que podrían haber decidido deliberadamente no explorar el cosmos.
Una posibilidad intrigante
En su estudio Wandel ofrece otra posible explicación: que la vida es extraordinariamente común en la Vía Láctea. Y si resulta que muchos de los planetas rocosos y en zonas habitables de la galaxia tienen vida, es más que probable que los extraterrestres no quieran desperdiciar sus recursos enviando señales a todos ellos, y que, para evitar el riesgo de estar tratando de comunicarse con algas o microorganismos, decidan concentrarse solo en los mundos que muestren signos de una tecnología avanzada.
Pero las señales tecnológicas pueden ser muy difíciles de detectar. Y hay que tener en cuenta, además, que la Tierra solo ha estado emitiendo señales detectables desde el espacio desde la pasada década de 1930. Viajando a la velocidad de la luz, pues, nuestras señales apenas han tenido tiempo de llegar a unas 15.000 estrellas de nuestro entorno, una diminuta fracción de los cerca de 400.000 millones de estrellas que la Vía Láctea contiene.
Por no hablar, escribe Wandel, de que se necesita tiempo para que cualquier posible mensaje de respuesta de los extraterrestres viaje hasta nosotros. De hecho, solo las estrellas dentro de un radio de 50 años luz han tenido tiempo de responder desde que la Tierra comenzó a transmitir ondas de radio fuera del planeta.
Y peor aún, nuestras señales de radio más antiguas no se enviaron deliberadamente al espacio, por lo que son muy débiles y probablemente no puedan ser distinguidas con claridad a más de un par de años luz de distancia. La primera transmisión deliberada de alta potencia enviada por la humanidad a los extraterrestres fue el mensaje de Arecibo en 1974, dirigido al cúmulo estelar globular M13, a 25.100 años luz de distancia. Es decir, que ese mensaje apenas se ha alejado 48 años luz de nosotros y, en el mejor de los casos, faltan aún más de 25.000 años para que alcance su destino.
Según los cálculos de Wandel, sería necesario que existieran por lo menos 100 millones de planetas tecnológicamente avanzados en nuestra galaxia para que alguna de nuestras emisiones haya llegado hasta otra forma de vida inteligente. Con el tiempo, y a medida que nuestras conversaciones por radio se intensifiquen, las probabilidades de que alguien las escuche irán aumentando.
Según el artículo, lo que parece estar muy claro es que no existen civilizaciones inteligentes a menos de 50 años luz de la Tierra, y que si existen y nos han detectado, no han visto en nuestro mundo suficientes señales de inteligencia como para resultarles interesantes. Más lejos de 50 años luz, incluso si una civilización hubiera estudiado nuestro planeta, no habría visto en él ni el mínimo rastro de tecnología.
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