Después de dos semanas de silencio, la NASA recuperó este viernes el contacto con la sonda Voyager 2, la única nave humana que visitó Urano y Neptuno, los planetas más alejados de la Tierra. La comunicación se había cortado el 21 de julio, cuando el envío de una serie de comandos causó una desviación en la antena que emite los mensajes. La sonda está ahora a 19.900 millones de kilómetros de la Tierra, tan lejos que las comunicaciones en uno y otro sentido tardan 18,5 horas.
Lanzadas el 20 de agosto de 1977, Voyager 1 y Voyager 2 enviaron imágenes subyugantes del anillo más distante del Sistema Solar, pero su viaje tenía un propósito aun más ambicioso: que si hay alguien más allá afuera, conozca quiénes somos y cómo vivimos. Cada sonda lleva un disco de 30 centímetros de diámetro recubierto de oro, cuyo contenido fue seleccionado por la NASA y un comité liderado por el astrónomo, astrofísico y divulgador Carl Sagan (1934-1996).
Esas cápsula del tiempo espaciales tienen fotos de la Tierra, sus paisajes, flora y fauna; láminas de anatomía humana; edificios emblemáticos como la ópera de Sidney, el puente Golden Gate de San Francisco y el Taj Mahal; imágenes de bailarinas de Bali y de la etóloga Jane Goodall con sus chimpancés; una página de los principios de Newton y una partitura de Beethoven. También, claro, instrucciones para reproducir todo el contenido.
Los científicos creen que los extraterrestres podrían contactarnos en 2029
La sección de audio incluye el primer movimiento de la Quinta sinfonía de Beethoven, tres piezas de Bach, un aria de La flauta mágica de Mozart, música de mariachis, un blues de Louis Armstrong y “Johnny B. Good”, de Chuck Berry. También hay saludos en 50 idiomas, los sonidos de la erupción de un volcán, del golpeteo de dos piedras y del contacto suave de un beso. Optimistas incansables, Sagan y la NASA llegaron a incluir la onda de un electroencefalograma en plena meditación, para que una civilización avanzada pueda leer nuestros pensamientos.
Aun así, conviene moderar el entusiasmo. Los cálculos más realistas indican que el encuentro con una especie extraterrestre solo podría darse cuando las sondas pasen junto a las estrellas que encuentren en su trayectoria. Para Voyager 1 será dentro de 44.000 años. Su gemela tardará un poco menos: 33.000. Si no hay noticias entonces, habrá que seguir esperando.
MVB JL
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