19 de octubre de 2024

Extraterrestres

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El Tribuno

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El objeto volador no identificado avistado en agosto de 1995 en la zona de Anta, durante 28 años mantuvo en vilo a miles de personas y dio origen a su vez a las más descabelladas hipótesis acerca del origen y también de su posible ubicación en las Sierras Coloradas.Un panel realizado por este medio en

El objeto volador no identificado avistado en agosto de 1995 en la zona de Anta, durante 28 años mantuvo en vilo a miles de personas y dio origen a su vez a las más descabelladas hipótesis acerca del origen y también de su posible ubicación en las Sierras Coloradas.

Un panel realizado por este medio en Joaquín V. González, del que participaron algunos de los principales protagonistas de aquella «expedición en busca del ovni» que el pueblo anteño cuajó después de varias reuniones donde se debatieron diversos temas, incluso acordar el destino del artefacto si la expedición lo hallaba. Del panel participaron Tony Galvagno, Marcelo Wayar, Oscar Álvarez, Orlando Cajal y el periodista Marcelo Vera, todos concluyeron que aquella tarde del 17 de agosto de 1995, un hecho sin precedentes se vivió en la localidad de González, en Anta.

Relataron que tras una o dos explosiones de terror, seguidas de un temblor de tierra, los pobladores ganaron la calle y levantaron la vista al cielo, en donde descubrieron muchos de ellos la estela blanca en línea perpendicular que señalaba un lugar, aparentemente cercano al río Juramento.

Tony Galvagno aseguró que cientos de pobladores salieron disparados hacia la zona del río. También corrobora este detalle el vecino Oscar Álvarez, que describió claramente el momento vivido y el sentir de su pueblo. Galvagno dijo que buscó su avión y recorrió todo el río, sin hallar nada. A su regreso, el pueblo de J. V. González ya tenía en mente organizar una búsqueda de aquel objeto, idea que cumple 28 años y que desvela a esta vieja guardia, pero también a cientos de personas en el mundo. Todos coincidieron en que el estruendo fue monstruoso y el sismo asustó a todo el vecindario, con la salvedad es que algunos los vieron, otros lo sintieron.

Para Galvagno, la desintegración del bólido sin dejar restos es una prueba de un fenómeno ovni. Solo improntas quedaron en las sierras.

El periodista radial Marcelo Wayar aseguró que se hallaba en un descampado y fue testigo del avistamiento, describió el objeto como muy brillante, más grande que un avión cuando surcan los cielos.

Wayar también hizo mención a que su teléfono no paraba de sonar aquellos días y que él transmitía las noticias que le llegaban de la expedición comandada por el piloto de avión Tony Galvagno, desde algún punto cercano a las Sierras Coloradas. Rememoró además la llegada de diversos medios nacionales y de las revistas más leídas del país. «El tema era y es un misterio y aún hoy no tiene una explicación, sino varias».

 MESA PANEL. Tony Galvagno, Marcelo Wayar, Oscar Álvarez, Orlando Cajal y el periodista Marcelo Vera, todos concluyeron que aquella tarde del 17 de agosto de 1995, un hecho sin precedentes se vivió en la localidad de González.

Recordó, por ejemplo, que antes de partir, en una de las últimas reuniones se habló de qué hacer con el objeto, de ser hallado éste. Con algo de sorna y convencido aseguró que se convino en que iba a ser vendido.

En el panel, Orlando Cajal, empresario de medios, dio su testimonio, pero éste tuvo como origen otro lugar del Chaco, a decenas de kilómetros de J. V. González. El hoy empresario relató que aquel día se hallaba en el límite con Santiago del Estero colocando una antena para un canal de televisión privado, cuando de pronto, a la hora del asado, vio claramente una nave de color aluminio brillante y velocísima, que atravesó el cielo cortándolo en dos con una estela blanca. El hombre aseguró que estaba junto a un ingeniero y a un empleado y quedaron mudos, porque el objeto, cerca del horizonte, explotó, desintegrándose y dejando dos hongos en el cielo. «Era un humo denso, que no se disipaba», rememoró.

En tanto, el periodista Marcelo Vera aportó que todo lo que escuchó acerca del tema tiene como punto de referencia la presencia de una nave. La historia hoy se condimenta con el testimonio de un policía, que introduce 28 años después algo revelador, único y que da lugar a otras especulaciones, alguna vez tratadas como disparatadas.

Cerraron los accesos a la sierra

Tras la explosión, el sismo y la llegada inmediata de la prensa nacional, la consternación se apoderó de todos. Jamás había pasado, nadie se explicaba cómo en horas habían cercado todos los accesos a la Sierras Coloradas, con custodios ajenos a la seguridad provincial. Solo gendarmes y hombres de uniformes extraños fueron los encargados de encriptar el tema. La razón la develó un comisario de Gaona, 28 años después.

También algunos de los integrantes de la expedición denunciaron que fueron objeto de persecuciones y aseguraron que en aquellos días la orden era abortar la expedición, que no vuele el avión por la zona y que nadie ingrese al perímetro de Sierras Coloradas. Ese proceder misterioso fue achacado a una orden emanada desde «arriba». 

«Yo pensé que había explotado en el aire el avión presidencial»

En efecto, el caso del ovni de Joaquín Víctor González es único y lo prueba un testigo que 28 años después del suceso y echa al mismo un poco de claridad, pero a la vez abre una nueva línea investigativa, que ya había sido esbozada por alguien hace un tiempo y tratada como delirante.

Marcelo Agüero Urquiza, de profesión historiador y escritor, aseguró a El Tribuno que en esa su juventud, en 1995, se desempeñaba como jefe policial del destacamento Gaona, localidad que se encuentra entre Joaquín Víctor González y El Quebrachal.

El historiador dijo haber quedado prendado de la historia que deconstruye nuestro matutino y agregó su humano testimonio, que relata una situación jamás develada de aquel inolvidable mediodía de agosto de 1995.

Algunos vecinos de Anta relataron a El Tribuno que las improntas que dejó aquel objeto le sugieren que se trató de un ingenio humano explosivo. «Dejó una estela como si por el cielo hubiera sido surcado por una nave o proyectil velocísimo y brillante, que produjo una explosión que generó un hongo en el cielo. Ovni o nave: el misterio sigue intacto.

Agüero Urquiza relató -parte grabada y otra en off (ver video)- lo ocurrido aquel mediodía: «A nosotros nos ordenaron a media mañana dirigirnos a una finca de nuestra jurisdicción, un establecimiento rural único en la zona y nuestra tarea era evitar que cualquier curioso o persona intentara ingresar al predio, donde se nos dijo que se iban a reunir importantes personalidades del hacer político y financiero de la Nación y la Provincia.

  El escritor e historiador Marcelo Agüero Urquiza.

Cuando llegamos ya había aterrizado en la pista del establecimiento rural un avión privado, trasladando al mismísimo presidente de entonces, Carlos Saúl Menem, a banqueros e inversores, quienes se reunían allí -supuestamente- con gente ligada al poder y a la política provincial.

Allí estuvimos controlando el acceso hasta el mediodía, almorzamos custodiando la puerta y solo le dimos paso a una camioneta importada -única quizá en esos años-, que venía con sus custodios personales fuera del vehículo, aunque nunca supimos quiénes venían en su interior.

Todo era normal, el sol estaba bravo y el cielo celeste y decido ir al baño. Tomo el móvil y me dirijo hacia el destacamento y, al ingresar, siento un estruendo brutal, que levantó las chapas del techo e hizo temblar el piso. Salí como pude y vi en el cielo una estela blanca y dos hongos nítidos de las explosiones, pensé lo peor: creí que el avión presidencial había estallado en el aire y luego, por la estela perpendicular, pensé que se había desplomado en picada y se había estrellado, ahí nomás. Volví y mis compañeros me dijeron ‘no fue aquí’. Minutos después nos relevaron del portón, los asistentes se retiraron aunque no sé si vía terrestre o cómo lo hicieron. Lo llamativo fue que al llegar al destacamento, el jefe de Unidad nos sacó a buscar el objeto por rutas que nos llevaron al límite con Santiago del Estero, a kilómetros del lugar del supuesto impacto. Quizá por eso, o por otra causa, la policía de la zona no estuvo en la operación ovni. Para mí fue una explosión de guerra».

La similitud con un caso de 1978, en Bolivia

El 6 de mayo de 1978 a las 4.30 una nave como un relámpago fue vista en una gran área de la región boliviana limítrofe con Argentina, por cientos de pobladores de la zona. En ese momento se produjo una gran explosión, que hizo temblar toda la zona, comparable con un terremoto. Las casas de los lugareños temblaron y en una zona de unos 50 o 60 kilómetros a la redonda, reportaron los testigos entonces.

También en las poblaciones argentinas de Orán, Tartagal, Aguas Blancas y Colonia Santa Rosa, en Salta, sintieron la gran explosión y el movimiento de la tierra por el impacto. Algunos testigos dijeron que vieron pasar a gran velocidad un objeto de apariencia metálica, que iba como silbando, cegando por momentos a los curiosos. «Tenía una conformación cilíndrica sumamente brillante. Siguió su trayectoria despidiendo un humo azulado por su parte posterior, se lo veía claramente hasta que chocó contra la ladera del monte Zaire. El fogonazo y la explosión fueron tan tremendos que nos arrojó al suelo, en ese momento tembló toda la tierra», quedó plasmado en un testimonio.  Un alto jefe de la Fuerza Aérea Boliviana manifestó que no se trataba de un satélite artificial, cosa que había sido sugerida por el embajador de los Estados Unidos. También se requirió la opinión de científicos, quienes dijeron abiertamente que no era un meteorito ni satélite y sí «algo dirigido inteligentemente». 

En julio del 1995 hubo otro fenómeno ovni en Bariloche

Tras un pedido formal de la Comisión de Estudios del Fenómeno OVNI de la República Argentina (Cefora), el Gobierno accedió en 2020 por primera vez en la historia a desclasificar archivos sobre posibles avistamientos de naves extraterrestres e hizo públicos los datos disponibles sobre el denominado «Caso Bariloche», ocurrido en 1995.

De esta manera, toda la investigación de este hecho, incluyendo las conversaciones entre la torre de control y los pilotos de los dos vuelos que habrían tenido contacto con el objeto no identificado, se encuentra disponible bajo el expediente 2020-60053899-APN-DNAIP#AAIP, con fecha del 9 de septiembre de 2020.

Se trata de los primeros documentos a los que logra acceder Cefora, una organización civil que «viene desarrollando una intensa campaña de solicitud de acceso a la información pública de cara a la sociedad, a través de la ley 27.275, que faculta al ciudadano a pedir información a cualquier organismo del Estado».

El avistaje ocurrió el 31 de julio 1995 y tiene como protagonistas al capitán Jorge Polanco, de Aerolíneas Argentinas; a los comandantes Rubén Cipuzak y Juan Domingo Gaitán, de Gendarmería Nacional; y al jefe del Aeropuerto de Bariloche, Daniel García. De acuerdo con un comunicado emitido por Cefora luego de que se desclasificaran estos archivos, todo comenzó cuando «Polanco, en operación de aterrizaje, fue interceptado por un objeto que lo obligó a realizar una maniobra de escape de alto riesgo».