4 de octubre de 2024

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Basta de basura

Basta de basura

Lo que más nos gusta es lo que más nos hace daño. Difícil ignorar la sabiduría popular cuando puede servirnos para entender nuestras aficiones personales, hábitos alimenticios y hasta relaciones sentimentales. Vivimos en una época de excesos donde nadie se atreve a decirle al de al lado, quizá por falta de estatura moral, lo que

Lo que más nos gusta es lo que más nos hace daño. Difícil ignorar la sabiduría popular cuando puede servirnos para entender nuestras aficiones personales, hábitos alimenticios y hasta relaciones sentimentales. Vivimos en una época de excesos donde nadie se atreve a decirle al de al lado, quizá por falta de estatura moral, lo que es mejor (o peor) para ellos. ¡Basta de contenidos basura!

En los medios de comunicación triunfan los contenidos basura y ya muy pocos se detienen a pensar en cuánto daño nos hacen, no sólo a nuestro intelecto, también a nuestra alma. ¿Por qué habríamos de elegir un programa de televisión que despierta lo más básico y beligerante de las personas como La Casa de los Famosos o una película que legitima los pensamientos de conspiración como Sound of Freedom o una red social que incita al odio como X/Twitter? Poco a poco se va erosionando lo que nos queda de humanidad.

Tendríamos que pensar en nuestros hábitos de consumo, literalmente, en términos nutricionales: la cultura como alimento del intelecto. “Eres lo que comes”, dice otro adagio popular, y tal máxima también debería regir lo que consumimos culturalmente. Hemos desarrollado un desorden alimenticio, una especie de “bulimia” cultural que nos ha convertido en consumidores compulsivos de contenidos basura.

De acuerdo con Televisa, el estreno de La Casa de los Famosos tuvo un alcance de más de 12.7 millones de personas, convirtiéndose en el programa más visto de México, algo que pretenden superar con la final del 13 de agosto. Revisando las redes sociales durante cada emisión, encontramos que los fans dicen cosas como: “los mejores contenidos siempre los da Wendy… los demás no generan buenos contenidos”. Parece que todos son expertos.

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¡Basta de basura! Foto: La Casa de los Famosos, Televisa/ViX

Según el filósofo Federico Campagna, las sociedades occidentales vivimos en un “nihilismo técnico” donde nada puede existir a menos que se traduzca al lenguaje de la producción económica y se convierta en trabajo. Podríamos decir que los famosos, influencers y el tipo de gente que participa en un reality show está convencida de que su mera existencia es un “trabajo” y le han hecho creer a la sociedad que pararse frente a una cámara es “generar contenido”.

Pero recientes estudios, en países como Noruega e Italia, han confirmado lo que ya sabíamos, que ver demasiada televisión afecta el coeficiente intelectual (CI), sobre todo el de los niños. En un periodo de 10 años, el CI se puede reducir hasta en 1.8 puntos, dando como resultado adultos con poco compromiso cívico que se vuelven apáticos y no votan durante las elecciones (Television, Cognitive Ability, and High School Completion, 2017).

¡Basta de contenidos basura!

No es la primera vez que, ante graves crisis políticas y económicas, los líderes mundiales y los medios de comunicación nos bombardean con noticias basadas en el miedo, la paranoia y la superstición, y con contenidos basura que nos distraen de los temas que importan. Es una fórmula probada, con innumerables ejemplos a lo largo de la historia, aunque ahora es fácil descartarlos como teorías de conspiración.

¿No es demasiada coincidencia que hoy las plataformas de streaming revivan casos como el Chupacabras, la Mataviejitas, los Narcosatánicos o el asesinato de Paco Stanley? A decir de los anglosajones, la “ingeniería” de pánicos sociales (otra forma de pánico moral) es una estrategia que las élites utilizan para desestabilizar a la sociedad. Crear “cortinas de humo”, literalmente, es una táctica de guerra, pero hoy también se refiere a todo aquello que sirve para distraer nuestra atención.

Justo ahora, cuando deberíamos enfocarnos en seguir combatiendo la desigualdad social, en denunciar cómo las grandes corporaciones pretenden acabar con los sindicatos de trabajadores o cómo la -ahora muy real- Inteligencia Artificial está afectando nuestros empleos, preferimos sentarnos a ver Barbie y escuchar corridos tumbados.

Netflix estrenó La dama del silencio, un documental sobre la Mataviejitas, HBO lanzó La narcosatánica, ViX hizo lo propio con El show: Crónica de un asesinato (sobre Paco Stanley) y Ellas soy yo (sobre Gloria Trevi), mientras que Disney Plus incluyó en su catálogo El último Chupacabras y Netflix realizó su propia película para niños titulada Chupa. Producciones inspiradas en casos que afectaron directamente a México y que fueron explotados por los medios de comunicación en tiempos de crisis.

¿No es raro también que -otra vez- la conversación gire en torno al fenómeno OVNI? El eterno debate que divide a la sociedad y que solamente nos desgasta porque siempre permanece como un misterio sin resolver. Según Holman W. Jenkins Jr., que ofrece información muy sustanciosa en su columna para The Wall Street Journal, los ovnis son la cortina de humo favorita de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos (como la CIA y el FBI), que promueven información falsa y tendenciosa para provocar histeria entre los ciudadanos y así encubrir otras operaciones.

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Ver televisión afecta el coeficiente intelectual. ¡Basta de contenido basura! Foto: Envato Elements

Cuando en 1999 apareció por primera vez el reality show conocido como Big Brother, se dijo que estaba inspirado en 1984, la novela distópica de George Orwell sobre una sociedad constantemente vigilada por el Estado. Pero más importante, y menos conocido, es su antecedente en la vida real, el Experimento de la cárcel de Stanford, un estudio psicológico realizado en 1971 en Estados Unidos que pretendía replicar las condiciones de vida de las cárceles y que fue suspendido por generar violencia entre sus participantes.

Es digno de reflexión que el formato de Big Brother siga siendo tan exitoso aún cambiando su nombre por La Casa de los Famosos, borrando cualquier conexión con los laboratorios de la Universidad de Stanford, el patrocinio de la Armada de Estados Unidos o cualquier otra pista que pudiera poner a pensar al público en algo más allá de lo superficial. En tiempos de redes sociales como TikTok, los aspirantes a este concurso ya no se sienten vigilados sino que disfrutan haciendo públicas sus vidas y renunciando voluntariamente a su privacidad. Intercambian su libertad por fama, como el nuevo título lo anuncia.

De acuerdo con el profesor y crítico cultural, Neil Postman, la televisión reduce los temas serios a simple entretenimiento y convierte la vida pública en una actuación. En su libro, Divertirse hasta morir: El discurso público en la era del show business (1985), escribió: “Orwell temía que la verdad nos fuera ocultada. Huxley temía que la verdad fuera ahogada en un mar de irrelevancia”.

Breves

  • Hablando de telebasura, el 11 de agosto estrena en ViX Ellas soy yo, la bioserie inspirada en la vida de Gloria Trevi, producida por Carla Estrada, y en Netflix el documental sobre el juicio de Johnny Depp, Depp V Heard, el 16 de agosto.
  • La XXII edición del Festival Internacional de Cine de Horror, Macabro, se realizará del 15 al 27 de agosto en diversas sedes de la Ciudad de México. Checa la programación en su sitio.
  • Se anunció la apertura de la nueva Cineteca Nacional de las Artes para este 15 de agosto con una programación de cine mexicano, mientras que en la Cineteca tradicional estrenará Pasajes, una producción de Mubi del director Ira Sachs, y se exhibe la Semana de Cine Alemán 2023 con títulos como Cielo Rojo, de Christina Petzold.

Más del autor: Wendy Guevara: la persona versus el personaje